El lobby feroz
seandnothingEnsayo27 de Diciembre de 2019
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EL LOBBY FEROZ
El término lobby lleva apareciendo desde hace unos años de forma constante en noticias, informativos, a traves de todos los medios de comunicación. Pero, ¿qué es exactamente un lobby? La respuesta más simple es: un grupo organizado que trata de influir en la ley a su favor. Muchas veces, para conseguirlo, intentan que parezca que representan el interés común, o pagan por estudios que respalden sus motivos y sus argumentos.
La primera impresión que nos da esto es que es una especia de chantaje, de manipulación. Sin embargo los políticos y los propios lobistas niegan esta afirmación: es una oportunidad de informar al político que vaya a regular una materia sobre las diferentes situaciones y particularidades del ámbito en cuestión, ya que es obvio que se esté informado al 100% y en profundidad sobre absolutamente todo.
Sin embargo no deja de ser cierto que muchos lobys, la gran mayoría, son muy poderosos y consiguen en muchos casos influir en la regulación de la materia. La ex-ministra de Medio Ambiente nos habla de lo incisivo que fue el lobby de la caza durante su mandato acerca de una ley sobre el plomo: aseguraba que los negocios y las persuaciones se realizan durante eventos informales, fiestas, comidas...incluso cacerías.
Por otra parte, si hablamos con un lobista profesional, como Agustí de Euribe, nos cuenta cómo en tan solo un año, tras ser contratado por unos inversores de un parque eólico cuyo proyecto llevaba paralizado 9 años, consiguió que fuera aprobado. Lo cuenta como un trabajo normal y corriente: presentar un estudio que rebatiese los argumentos de los oponentes, poner a los medios de comunicación de su parte y reunirse con los políticos relacionados. Y es que esos pasos son los que siguen a diario lobistas profesionales que viven de ello. Pero al ser una profesión uno ha de ser neutral, aunque el objetivo del lobby no se corresponda con el del interés general (como suele ocurrir). Muy pocos lobistas profesionales trabajan por el interés general: los lobistas sociales, es decir, activistas. El lobby social lo representa la ciudadanía que no dispone de los medios ni del desembolso para hacer frente a la mayoría de los intentos de manipulación del enemigo.
Si acudimos al Parlamento Europeo, en Bruselas, podremos advertir una placa que colocó allí una asociación de lobistas profesionales: “Los temas importantes tienen que ser resueltos con discusión, decisión, paciencia y dedicación.”
La cofundadora del OEC, Belén Belanya, nos cuenta que debido a la actividad política de Bruselas, allí los lobbys son mucho mas amenazantas, y hay cerca de 30.000 lobistas de profesión. La regulación de la actividad lobista se ha intentado llevar a cabo varias veces a raíz de varios escándalos, pero en la práctica su registro es voluntario. Por eso hay asociaciones que se autodenominan como lobistas y otras que no. “No se esconden, pero esconden sus técnicas”.
Es paradójico que el registro del lobismo como profesión sea voluntario y sin embargo sí haya una ley que regule la conducta que deben tener los parlamentarios con respecto a estos grupos de presión. No aceptar viajes, regalos caros... lo que nos parece una obviedad, allí es una obligación. En grandes organizaciones políticas, la toma de decisiones es un proceso complejo, lo que deja mucho más margen de influencia a los lobbys. Se decidió redactar una ley sobre esto tras un escándolo en el que unos falsos lobistas hicieron una oferta a unos eurodiputados sobre una empresa ficticia con la que ganarían 100.000 euros al año. Aceptaron.
La presencia de los lobistas en el Parlamento es muy común. Sin embargo, ésta exaltación de la influencia de los lobbys en Bruselas (que podemos observar en ejemplos como la regulación del etiquetado de los alimentos o de
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