El negocio del ocio

El negocio del ocio

El tiempo de ocio es un tiempo en el que aumenta el consumo y por ello se han desarrollado múltiples actividades.

Las actividades más accesibles son los medios masivos de comunicación. Como la televisión, que tiene una audiencia que crece en ciertos horarios o en determinados momentos del año. Lo mismo ocurre con la concurrencia al teatro o los cines. El consumo de revistas también está relacionado con el ocio, aquí se pueden diferenciar distintos tipos de lectores de acuerdo a la edad, sexo y condición social.

Se puede decir que las actividades vinculadas al ocio generan mucho empleo, aunque suele ser temporario. Durante el período vacacional, por ejemplo, para algunos es un momento de recuperar energías y liberar tensiones, mientras que para los trabajadores empleados en la atención de los turistas es una posibilidad de trabajo. Sin embargo, fuera de este período, la disponibilidad de tiempo libre durante el año permite el disfrute de muchas actividades que generalmente implican consumir.

En las actividades de ocio se refleja la estratificación social, ya que la gente gasta más o menos de acuerdo a su nivel de ingreso. Los argentinos han inventado el término “gasoleros” para referirse a aquellos paseantes que caminan mucho y gastan poco.

Esta estratificación social también se puede ver en lo que se consume. En este sentido, aparece la búsqueda de un “estatus” al comprar productos de determinadas marcas que dan prestigio social.

Los consumos culturales

Los consumos culturales son muy variados y abarcan los medios masivos de comunicación y otros tipos de espectáculos. Los “mass media” ocupan el primer lugar en nuestros consumos culturales.

Estos mass media pueden ser los medios gráficos (libros, diarios y revistas de difusión masiva. Las publicaciones se dirigen a distintas franjas de edad, sexo o condición social, y esto determina las preferencias de los lectores) y los medios audiovisuales (tienen una presencia constante en las casas. El más antiguo es la radio que aún conserva una gran atracción, aunque la televisión ocupa el primer lugar).

El impacto de la televisión sobre las personas se puede reflejar en la diferenciación, que hace el autor Giovanni Sartori, entre el “Homo Videns” y el “Homo Sapiens”. El “homo videns” sería un hijo de la televisión, que está expuesto al atractivo del espectáculo, la rapidez y falta de profundización de los temas. Por su parte, el “homo sapiens”, es un hombre tradicional con capacidad de conceptualización y reflexión. El autor hasta señala una “opinión teledirigida”, que ve orientadas sus opciones de consumo y hasta de elección política.

Entre los espectáculos ocupan un primer lugar los deportes. En algunos países, los deportes

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