El Edificio De Los Chilenos

El edificio de los chilenos: el grito anónimo del Proyecto Hogares

El edificio de los chilenos, es un documental de la comunicadora audiovisual Macarena Aguiló. A partir de relatos testimoniales, la compiladora construye una película que da a conocer su experiencia en el Proyecto Hogares en Cuba, una comunidad en donde vivieron 60 niños, todos, hijos de militantes del MIR, quienes se encontraban en Chile con el objetivo de derrocar la dictadura de Augusto Pinochet. El trabajo de Aguiló da especial énfasis a la experiencia personal de cada uno de los “personajes”, quienes intentan construir un discurso a partir sus recuerdos de infancia. Todo esto, en suma, dará paso al relato de la experiencia de la división de la familia y el sentimiento de abandono que experimentaron la mayoría de los niños que vivieron Proyecto Hogares.

Si bien, El edificio de los chilenos ofrece una serie de elementos que son dignos de análisis, es de suma importancia indagar en el universo mismo de la construcción del documental. Es decir, en su configuración como objeto de reproducción de ciertos testimonios en particular, cuyo objetivo es hacer visible una realidad carente de toda figuración en el espectro cultural dominante. A raíz de esto, cabe preguntarse ¿existe en el trabajo de Macarena Aguiló, una intención que va más allá de dicha figuración? y, en el caso de que así fuese, ¿de qué elementos se sirve como compiladora, para lograr su objetivo? Daremos respuesta a estas interrogantes mediante un breve análisis del documental, atendiendo específicamente al funcionamiento del testimonio como una voz que habla desde lo socialmente marginado. Apoyaremos nuestro análisis con los textos teóricos Anatomía del testimonio, de John Beverly, y, Historias paralelas/historias ejemplares, de Hugo Achugar.

La sorpresa será uno de los elementos fundamentales del documental de Aguiló. El hecho de que su temática haya sido muy poco trabajada, acaso anónima, provoca que la primera impresión, desde el universo de la recepción, sea el de sorprendernos de la existencia de las experiencias testimoniadas. A raíz de esto, es de suma importancia tener en cuenta el contexto sociopolítico en el cual se desarrolla El edificio de los chilenos, puesto que, a partir de este será posible comprender el anonimato antes señalado. El testimonio, dice Rene Jara es una “narración de urgencia que nace de esos espacios donde las estructuras de normalidad comienzan a desmoronarse por una razón u otras” (en Beverley 9) Si bien, no tenemos certeza de cuales sean esas razones, si podemos afirmar que la urgencia de la narración tiene directa relación con la negación de ciertos discursos, por motivos netamente políticos.

Resulta curioso que a más de veinte años del término de la dictadura de Pinochet, en Chile aún se ignoren ciertos sucesos históricos de dicho período. Si observamos detenidamente la transición a la democracia, resulta conflictivo encontrarse con muchos elementos del discurso totalitario que nunca desaparecieron. A raíz de lo anterior, es posible comprender el anonimato que han tenido los testimonios de quienes vivieron en Proyecto Hogares: se trata de relatos tremendamente polémicos, puesto que vulneran la estabilidad de tabúes sociales, relacionados con la dictadura. En este sentido, cabe señalar la eterna discusión que se forjado en torno a la veracidad de los textos testimoniales, teniendo en cuenta la existencia de un autor-sujeto, dotado de ideología, quien recopila los testimonios y los configura por medio de su narración.

Ahora bien, cuando nos encontramos frente a un discurso testimonial producido mediante elementos audiovisuales, el panorama cambia. Ya no predomina únicamente la escritura del compilador, las imágenes y relatos orales son también un pilar fundamental. Como podemos observar en El edificio de los chilenos, la credibilidad de los testimonios agarra una potencia que la escritura no es capaz de lograr. Esto se debe particularmente a que la información entregada ya no depende de un sujeto que “presta” su voz, sino que de los mismos protagonistas, quienes cuentan sus experiencias, con rostro y voz propia. Es posible

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