El agua desde la guerra hasta su estado último

EL AGUA DESDE LA GUERRA HASTA SU ESTADO ÚLTIMO; ¿CRISIS POSTMEODERNA, AUSENCIA DE RACIOCINIO O… FALLAS EN EL SISTEMA EDUCATIVO?

Sin lugar a duda, el agua es el líquido con mayores atributos en el mundo; eso, visto desde la óptica de abundancia, pues compone por lo menos el 70% del planeta y del cuerpo humano; y formas en que se muestra a los sentidos terrícolas, liquido, gaseoso y sólido. Pero, qué sucedería si la mirada fuera diferente, si lo que vemos no es agua, sino terrenos abandonados por ella, ríos secos, lagunas agrietadas y océanos reducidos a olas de arena.

Aunque hoy en día, la presencia del susodicho no represente grandes números para la economía internacional, la ausencia del mismo implicaría gigantescos desordenes económicos, el sector primario se quedaría sin base, las procesadoras no tendrían materias primas por transformar, las multinacionales se quedarían sin productos por comerciar y como consecuencia final, en este orden, la quiebra de los bancos que hoy llamamos exitosos sería ineludible.

Ahora bien, si la economía se cae, es evidente que la política también lo haría y seguidamente el caos empezaría, las numerosas invasiones a países tercermundistas acabarían con estas poblaciones que paradójicamente poseen las riquezas hídricas más grandes del planeta, la hambruna acabaría con medio oriente, las guerras civiles tendrían como objetivo estandarte la conservación de algunas gotas de agua, y las grandes potencias perseguirían a todo aquel que intentase tenerla antes que ellos. En reducidas palabras, el agua de hoy, sería el petróleo del mañana.

Elaborado el problema, o por lo menos la parte que compete a nuestra reducida opinión, es momento de escapar un poco de los contenidos programáticos, así como lo hizo Marguerite Duras en su “segunda etapa como escritora” y enunciar la causa de las futuras penas, nuestro presente.

Marc Gleinas, en su documental “seis grados que podrían cambiar el mundo”, muestra el daño ambiental irreparable al que llegaría el planeta Tierra, en caso de que la temperatura global aumentará en 6 grados. Este gran trabajo especulativo-investigativo cuenta con la perspectiva de grandes investigadores del área ambiental quienes señalan la situación terrible por la que atraviesa el mundo, llamándola al unísono: “un periodo de transición”, puesto que después de dos de los seis grados mencionados, la idea del mundo como lo conocemos sería totalmente distante. Con lo anterior, solo se pretende ilustrar el gravísimo delito que sin ser legislado en esos términos representa la contaminación del medio ambiente y por consiguiente del agua.

Sin más absurdos adornos, el detalle es simple, ¿Quién es el culpable de la tragedia próxima?, será la corriente de pensamiento postmodernista, con su baluarte hedonista, individualista y desorientado; o será acaso la

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