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El contrato social: una realidad soñada colombiana.


Enviado por   •  15 de Marzo de 2016  •  Ensayos  •  1.555 Palabras (7 Páginas)  •  354 Visitas

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El Contrato Social: Una Realidad Soñada Colombiana

Por: Paulina Restrepo

A lo largo de la historia se ha venido diciendo que la obra de Rousseau ha sido base de las ideas principales del Estado de Derecho, además de haber sido uno de los incitadores de la famosa Revolución francesa.  A parte de sus ideales libertinos, podríamos decir que en cierta medida, sus propuestas son un tanto utópicas, y más lo son, si los aplicamos a nuestro querido país en “vía desarrollo”, nuestra Colombia.

Sí bien hemos vivido ciertos periodos históricos remarcables, la realidad es que, viéndolo desde un punto de vista teórico filosófico, Colombia ha sido la misma desde la independencia. ¿Por qué? Tomemos el ejemplo más elemental: para Rousseau, el hecho de que una nación esté en vía de desarrollo,  en su “madurez”, implica que se le debe tratar como tal, porque de no ser así, todo esfuerzo realizado será inútil. ¿Qué pasa con Colombia? Los líderes se aprovechan de la ignorancia del pueblo para establecer leyes y explicar ‘lo que está sucediendo’, todo en beneficio propio, utilizando herramientas tales como los tecnicismos o la falta de información a la hora de reportar algo. Sin embargo, el papel más importante lo juegan las costumbres y el nivel de culturización del pueblo a la hora de analizar este tipo de situaciones, porque el mismo Rousseau lo decía: “El pueblo, (…) no puede soportar que se toquen siquiera sus males para destruirlos” (Grupo Editorial Éxodo, 2007, pag.40). Si se han implantado unas costumbres previamente y el pueblo las ha acogido, erradicarlas implica algo casi imposible, y tomemos como ejemplo a Antioquia: desde su fundación, su tradición conservadora ha prevalecido y con el paso de los años, su espíritu se fue reforzando, aun cuando en muchas partes del país “la derecha” iba perdiendo poder. Tal sentimiento se incrustó tan vívidamente en el territorio antioqueño, que se convirtió en un suplemento vital, como lo es el abono para la tierra. Hoy en día todavía se puede evidenciar, sólo que no tan radicalmente como antes, y aun así, sigue siendo uno de los departamentos más conservadores de Colombia. La única diferencia que se podría encontrar es que ahora, por parte de muchos, se ha creado un poco de conciencia al respecto, la ignorancia se ha disipado un poco, pero como buen pueblo montañero, sus costumbres permanecen.

Otro problema subyacente que hemos tenido desde hace mucho tiempo y que Rousseau señaló, al decir que todo cuerpo político tiene un “máximum de fuerza” del cual no debería pasarse, es la corrupción. Desde que exista la naturaleza humana, existirá la corrupción, aunque sea mínima. Aquí es nuestro pan de cada día y podemos verlo en las maniobras de las grandes multinacionales, en las pequeñas empresas, en los pueblitos  y en donde más nos concierne: el gobierno. El desvío de dineros, el sabotaje, el despojo de propiedades, el chantaje, el soborno, el fraude, la extorción, los desplazamientos forzosos,  el crecimiento de la delincuencia organizada y el patrocinio de grupos armados irregulares son fenómenos de nuestra cotidianidad. Las voluntades particulares reinan sobre la general. El beneficio propio es más importante para un funcionario público o para los grupos selectos, o para el delincuente de cuello blanco o el común que el bienestar del pueblo. Rousseau denomina a estos individuos como ‘usurpadores’ y estos se aprovechan de los momentos vulnerables, así como de la guerra o la miseria, para sacar provecho de lo que puedan. Así nos ha pasado a nosotros. Por más de 60 años hemos vivido en una pequeña guerra civil, fomentada principalmente por los grupos políticos que nos han gobernado y como no han podido hacer nada al respecto, se la ha tomado como excusa a la hora de justificar una acción “mal vista”, culpando a los grupos insurgentes como las FARC o los otros grupos guerrilleros en general(los falsos positivos son un ejemplo de esta conducta específica).  

No obstante, Rousseau tiene una explicación optimista para esto al decir que, mientras más pequeño sea el territorio que conforme una nación, más fácil será, tanto su manutención como su administración. ¿Por qué? Analizándolo desde el punto de vista del territorio: mientras menos gente haya, menos producción se necesitará. Así mismo, mientras haya menos gente en el poder a la hora de administrarlo habrá menos corrupción, además de que el pueblo tendrá una unión más sólida. Mientras que un gran Estado,  débil debido a su constante dilatación del lazo social, perece “aplastada sobre su propio peso”. El gobierno en estos casos no es tan rápido ni eficaz a la hora de hacer cumplir las leyes y corregir los abusos. Por una de estas razones es que tenemos una gran deuda externa con los Estados Unidos. La mala administración y el mal manejo de los recursos nos hicieron llegar al punto en que tuvimos que pedirle sustento a otra nación. Colombia fácilmente se puede abastecer por la cantidad de recursos que posee, además del hecho de tener la ventaja de  un clima constante y una buena temperatura para sembrar ciertas plantaciones. Pero ¿qué sucede?, preferimos dejar que nos exploten empresas privadas, donde el Estado no gana más del 50% de lo que adquiere y fuera de esto, muchos de los bienes y productos que consumimos son extranjeros, gracias nuestra precaria estructura económica y a los TLC. Todo esto no es más que acuerdos que hacen ciertos personajes para ganar alguna comisión, sin importar que al pueblo le lleguen buenos producto o simplemente las “sobras”. Nos convertimos en una nación débil desde  el momento que comenzamos a depender de situaciones ajenas.

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