Efectos económicos de la globalización

Efectos económicos de la globalización

En un mundo globalizado, toda empresa y actividad económica debe competir con sus pares ubicados en cualquier parte del mundo. Para sobrevivir, deben transformar su ventaja comparativa en una ventaja competitiva.

Por tanto, los países abiertos al comercio exterior deben diseñar una serie de medidas macroeconómicas que permitan a las empresas privadas desarrollar ventajas competitivas sin restricciones. Luego, la apertura siempre va acompañada de la relajación del control del mercado, que incluye: el control de los factores de producción (trabajo y capital), productos (materias primas, productos intermedios y productos finales) y servicios (incluidas las comunicaciones y el transporte). Y planes de privatización de empresas cotizadas (incluidos los servicios básicos), algunos servicios públicos (salud, educación, aduanas, etc.), y en muchos casos, la infraestructura o al menos sus operaciones.

La ventaja competitiva es temporal: a medida que los competidores cambian de estrategia, el país cambia las regulaciones y restringe su organización interna. La apertura del Lejano Oriente, América Latina, Europa del Este y los países de la ex Unión Soviética al comercio internacional unilateral, la competitividad internacional de países y empresas, la aparición de nuevos mercados y la formación de grupos comerciales han producido cambios sin precedentes. Liberalización del comercio internacional por países y principalmente de países en desarrollo.

Los países industrializados deben diversificar su producción a nivel internacional para seguir siendo competitivos, y también deben ampliar la gama de productos y procesos que se producirán a nivel internacional.

La globalización de la producción ha ido acompañada de flujos de capital, inversión directa en países desarrollados recientemente y la internacionalización de grandes empresas (en los mercados financieros internacionales) en países más desarrollados. Para el primero, esto significa consolidar su apertura, equilibrar su sistema económico, privatizar sus empresas cotizadas de producción y servicios, mejorar su infraestructura, reformar su sistema laboral, etc. Para este último, consolidar su equilibrio macroeconómico, internacionalizar su mercado financiero, ampliar y mejorar su infraestructura y todos los factores que potencian su competitividad.

En los países desarrollados, la desregulación de los mercados de transporte y servicios y la privatización de las empresas que cotizan en bolsa comenzaron en la década de 1980, primero en los Estados Unidos y el Reino Unido. Comenzando por países con tradiciones socialistas más fuertes como Francia e Italia, esta situación continúa. Por lo tanto, existe una tendencia general a reducir la interferencia estatal. Al decidir la ubicación de las instalaciones de producción y los servicios, los

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