El mundo moderno y su desarrollo

El mundo moderno y su desarrollo

Chávez Hernández Jennifer Megan 0026

Capítulo 5

La globalización y el avance de los elementos que definen a esta sociedad de la información o sociedad informacional, permiten por su relevancia y por ser de una  naturaleza que traspasa los límites, o bien, las fronteras no sólo políticas sino también culturales. En dicho contexto, la tecnología en general y el desarrollo, así como la masificación de las denominadas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) con Internet como su mayor representante, provocan un impacto profundo y al mismo tiempo confuso (o complejo) en su dimensionamiento, así como de sus beneficios y riesgos.

Esta conexión a escala global e instantánea, ha modificado de manera permanente las prácticas sociales más diversas, desde las relaciones de trabajo, el comercio, la banca, la educación, la política, etc., de un modo que lejos de sensibilizar el modelo material o sólido, se presenta en lo que Zygmunt Bauman1 define como espacio de los fluidos, propio de la modernidad líquida.

Aunque la historia nos muestra antecedentes de varios momentos de expansión y ampliación con las relaciones sociales, destaca del proceso que hoy denominamos globalización la interdependencia a escalas nunca antes vistas. Su alcance y sus dimensiones que exceden lo meramente económico o comercial, desdibujan las fronteras, la geografía y hasta el poder y las atribuciones de los Estados Nación; para conformar un nuevo espacio de flujos.

Esto que podríamos denominar como transformación social (que además se genera a partir de la innovación de las tecnologías informáticas) nos abre las puertas a una nueva “dimensión” muy aparte de la realidad material que podemos vivir y percibir de manera física y consciente, sino que comienza a conformarse cada vez más, podemos llamar el “mundo irreal” representado en unos cuantos números, que respaldan cualquier documento o comunicación electrónica que somos capaces de hacer.

Podemos llamar a este proceso “desmaterialización”, percibiendo claramente qué clase de empresas han dominado la economía mundial. Como ejemplo, tenemos a Ford en EEUU o Toyota en Japón, que podrían representar claramente a la economía industrial, que a día de hoy se ha pasado a empresas como Google, Facebook, Microsoft o Apple.

Es sorprendente la repercusión que provoca en la sociedad, y que de manera casi natural se entraña en actividades como la educación, el trabajo, la política, la cultura, etc, y por ello cada vez más se ingresa cada vez más a un sistema jurídico que ha sido forjado en base a conceptos, categorías e instituciones nacidas a disposición de una sociedad y una economía industrial.

Para concluir, la tecnología arrasa no solamente con lo material, sino también con lo temporal que organizaba nuestra vida, como por ejemplo, el trabajo. Esta caracterización típica del trabajador en la que se traslada de su casa a la oficina en la que labora, ha dejado de ser discriminatoria, al sumarse a lo que conocemos como teletrabajo, también el trabajo nómada.

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