El mejor trabajo

No existe ningún trabajo perfecto, pero si puede haber trabajos saludables!

Somos seres humanos imperfectos y por lo tanto no puede haber ocupaciones perfectas, pero si trabajos  saludables. Un trabajo saludable, no es uno que no tenga problemas; es un trabajo que sabe manejar los problemas y los conflictos.

Además de que no somos perfectos, somos muy diferentes y las maneras de pensar y de enfocar las circunstancias de la vida son muy diversas. Entonces esto nos lleva a una pregunta:

¿Cómo puede sobrevivir una empresa con tales diferencias?

El diseño de Dios para el trabajo es la unión de dos personas imperfectas, con muchas diferencias físicas, temperamentales, sicológicas; para que fueran un complemento. Por lo tanto esta relación complementaria necesita de una gran capacidad de paciencia, tolerancia y respeto para que pueda funcionar. Si alguno de los dos o los dos no son tolerantes, dispuestos a ceder, esa empresa está prácticamente condenada al fracaso.

Muchas veces no es fácil ceder porque tenemos convicciones basadas en nuestro proceso técnico de  conocimientos que nos hacen pensar que somos nosotros los que tenemos la razón, pero la verdad es que de nada nos sirve tener la razón si al querer imponerla vamos a lastimar la relación con nuestro compañero

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Debemos convivir  con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, procurando mantener la unidad de la empresa en  paz.

La ética profesional nos manda a tomar la decisión de ser humildes y mansos, para soportar con paciencia las diferencias y las debilidades de nuestro compañero para permanecer unidos y en paz. Todos queremos vivir en paz y en unidad, pero si no aprendemos a ceder, a conversar sobre las diferencias de opinión sin pretender imponer la propia, va a ser muy difícil alcanzar ese objetivo.

En cualquier decisión del diario vivir en el trabajo, debemos procurar ponernos de acuerdo, hablar del tema, exponer argumentos de porque nos parece que se deben hacer las cosas de A o B manera. Si el compañero  no logra llegar a un acuerdo, deben pedir la ayuda al departamento de asesores de la empresa para tomar una decisión sabia,  pero nunca tratar de imponer las decisiones, porque esa actitud va a generar heridas que pueden dañar el compañerismo.

Si a un compañero le cuesta ceder y reconocer que su compañero puede tener la razón; tiene una actitud de orgullo y prepotencia. Una persona con esa actitud, tiene que tomar la decisión de buscar ayuda para liberarse de esa actitud antes de que dañe irreparablemente su relación.

Si quieres tener y mantener una convivencia laboral óptima; tienes que tomar la decisión de ceder muchas veces y estar dispuesto(a) a aceptar las ideas y conceptos de tu jefe o compañero. Eso implica en cierta manera morir a sí mismo(a) para que viva nuestra empresa. Al fin de todo, nada ganamos y hasta podemos perder mucho por no ceder, pero si podemos ganar mucho en la relación al trabajo y al final, disfrutar de lo más hermoso que Dios nos ha dado: EL TRABAJO.

Al final: “SI A MÌ ME VA BIEN EN MI TRABAJO, A MI EMPRESA LE VA BIEN Y A MI FAMILIA LE VA BIEN”

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