El Mundo Al Revés - Andrea FC

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Peras con peras y manzanas con manzanas: la homosexualidad

Viajemos hasta Prometilandia y veámosla de cerca: es una sociedad perfectamente establecida, organizada, autosustentable. En Prometilandia, los matrimonios están conformados por dos hombres o por dos mujeres. Los novios o las novias suelen formalizar su unión ante las autoridades civiles previo a hacerlo ante los ojos de Dios; una vez hecho esto, comienza la etapa de planificación familiar: los esposos pueden tener hijos mediante la inseminación artificial, la fecundación in vitro, la renta de vientres o la adopción.

En esta tierra todo está controlado, no hay cabida para los embarazos naturales, los llamados “indeseables”, y es que Dios, el mismo que alguna vez dijera “ámense los unos a los otros como los he amado yo” condena el amor entre el hombre y la mujer en sabe qué versículos de qué capítulos de la Biblia, que por si fuera poco es un libro bastante complejo de leer, de interpretar y sobre todo de entender.

Pero así son las cosas en este lugar, la heterosexualidad está prohibida; y ni se te ocurra enamorarte de alguien del otro sexo porque quedarías expuesto a las críticas, las burlas, la discriminación, las miradas. El mundo hablará de ti, discutirá si mereces tener los mismos derechos humanos que supuestamente son universales y dará teorías sobre lo que te sucede, a veces sin conocerte o preguntarte lo que sientes: que si es un pecado, una enfermedad, una perversión, un trauma causado por alguna violación…

Los más dirán que quizá necesites terapia y, en este caso, tus alternativas serán un psicólogo, un grupo religioso y si te va mal, la llamada terapia de shock; pero no hay que asustarse, ésos son minoría. Si corres con un poquito de suerte y te encuentras con alguien más abierto de pensamiento, es posible que escuches la frase “es una etapa, ya lo superarás”, pero si no lo superas, no digas nada.

Tampoco trates de explicar tus razones si alguien te cuestionara sobre tus gustos, la mayoría no entiende que funciona de la misma manera: te das cuenta de que algo te gusta, porque te gusta, así de simple. Y si con anterioridad, jamás has estado con alguien de tu mismo sexo seguro te preguntarán: “y entonces, ¿cómo sabes que te gusta el sexo opuesto?.. Tú morirás por responder con la misma bala: ¿cómo sabes que te gusta tu mismo sexo si no has estado con alguien del sexo contrario?

Sí, es una realidad, aunque Prometilandia lo niegue, existe la heterosexualidad. Así que si un día te enamoras de un “buga” como tú, y ese mismo te corresponde, más vale esconderse, porque el mundo no quiere saber que andan por allí. Los parques, las plazas, los cafés, las novelas, los libros, las películas y la televisión están llenos de romance, de amor y desamor homosexual, lo cual no es

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