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El periodo posindependentista


Enviado por   •  28 de Noviembre de 2017  •  Ensayos  •  3.455 Palabras (14 Páginas)  •  225 Visitas

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Introducción general[a]

El periodo posindependentista ha sido trabajado por la historiografía desde distintos puntos de vista[b] en los que el teatro figura poco.[1] [c]Sin embargo, el teatro no ha sido un tema completamente dejado de lado por el mundo académico, aunque los estudios más ambiciosos que existen[2] al respecto no sean de historiadores, sino de literatos, por lo que su objeto de análisis se inclina más a cuestiones literarias que sociales o políticas relacionadas a dicho tópico.

Tanto Manuel Mañón como Enrique Olavarría y Ferrari vivieron el siglo XIX, [d]aunque el estudio del primero de ellos se haya publicado al inicio de la década de 1930. Las pretensiones sumamente ambiciosas que se planteó Mañón para llevar a cabo la investigación fueron similares a las de Olavarría y Ferrari, primando más el sentido literario por encima del microcosmos que se desarrollaba al interior de los teatros, así como las repercusiones que el fenómeno teatral tuvo en la ciudad de México.[3][e]

De ahí que historiadores contemporáneos como Maya Ramos Smith y Juan Pedro Viqueira, por [f]nombrar a algunos de los más sobresalientes para mi investigación, comenzaron a trabajar el teatro desde otros enfoques históricos como lo fue la historia cultural. Esta corriente histórica comenzó a tener auge desde los años sesenta en Inglaterra y Francia, principalmente. Peter Burke en su libro, ¿Qué es la historia cultural?[g],[4] analiza la complejidad de esta corriente histórica, para la que, de manera muy prudente, elabora una definición echando mano no sólo a su propia interpretación de esa corriente, sino a las recabadas de otros historiadores culturales: “[…] El común denominador de los [h]historiadores culturales podría describirse como la preocupación por lo simbólico y su interpretación. Conscientes o inconscientes, los símbolos se pueden encontrar por doquier, desde el arte hasta la vida cotidiana […]”.[5] [i]De manera que la historia cultural es un análisis de la vida en todos sus aspectos dentro de la cultura en una sociedad.

Esta corriente historiográfica tuvo sus antecedentes en la Escuela de los Annales, y forma parte de su tercera generación. Aunque numerosos investigadores han realizado sus trabajos apegados a ella, los más sobresalientes han sido: Peter Burke, Roger Chartier, Robert Darnton, Patrice Higonnet, Lynn Hunt, Keith Jerkins, Sarah Maza y Clifford Geertz. De la definición de cultura de este último, es en quién me baso para posicionar mi trabajo dentro de la historia cultural: “[…] [El concepto de la cultura] [j]denota un esquema históricamente transmitido de significaciones representadas en símbolos, un sistema de concepciones heredadas y expresados en las formas simbólicas por medio de las cuales los hombres comunican, perpetúan, y desarrollan su conocimiento y de actitudes frente a la vida […]”.[6]

La historia cultural tuvo un auge considerable a partir de la década de los setenta en México, aunque desde los años sesenta se conocía. En relación a los estudios contemporáneos de teatro que trabajo, fue hasta la década de los ochenta que se comenzó a utilizar para estudiar el teatro y otras expresiones culturales, y es la corriente que hasta la fecha ha primado en la mayoría de estudios que he consultado desde 1960, incluyendo la presente investigación

En esa construcción simbólica, el tipo de fuentes y el manejo de las mismas juegan un papel fundamental. De ahí que para la presente investigación haya hecho una búsqueda en fuentes de archivo, periódicos de la época, así como fuentes secundarias, como son las obras de teatro o los pasquines[7] [k]que se lograron rescatar de la década de 1821 a 1827, [l]periodización en la que se delimita mi investigación.

El siglo XIX, habitualmente es percibido por la historiografía como un periodo de gran efervescencia política, lleno de constantes cambios sociopolíticos y culturales para el país, y es precisamente en la década 1820 cuando se comenzaron a vislumbrar constantes cambios que experimentó desde la esfera política el país.[8]

El fenómeno teatral de la ciudad de México en la década 1820, ocurre al interior de cualquiera de sus espacios más destacados, (el Coliseo Nuevo, también llamado Teatro Principal, y el Teatro Provisional o de Gallos), así como al exterior de éstos. El teatro es fundamental para el estudio de los primeros años de vida independiente del país, ya que ciertos sectores de la sociedad que habitaba en la Ciudad de México desde finales del siglo XVII y hasta finales del siglo XIX, no concebía su cotidianeidad sin el teatro,[9] –el Coliseo Nuevo puede que haya sido el más importante de la época– ya que el teatro era un referente de cómo se debía vestir, cómo se debía hablar, qué chistes decir, qué lugar se debía de ocupar en la sociedad, debido a que el teatro era una prolongación del Estado colonial primero, como del republicano después.[10]        

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