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El Contrato Social


Enviado por   •  21 de Septiembre de 2012  •  4.134 Palabras (17 Páginas)  •  368 Visitas

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“EL CONTRATO SOCIAL O PRINCIPIOS DE DERECHO POLITICO”

Título original: “LE CONTRAT SOCIAL O PRINCIPES DU DROIT POLITIQUE”, Jean Jacques Rosseau (Juan Jacobo Rosseau) (1712-1778). Publicado en 1762.

“Renunciar a la libertad es renunciar a la calidad de hombre, a los derechos de la humanidad e incluso a los deberes. Tal renuncia es incompatible con la naturaleza del hombre”

Rosseau “El Contrato Social”. 1762.

De todos los Ilustrados ninguno influyo tanto a los protagonistas de la revolución francesa de 1789 y que caracterizaron el estado actual como Rosseau. Él, que había rechazado el calificativo de filósofo; y que tanto había criticado la filosofía especulativa, aportará las bases teóricas fundamentales para la transformación de su época, bien sea en el terreno intelectual como social.

El Contrato Social de Rosseau, es una de las obras más importantes del pensamiento político en el se emplea el lenguaje jurídico propio de las relaciones privadas entre los hombres.

La obra se divide en cuatro libros, en los que Rosseau, a partir de su observación de la sociedad, constituida en ese entonces por masas sometidas al Rey, transita sobre el vínculo que existe entre el soberano y los súbditos. Descarta que el vinculo se halle en la fuerza o en la sumisión, sino que por el contrario, los hombres voluntariamente renuncian a un estado de natural inocencia para someterse a las reglas de la sociedad, a cambio de beneficios mayores inherentes al intercambio social. Este consentimiento voluntario se materializa a través de un contrato, “el contrato social” en este caso.

Para Rosseau el hombre primigenio (el que estaba en el Estado de naturaleza) es un ser sin maldad, el que predominan dos sentimientos básicos:

a) El amor de sí, es decir el instinto de autoprotección

b) La piedad, repugnancia por el sufrimiento ajeno

Pero a medida que va creciendo la población se van juntando grupos, esa unión crea falsas necesidades, para cubrirlas el hombre inventa la agricultura y la ganadería, pero cuanto más tiene el hombre más desea, y ciertas personas acumulan riquezas, estos sufriendo por sus vidas y por sus riquezas debidos a los recelos creados promueven un pacto, este pacto será el primer código jurídico.

LIBRO PRIMERO

Investiga si existe alguna norma de administración legitima y cierta. Tratando de mantener una constante armonía, en este estudio, entre lo que el derecho permite y lo que el interés prescribe, a fin de que la justicia y la utilidad no se hallen disociadas.

Capítulo I.- Objeto de este primer libro

El orden social constituye un derecho sagrado que sirve de base a todos los demás. No obstante, este derecho no es un derecho natural: de lo cual se deduce que está fundado sobre convenios. Se trata de saber cuáles son esos convenios.

Capítulo II.- De las primeras sociedades

La familia es el primer modelo de las sociedades políticas: el jefe es la imagen del padre el pueblo el de los hijos, y habiendo nacido todos iguales y libres, no enajenan su libertad sino a cambio de su utilidad. Toda la diferencia consiste en que en la familia el amor paternal recompensa al padre de los ciudadanos que prodiga a sus hijos, en tanto que en el estado es el placer del mando el que suple o sustituye este amor que el jefe no siente por sus súbditos.

También existieron otras sociedades como la esclavitud, Aristóteles tenía razón, solo que tomaba el efecto por la causa. Todo hombre nacido esclavo, nace para la esclavitud, nada es más cierto. Los esclavos pierden todo, hasta el deseo de su libertad; aman su servidumbre como los compañeros de Ulises aman su embrutecimiento. Si existen, pues, esclavos por naturaleza. La fuerza hizo los primeros esclavos, su cobardía los ha perpetuado.

Adán fue soberano del mundo, mientras la habito solo, como Robinson de su isla, existiendo en ese imperio de ventaja de que el monarca, seguro de su trono, no tenia que temer ni rebeliones, ni guerras, ni conspiraciones.

Capítulo III.- Del derecho del más fuerte

La fuerza no hace el derecho y en que no se está obligado a obedecer sino a los poderes legítimos.

Capítulo IV.- De la esclavitud

Ningún hombre tiene por naturaleza autoridad sobre su semejante, y la fuerza no constituye derecho alguno, quedan solo las convenciones como base de toda autoridad legítima sobre los hombres.

Para que un gobierno arbitrario sea legitimo sería necesario que en cada generación el pueblo fuese dueño de admitir o rechazar sus sistemas y así la arbitrariedad dejaría de existir.

El hombre que renuncia a su libertad renuncia a su condición de hombre y de su moralidad, a los derechos de la humanidad y aun a sus deberes.

El derecho de esclavitud es nulo, no solamente porque es ilegitimo, sino porque es absurdo y no significa nada.

La palabra esclavo y derecho son contradictorias y se excluyen mutuamente.

Capitulo V.- Necesidad de retroceder a una convención primitiva

Habrá siempre diferencia entre someter una multitud y regir una sociedad. La ley de las mayorías en los sufragios es ella misma fruto de una convención que supone, por lo menos una vez, la unanimidad.

Capítulo VI.- Del pacto social

Encontrar una forma de asociación que defienda a la persona y los bienes de cada asociado, y por lo cual cada uno, uniéndose a todos, no obedezca sino así mismo y permanezca tan libre como antes. Tal es el problema fundamental cuya solución da el Contrato Social.

Este acto de asociación convierte al instante la persona particular de cada contratante, en un cuerpo normal y colectivo compuesto de tantos miembros como votos tiene la asamblea, del cual recibe de este mismo acto su unidad, su yo común, su vida y su voluntad.

Capítulo VII.- Del soberano

Cualquiera que rehusé a obedecer la voluntad general , será obligado a ello por todo el cuerpo; lo que significa que se le obligara a ser libre, pues tal es la condición que, otorgando cada ciudadano a la patria, le garantiza de: toda dependencia personal, condición que constituye el artificio y el juego del mecanismo político y que es la única que legitima las obligaciones civiles, las cuales, sin ella, serian absurdas, tiránicas

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