El precio del petróleo y el crecimiento económico en México
Sebastián RuanoEnsayo15 de Septiembre de 2020
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En los últimos siglos de la humanidad, el petróleo se ha convertido en una materia fundamental para entender la economía internacional. Países enteros se han creado con base en el descubrimiento de yacimientos petroleros en su territorio. México, por su parte, no se ha quedado atrás. Desde inicios del siglo XX, con el descubrimiento del primer pozo petrolero mexicano, el petróleo ha sido vital para el crecimiento económico de nuestro país. “Al comenzar la Primera Guerra Mundial, México era el tercer productor mundial y hacia 1921 suplía el 20 % de la demanda global de crudo” (Puyana, 1). Posteriormente, a partir de la década de los setenta, nuestra economía se ha conformado en un porcentaje considerable de la extracción y exportación petrolera. El petróleo, por lo tanto, ha sido en las últimas décadas uno de los principales ingresos del país.
A lo largo de este ensayo buscaré demostrar que, dada una caída en el precio internacional del petróleo, el Producto Interno Bruto de México se ve afectado negativamente. Dada la fórmula de la producción vista en el curso de Macroeconomía (Y = C + I + G + NX), la reducción en el precio del petróleo implica para México una disminución en las exportaciones y, por ende, en las exportaciones netas, resultando en una disminución de la producción interna. Asimismo, dada la especulación del inversionista, resultaría lógico que la inversión se disminuyera ante el anuncio de una caída en el precio del petróleo. Me remontaré a eventos históricos, particularmente a partir del inicio de México como un país petrolero en el sexenio de José López Portillo, así como a estadísticas actuales de la economía nacional para determinar la veracidad de esta hipótesis y posteriormente las causas de dicha causalidad.
Para este análisis, resulta importante revisar la transformación de la economía mexicana a lo largo de las últimas décadas. Hacia 1979, tras el descubrimiento del yacimiento de Cantarell cerca de la costa de Ciudad del Carmen, sumado al alza histórica del precio del petróleo a raíz del embargo económico establecido por la Guerra del Yom Kippur, el gobierno mexicano de José López Portillo apuesta la economía nacional hacia la exportación de crudo. Esto resulta en la llamada “petrolización” de las finanzas públicas que “colocaba al gobierno y al país frente al riesgo de descalabros peligrosos cuando se modificara la tendencia de los precios internacionales del petróleo” (Colmenares). La economía mexicana resultaba altamente dependiente del petróleo, pues se calcula que hacia 1980, el petróleo representaba el 67% de las exportaciones del país (Ruiz Durán). En consecuencia, al desplomarse el precio del petróleo en 1982, la economía mexicana se ve duramente afectada. Después de haber mantenido un crecimiento promedio superior a 9% entre 1980 y 1981, la economía registró un decrecimiento de 0.6% en 1982 y de 4.2% en 1983.
A raíz de esta crisis, en los años posteriores el gobierno mexicano realizó cambios importantes en la política económica nacional. Como explica Gabriel Casillas en su artículo de El Financiero: “Por más de diez años el gobierno mexicano ha comprado coberturas (i.e. compra de derivados financieros) para proteger los ingresos petroleros del país” (Casillas). Por otra parte, la economía mexicana se ha diversificado considerablemente. Para 2014, la producción de petróleo crudo y sus derivados representaban menos del 6% del Producto Interno Bruto y las exportaciones petroleras representaban únicamente 13% de las exportaciones totales. Esto significa que hoy en día el efecto de una caída en el precio del petróleo a nivel internacional en la economía mexicana es sumamente menor que el que se observaba hacia la crisis de 1982. Por otra parte, debido al régimen de tipo de cambio de libre flotación, una depreciación del peso ayuda a compensar la caída en los precios
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