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El efecto tequila: Crisis mexicana


Enviado por   •  27 de Enero de 2021  •  Documentos de Investigación  •  1.927 Palabras (8 Páginas)  •  70 Visitas

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El efecto tequila: Crisis mexicana

Antecedentes:

La recuperación del acceso financiero externo durante el inicio de los años 90’s de manera generalizada en América latina logró una gran intensidad, sin embargo los lugares donde se desarrolló de manera temprana fue particularmente en Chile y México; La recuperación de éste último país debido a la crisis de la deuda mexicana de 1982 ante el banco mundial se mantuvo en constante crecimiento durante la segunda mita de los años 80’s gracias a las profundas reformas económicas, esto prosiguió hasta inicios de 1990 con una recuperación modesta de la inversión, sin embargo llego el rápido ingreso de capital externo en forma de una gran oferta de fondos que el país comenzaría a enfrentar partir de los años 90’s, entrando en el mercado interno con ligeras limitaciones restringiendo el endeudamiento de la banca, rápidamente el tipo de cambio real hizo acto de presencia.

Durante el sexenio del expresidente Carlos Salinas de Gortari colocó un mayor interés y atención a la inversión extranjera directa, además de privatizar sectores de la economía que habían sido nacionalizados hacia pocos años. Salinas impulsó una pelea contra la inflación, la cual era un obstáculo para que la estrategia exportadora del gobierno se pudiera completar.

Como consecuencia de eso la tasa nominal se mantuvo en una posición prácticamente fija desde noviembre de 1991 hasta marzo de 1994, a pesar de que oficialmente era una tasa con una elevación leve pero persistente, la inflación en México era mayor que la de sus socios comerciales, especialmente a inicios del decenio, involucrando una rápida apreciación cambiaria real.

Los recursos exteriores fueron empleados en financiar un nivel de gastos excesivos del país por sobre lo que se producía, intermediado por una explosión crediticia interna; Apoyado por una débil supervisión prudencial, el déficit en cuenta corriente se elevó de 7 mil millones de dólares en 1990 a 15 mil millones de dólares en 1991, consiguiente llegó a 29 mil millones de dólares en 1994. En cuatro años el stock de pasivos externos de México se elevó en 92 mil millones de dólares, de estos solo un cuarto de ellos correspondieron a inversión extrajera directa.

El alto stock de pasivos se vio propenso a volatilidad junto con un significativo atraso cambiario además del déficit expuesto anteriormente, aunado por el deterioro de la cartera del sistema crediticio, la elevada emisión de papeles del gobierno denominadas en dólares (tesobonos) en plazos muy corto comprados principalmente por inversionistas extranjeros son las principales variables de la vulnerabilidad de México.

Estallido de crisis.

México estaba pasando por año electoral y el gobierno llevaba meses anunciando programas de gasto público e inversiones en infraestructura que habían disparado el déficit público hasta el 7% del PIB, la demanda interna mexicana crecía y crecía desajustando cada vez más la balanza comercial por el flujo de importaciones, esto unido al incremento de los tesobonos provocaron la venta masiva de estos instrumentos tanto por inversores nacionales como internacionales.

Las reservas en divisas del Banco Central de México cayeron abruptamente contrayendo la masa monetaria. En ese escenario las autoridades deberían haber implantado un crecimiento en los tipos de intereses para tratar de retener la liquidez en el país. Sin embargo dado que las elecciones estaban próximas y buena parte de la financiación de hogares y empresas era a tipo variable, el estado decidió comprar deuda mexicana a través del banco central para mantener los tipos de mercado bajos por supuesto esta decisión alarmo a los inversores y el ritmo de venta se aceleró hasta dejar las reservas de dólares en los niveles mínimos ya que nadie se creía el tipo de cambio oficial Peso (MX)-Dólar(USA), generando un surgimiento poderoso de un mercado negro de divisas apuntando a una próxima devaluación.

Como era de esperarse, se devaluó un 15%, la media fue anunciada previamente a un grupo de inversores nacionales e internacionales que aceleraron, aún más el ritmo de venta de tesobonos y de todo lo que domino en pesos, incapaz de mantener, incluso este tipo de cambio el gobierno mexicano finalmente dicto la libre fluctuación del peso frente al dólar, la cotización se vio afectada presentando  una caída abrupta de hasta -80% en una semana, con ella la inflación y los tipos de intereses dispararon terminando con la clase media que se había endeudado a tipo variable.

Este efecto directamente impactó sobre las entidades financieras, el sistema financiero tuvo que ser rescatado por el estado mediante el “plan FOBAPROA” (Fondo Bancario de Protección al Ahorro), ante la alarmante descapitalización por las perdidas en las carteras de préstamos y la fuga de depósitos, incrementado aún más los desajustes en las cuentas públicas.

Ante esta situación los inversores internacionales comenzaron a vender indiscriminadamente activos de la zona latinoamericana penalizando gravemente a otras economías como Brasil o Argentina que venían sus balanzas de capital perder en marchas agigantadas, ante el efecto contagioso de la crisis, a este contagio fue el que se le denomino “efecto tequila” (por parte del mundo debido a la relación intrínseca del país azteca y la bebida alcohólica mientras que dentro del país se conoció como el “error de diciembre” gracias a una frase acuñada por el expresidente Salinas) ya que las economías latinoamericanas tuvieron que apelar fuertemente a los mercados par compensar la fuga de capitales con lo que su endeudamiento a corto plazo, así como sus tipos de interés de mercado, se vieron fuertemente incrementados.

Finalmente ante el temor de que México no pudiera atender al compromiso del tratado de libre comercio de América del norte y ante la caída de exportaciones desde Estados Unidos, el presidente de EUA, Bill Clinton forzó la aprobación en e Congreso de una línea de crédito de 20,000 millones de dólares para México de modo que pudiera disponer de divisas.

A ello se sumaron 17,000 millones de dólares del fondo monetario internacional, 10,000 millones del BIS y otros 3,000 millones de países americanos como prestamos bilaterales entre ellos Canadá, Brasil o argentina.

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