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EXPLOTACIÓN PETROLÍFERA AMAZÓNICA. INFLUENCIAS SUBVERSIVAS Y CONSECUENCIAS SOCIALES

kyrrex8 de Julio de 2013

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INTRODUCCIÓN

Propongo hacer una revisión de los efectos sociales que implican la intervención de las empresas petrolíferas y su vinculación con las AUC, asimismo los efectos ambientales de dicha explotación en parte de la Amazonía occidental colombiana, desde su inicio hasta ahora.

Inicialmente, explicare el contexto histórico de la producción petrolera en la amazonia colombiana, para lo que mostrare una leve periodización a través de la cual se van mostrando los sectores que se van incorporando y el tipo de emprendimientos que se realizan.

Luego, analizare los diferentes procesos de colonización hacia el piedemonte amazónico, amparados por el Estado colombiano, que en el caso particular del Putumayo se vieron favorecidos por el desarrollo de la industria petrolera; por otro lado los efectos sociales contradictorios de la explotación del crudo: en la medida en que las comunidades indígenas asentadas en la zona se desintegraron parcialmente, se fueron conformando nuevos sectores sociales, tanto urbanos como rurales, en el Bajo Putumayo. Además, el asentamiento de algunos organismos de movilización social y de nuevos actores violentos que surgieron en la zona, que fueron asociados a la explotación petrolera o de manera indirecta generados por ella.

EXPLOTACIÓN PETROLÍFERA AMAZÓNICA.

INFLUENCIAS SUBVERSIVAS Y CONSECUENCIAS SOCIALES

El piedemonte amazónico constituye una zona de transición entre la cordillera andina y las altillanuras amazónicas. Aunque los profundos valles de los ríos andino-amazónicos podían resultar adversos para la colonización, es en esta zona donde se han desarrollado los más recientes procesos de colonización y se encuentra la más alta densidad de población en la Amazonía colombiana.

En particular, esta zona tradicional e históricamente, ha sido región de tránsito, comunicación e intercambio de bienes entre las zonas andina y amazónica. Los trabajos etnohistóricos han considerado a los grupos indígenas originarios del Putumayo como ‘etnias bisagra’ puesto que desarrollaban la actividad de trueque de productos atravesando largas distancias.

La explotación petrolera en esta localidad del piedemonte amazónico ha tenido dos periodos claramente definidos: un primer momento entre 1963 y 1981 en que la actividad extractiva fue realizada por la Texas Petroleum Company, cuando se caracterizó como un periodo de bonanza petrolera en el Bajo Putumayo; un segundo momento a partir de la reversión de la concesión a la empresa estatal Ecopetrol, período en que la producción disminuyo notablemente.

En 1963, las exploraciones dieron resultados favorables, por lo que la Texas decidió iniciar el montaje industrial para la explotación en los pozos descubiertos y la conducción del hidrocarburo al puerto de Tumaco, sobre el Océano Pacífico, junto con su asociada la Colombian Gulf Oil Company encargada de los trabajos prácticos en el terreno. En 1981, la compañía Petrolera del Río “renunció al contrato y cedió todos sus derechos” a la compañía estatal Ecopetrol. Pese a que el contrato de concesión se había estipulado por 30 años, la ‘heredera’ de la Texas prefirió revertirlo antes del plazo final. Indudablemente, el agotamiento del recurso y la presión social fueron factores claves en esta decisión.

ante la disminución de la producción petrolera nacional y el aumento del precio internacional, el gobierno colombiano cambió la forma de contratación para la exploración y explotación de las reservas petroleras, pasando de la concesión de territorios en los que se presumían reservas del hidrocarburo a la asociación entre Ecopetrol y las diferentes compañías extranjeras. Dichas compañías fueron las que predominantemente obtuvieron los contratos de asociación, lográndose una reactivación de la explotación. Además, durante esta década, Ecopetrol expandió sus actividades, incursionando en la industria petroquímica, negociando la reversión anticipada de otras aprobaciones, adquiriendo y ampliando plantas de refinación y oleoductos, y participando más activamente en la exportación del hidrocarburo.

COLONIZACIÓN, ORGANISMOS SOCIALES Y ACTORES VIOLENTOS.

El desarrollo de las diversas políticas públicas energéticas en Colombia sólo ha involucrado parcialmente a la región amazónica colombiana. En la medida que en la región se ha presentado la oportunidad de obtener recursos no renovables importantes para la nación colombiana y las empresas multinacionales, no han dudado en proveer los recursos financieros, técnicos y humanos para lograr su rápida explotación, como ha sucedido en el Putumayo con la extracción petrolera.

Al disminuirse los recursos claramente, algunas de las grandes empresas multinacionales simplemente se han retirado de la región. Aunque la explotación continuó a cargo de Ecopetrol; aunque en la zona también va quedando pobreza, contaminación, deforestación y otras afectaciones sociales y ambientales. a principios del 2000, cuando la explotación petrolera del Putumayo ya se había asumido por la empresa estatal, sólo representaba el 3% del crudo obtenido en Colombia.

Desde entonces, en el Caquetá, se han hecho diversas exploraciones por compañías internacionales de posibles yacimientos en cercanías de los ríos Caquetá, Caguán y Orteguaza, lo mismo que sobre el piedemonte sur del departamento, pero las características y el volumen del petróleo encontrado no justificaron el inicio de la explotación.

Mientras tanto en el Putumayo, además de continuarse con la explotación de los campos que formaron parte de la concesión Texas, se han puesto en producción una serie de pozos menores por parte de diversas empresas extranjeras, en algunos casos asociadas con Ecopetrol. Con la nueva organización empresarial del sector petrolero, entre 2003 y 2008, la ANH (agencia nacional de hidrocarburos) ha establecido una serie de contratos de exploración y de estudio y evaluación a lo largo del piedemonte amazónico, que incluye áreas de Putumayo, Caquetá y la Bota Caucana.

Por eso, aparte del oleoducto transandino, se ha extendido una red de oleoductos en la Baja Bota Caucana y en el Medio y Bajo Putumayo que confluyen hacia los tanques de almacenamiento en Orito, para su posterior conducción hacia el puerto en el Pacífico. Los “tubos” han sido construidos por la compañía estatal Ecopetrol, y por las compañías privadas Argosy Energy (USA), Petrobank (Canadá), Occidental Petroleum (USA) y Encana (Canadá). Estos dos últimos conducen hidrocarburo desde la Amazonía ecuatoriana.

Las labores de Ecopetrol, al revertir la concesión de la Texas en el Putumayo, se enfocaron en lograr detener el descenso de lo extraído en todos los campos en producción, a la vez que se buscaban nuevas reservas del recurso petrolero.

Ecopetrol no solamente recibió la labor industrial sino que además recibió un creciente conflicto social en la zona por el aumento del desempleo y la irresponsabilidad administrativa de los gobiernos locales, al tiempo que se presentaba el agudizamiento del conflicto armado con la creciente presencia de la insurgencia en las áreas petroleras y su vinculación directa con una de estas, entre otros aspectos.

A medida que los problemas se iban acrecentado se formaron diversas organizaciones sociales tales como la USO (Unión sindical obrera de la industria del petróleo), y OPIAC (Organización de los pueblos indígenas de la amazonia colombiana) generando de esta manera eventuales problemas para las extracciones del crudo, en la medida en que el afán por colonizar territorios indígenas es ,de hecho, la pretensión de solventar la crisis global del petróleo, potenciada por la guerra y la especulación financiera, creando especialmente la evaluación de nuevas cuencas petrolíferas y el carácter atractivo de los crudos ante la reducción de reservas de estos, y el aumento del precio internacional, de esta manera se genera un aumento incesante en la investigación y exploración en la cuenca amazónica, muchas de las cuales coinciden con los territorios indígenas.

Por otro lado las protestas de los trabajadores de la Tropical Oil company, en vista de las condiciones laborales y de vida dominantes en el enclave no se hicieron esperar. En un principio fueron espontáneas, individuales y desorganizadas. Las quejas se referían al pésimo estado de los campamentos, las continuas enfermedades, la precaria infraestructura y calidad médica, la mala calidad de la alimentación y al mal trato a que eran sometidos los trabajadores colombianos, muchos de ellos indígenas desintegrados de su pueblos originarios por los capataces, que en su gran mayoría eran coterráneos, entre otros conflictos que se venían presentando.

Debido a todos estos acontecimientos, el estado, tomo cartas en el asunto, dando así una arremetida contra dichas organizaciones, ya perjudicaban los intereses político-económicos de los inversionistas de Ecopetrol.

Los ataques de las autodefensas contra dichas organizaciones comenzaron a surgir, la USO ha sido el blanco de ataques del Estado directamente y también de las fuerzas paramilitares. Del primero ha recibido andanadas judiciales; de las otras ha sido convertido en su blanco militar. Aunque habría que subrayar que los procesos judiciales y el comportamiento del Estado respecto a la USO han sido los motivos que han servido de pretexto y hasta han facilitado los asesinatos. Cuando las AUC (autodefensas unidas de Colombia) dicen que tal u otro dirigente de la USO es un jefe del ELN, también lo dice el Estado. Luego se tratará algunos casos en los que han

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