Espiritualidad en enfermeria

 “Estar ahí”, significado del cuidado espiritual: la mirada de los profesionales de enfermería.

La espiritualidad, es lo que le da sentido a nuestra vida, es la fuerza que nos fortalece y es lo que nos hace que tengamos fe en algo. Y la religión es un vínculo que une al ser humano con la espiritualidad es ese camino la manera de adquirir nuevos valores, ser más reflexivo, aprender a vivir con poco, la necesidad de escuchar y de ayudar al prójimo en todo aquello que necesite y este a nuestro alcance.

Las enfermeras deben de tener estas características inherentes al igual que las demás personas pero más desarrolladas, algunas personas pueden ver esto de espiritualidad y religión como algo cultural, como tradición, y convicción.

El cuidado espiritual en enfermería se considera un componente fundamental en los cuidados paliativos, acompañar a otro, escuchar al enfermo, acompañarlo en su angustia y ansiedad. Para poder ofrecer estas acciones deben de tener desarrollada la observación y hasta un poco de intuición.

Las actitudes y formas de comportamiento del paciente dice mucho del ánimo que tiene, si está feliz o triste, deprimido, etc., muchas veces lo que necesita es solo ser escuchado, no estar solo, y lo manifiesta con algún tipo de dolor o alguna incertidumbre.

Las acciones de cuidado o actividades que realiza la enfermera, son esas que identifica cuando la persona necesita el cuidado espiritual, para brindar ayuda, apoyo, cuidado integral en las cuatro esferas del ser humano como el escuchar, expresarse, y el contacto físico.

Las enfermeras definen estos cuidados espirituales como el “estar ahí”, que es la presencia amorosa, el detalle y la compañía. Es importante que si una persona se quiere desahogar con la enfermera, esta debe escucharlo y acompañarlo para que se fortalezca o deje esos sentimientos de angustia, ya que es parte del cuidado integral.

Ninguna enfermera está preparada para dar algunas palabras de aliento a otras personas, expresando sentimientos de compasión, y compañía; también se puede dar una caricia o simplemente tocar el hombro de la persona afectada. Sin embargo esas cosas que salen del alma cuando alguien como el paciente o el familiar está pasando  por un momento difícil, pueden mejorar el estado de salud, y el dolor.

Parte de estas prácticas de cuidados abarcan: el ofrecimiento de servicios religioso, respetando las formas de pensar de cada paciente, no abandonar al paciente que está agonizando, aceptar que tenga imágenes religiosas así como amuletos, recibir llamadas o visitas de personas de personas o familiares ya que esto puede contribuir al bienestar del paciente.

Las enfermeras deben de tener ese sentido humanitario de actuar sensiblemente y con compasión, la mejor manera de hacer esto es poniéndose en los zapatos del paciente y la familia. Otro de las fortalezas que debe de tener la enfermera es la flexibilidad de diferentes puntos de vista, disponibilidad de tiempo y romper rutinas que favorezcan el cuidado espiritual.

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