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El análisis de la novela El Zarco (Ignacio Manuel Altamirano)


Enviado por   •  7 de Diciembre de 2014  •  Resúmenes  •  1.310 Palabras (6 Páginas)  •  840 Visitas

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El Zarco

(Ignacio Manuel Altamirano)

La novela El Zarco fue escrita por Ignacio Manuel Altamirano, escritor mexicano, que fue magistrado de la Suprema Corte de Justicia, Procurador General de la Unión y maestro en diferentes escuelas de nivel superior ; otro de sus cargos más importantes y que se relaciona con nuestra materia es que fue nombrado Cónsul General de México en España en 1889, cargo que no terminaría por su muerte en 1893.

La influencia del romanticismo tardío en su novela se ve reflejado por la intención que tiene en remarcar los hechos históricos con la trama de una novela, pues para él era importante que la sociedad se familiarizara con la historia y con aquellos personajes que sobresalían en ella. Es así que El Zarco se desarrolla en los años de 1861 aproximadamente, donde México se encontraba bajo un contexto desfavorable en lo económico, lo político y en su propia sociedad. Próximo al Porfiriato, el gobierno de Juárez estaba en crisis y muchas cuestiones sociales se encontraban olvidadas, tal será el caso del relato de la novela.

La novela inicia con la presentación de Yautepec, el pueblo donde se desarrolla la mayor parte de la trama de la historia, pues a pesar de ser una pequeña comunidad las personas viven con mucho miedo a causa de los llamados plateados. Los plateados eran bandidos que asaltaban, robaban y mataban para obtener de ello, cuantificables ganancias que les permitían vivir cómodamente. Su nombre se debía a que en su vestimenta usaban plata en exageración, principalmente en sus sombreros.

Por tanto, el terror en Yautepec y en toda la comarca había llevado a las personas a esconderse a determinada hora. En ese mismo pueblo vivía una señora de nombre Antonia que tenía una hija y una ahijada a su lado; su hija llamada Manuela era una de las jóvenes más bonitas del pueblo que tenía a muchos pretendientes, sin embargo, ella siempre mostraba indiferencia ante los mismos. La otra joven de nombre Pilar, era completamente contraria a Manuela, vivía con sus tíos, era humilde y muy callada.

Nicolás era un joven herrero con rasgos de indio (así llamado en el libro) que visitaba diariamente a Doña Antonia pero especialmente a Manuela, con quien esperaba casarse una vez que ella lo aceptara. Este joven tenía dinero pero no lo demostraba, tenía a su servicio a hombres bien armados que podían hacer frente a los plateados pues el gobierno era ineficiente y sus tropas no se comparaban con la de los plateados que habían robado los mejores caballos y las mejores armas.

Cierto día, Nicolás visitó a las mujeres como era su costumbre cada tarde, sin tener el más mínimo miedo de ser emboscado por los plateados, según él, no tenían nada que quitarle. Doña Manuela lo quería como a un hijo y esperaba ansiosamente que Manuela aceptara casarse con él, porque de no ser así su destino se veía complicado tras el contexto en el que vivía el pueblo. Sin embargo, Manuela lo rechazaba constantemente, lo veía con desprecio y Nicolás comenzaba a notarlo.

Esa misma noche cuando Nicolás regresó a su hacienda y cuando ya todos estaban dormidos, Manuela salió a ver a alguien que la esperaba con impaciencia. Era efectivamente el Zarco, aquel hombre más temido por todos tras saber que era el jefe de los plateados y sus crímenes iban más allá de lo que cualquiera pudiera imaginarse. En un primer momento el amor entre ambos se notaba, tanto que Manuela decidió huir con el Zarco sin importar lo que le pudiera esperar lejos de sus comodidades.

Cuando Doña Antonia se enteró de lo sucedido no lo podía creer, sabía que Manuela se había ido por su propia voluntad pero no sabía con

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