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Estado Y Globalizacion


Enviado por   •  14 de Octubre de 2012  •  9.764 Palabras (40 Páginas)  •  326 Visitas

Página 1 de 40

Presentado por:

Trayecto 5,

PNFG Estudios Jurídicos

Aldea: Amenodoro Urdaneta

Integrantes:

CHAVEZ, Deyanira

CHAVEZ, Dila

CHAVEZ, Dilma

VALBUENA, Alejandra

1. EL ESTADO COMO SUJETO DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO.

El Estado tiene la personalidad jurídica internacional natural y originaria

El sujeto propiamente dicho del orden jurídico internacional es el Estado, definido en la Convención Panamericana de Montevideo en 1933, por cuatro elementos:

1. Población;

2. Territorio determinado;

3. Gobierno, y

4. Capacidad de entrar en relación con otros Estados.

Teniendo dichos elementos se constituye un Estado aunque no sea reconocido por la comunidad internacional.

2. EL ESTADO NACION EN EL CONTEXTO DE LA GLOBALIZACION NEOLIBERAL.

El Estado Nacional y la Soberanía, se hermanaron para garantizar un espacio para la conformación del sistema capitalista que siempre ha sido mundial, pero que durante esta fase se fue consolidando en el marco de fronteras nacionales. Uno de los caminos que tomó la evolución de la soberanía fue como instrumento para la creación de un coto privado, fuente de conflictos, de guerras, anexiones, expansiones en función de la competencia entre sectores capitalistas.

En el momento en que se va extendiendo la globalización neoliberal, las fronteras nacionales se van haciendo peligrosas y convirtiéndose en obstáculo para el movimiento de los capitales y las mercancías. El libre movimiento de los capitales y las mercancías es esencial para el capital transnacional. Libertad que no se extiende a las personas. Por el contrario, mientras más se profundiza la globalización neoliberal, más restricciones surgen para el movimiento de las personas. Incluso, va resurgiendo con fuerza la esclavitud como parte del proceso de organización del trabajo.

La globalización neoliberal va conformándose, entre otros procesos, como parte de transformaciones fundamentales del aparato productivo.

Se van estructurando circuitos productivos internacionales que van pasando por encima de las fronteras nacionales y amenazan con desarticular como de hecho lo están haciendo, a muchos países. Se van anulando los vínculos económicos internacionales y en estricto sentido, el comercio internacional en su forma tradicional de importaciones e importaciones va perdiendo importancia, pese a que como las fronteras nacionales no han desaparecido, los movimientos de mercancías se siguen midiendo en términos de importaciones y exportaciones entre países.

2.1. LA PÉRDIDA DE LA SOBERANIA Y EL REINADO DE LAS TRANSNACIONALES.

Las grandes corporaciones internacionales centralizan la producción y van generando a través del mundo los distintos componentes de un producto final, en función de minimizar costos de producción. En consecuencia, circulan en el mundo productos en proceso que son transferidos de una empresa a otra hasta la elaboración final en un determinado país. Pero esas empresas no son más que filiales de grandes corporaciones. En consecuencia, no son transacciones entre compradores y vendedores con intereses diferenciados, sino operaciones dentro de una gran cadena productiva con precios administrados por la gran corporación según las conveniencias del proceso de maximización de ganancias. Esa es la gran mano visible que va influyendo sobre el movimiento de los precios.

Dadas esas circunstancias, las acciones independientes de los Estados nacionales en materia de estrategias económicas, son absolutamente inconvenientes. La tendencia es a que los Estados pierdan capacidad para elaborar políticas propias. Por el contrario deben atenerse a los dogmas del Fondo Monetario Internacional como centro que administra políticas en nombre del Capital, violando la soberanía de los Estados.

El Fondo Monetario Internacional ha ido usurpando atribuciones de los Estados soberanos y elaborando políticas fiscales, monetarias y financieras, políticas sociales (incluidas las políticas salariales) y políticas ambientales.

En ese contexto, las fronteras nacionales son un problema y mucho más lo son los Estados que luchan por su independencia y levantan esto como propuesta ante el mundo, como lo ha hecho y lo hace el Estado venezolano liderado por el Presidente Chávez.

La situación evoluciona hacia la transnacionalización de todas las relaciones entre las naciones, entre los seres humanos y entre estos y la naturaleza. Especialmente se trasnacionalizan y se tratan de uniformizar los valores, que se van asociando a los valores del mercado, generando un proceso que trata de aplastar los valores solidarios, los valores que propician el encuentro, el compartir.

La OTAN se trasnacionaliza y se convierte en el brazo armado de la globalización neoliberal; la ONU pierde importancia, especialmente la Asamblea General y sus atribuciones tienden a ser trasladadas al Consejo de Seguridad; todos los asuntos mundiales, en última instancia, se convierten en problemas de seguridad.

La paz no es el resultado de la justicia, la igualdad, la solidaridad y el respeto a los derechos de la naturaleza, sino del fortalecimiento de las operaciones militares de mantenimiento de la paz. Es la diplomacia de los cañones. Por eso del presupuesto de la ONU la mayor parte se destina al financiamiento de operaciones militares de mantenimiento de la paz y sólo una suma menor se dedica al desarrollo, es decir, a satisfacer necesidades de los pobres y los países subdesarrollados. El problema de la paz deja de asociarse a la construcción de un mundo caracterizado por la justicia, la igualdad y la libertad. Por el contrario, paz y seguridad se convierten en sinónimos. La paz entonces se construye mediante el uso de la fuerza para garantizarnos seguridad. El objetivo en los conflictos es lograr la victoria, no la paz. La victoria que garantiza seguridad y cultiva la venganza. Una seguridad insegura, pues los derrotados de ayer siempre podrán volver a levantarse para vengarse, buscando la seguridad perdida.

Ante la profundización de la globalización neoliberal, los ideólogos del neoliberalismo comenzaron a sostener que la soberanía era un concepto pasado de moda. El mundo académico en todas partes y por supuesto en las Universidades venezolanas, se fue llenando de “teóricos”, plenos de pedantería y genuflexión, que con fuerte apoyo mediático, comenzaron a escribir contra la soberanía y las fronteras nacionales. Hábilmente trataron de disfrazar su discurso como algo novedoso y calificar con apoyo transnacional, a los defensores de la soberanía, de las identidades regionales y nacionales, de los valores solidarios, etc. como “dinosaurios”, como anticuados.

Simultáneamente los medios de propaganda, las escuelas y centros educativos en general, los ejércitos, policías y organismos de seguridad e inteligencia, algunas iglesias, la llamada industria cultural, movimientos y grupos de opinión, las diversas modas, la llamada publicidad comercial, se lanzaron a aplastar la diversidad cultural, étnica, religiosa, política, en fin la diversidad humana y societaria, y por supuesto, la diversidad biológica y natural. Haciendo negocios con todos esos procesos, mientras han ido y van destruyendo pueblos, culturas y ecosistemas.

La guerra y la militarización de las relaciones internacionales se han convertido en algo decisivo, haciendo polvo los derechos civiles, los derechos humanos en general y marcando una clara tendencia totalitaria, como hecho fundamental del proceso civilizatorio hacia el siglo XXI.

2.2. LA REDUCCION DE LAS FUNCIONES DEL ESTADO

Los procesos de interconexión económica, tecnológica y comunicacional que desde hace algunas décadas atraviesan el globo, sin duda han venido introduciendo fuertes cambios en todas los ámbitos de las sociedades contemporáneas. Han transformado totalmente las reglas del juego económico ampliando el campo de su acción al plano mundial. Han redefinido el peso y papel del Estado nación tanto en lo que respecta a sus competencias como entidad política, con capacidad de control, decisión y planificación, como en lo relativo a sus vínculos simbólicos con una comunidad territorialmente establecida. Han fortalecido el poder de corporaciones económicas y financieras de carácter trasnacional, y ampliado el espacio de acción de otros sujetos sociales, como organizaciones indígenas, ambientalistas y el movimiento contra la globalización neoliberal. Pero ante la hegemonía norteamericana y las contradicciones de la globalización, el axioma de “Menos Estado” significa menos Estado en todos lados, salvo en Estados Unidos, que, por el doble monopolio del dólar y de la intervención e inherencia militares (sostenidos por sus segundones: Alemania, Japón, …), manteniendo su posición hegemónica a escala global, privando a países (Irán, Corea del Norte, Venezuela, Cuba) de alianzas posibles con países emergentes o con la misma Europa.

En este ámbito jurídico, político y económico, es oportuno analizar el documento “Lineamientos del Programa de Gobierno de Unidad Nacional (2013-2019)” lanza una ofensiva orientada a desmontar las funciones del Estado al aplicar una serie de políticas neoliberales. A continuación analicemos algunos de estos lineamientos a aplicarse en el supuesto negado de un triunfo de la derecha en las elecciones del 7 de octubre del 2012:

• “Las leyes o decretos-leyes inconstitucionales [que] deben ser impugnados judicialmente, si aún no lo han sido. Adicionalmente, debe ejercerse la iniciativa legislativa del Presidente de la República para presentar proyectos de ley que desmonten las regulaciones contrarias a la Constitución dictadas en los últimos años, incluyendo las que responden al modelo del Estado socialista comunal” (pág. 14). Estas leyes o decretos-leyes, que no mencionan explícitamente, se pueden deducir cuáles son por la oposición que ellos le hicieron en su momento a la Ley Habilitante y, particularmente, la Ley de Hidrocarburos, Ley de Tierras y Ley de Pesca, entre otras. La eliminación de estas leyes de alto contenido popular y soberano, implicaría regresar al pasado: entregar el petróleo y nuestras reservas probadas a las empresas transnacionales con todas las implicaciones que ello tendría en los ingresos nacionales. La inversión social se reduciría a grados mínimos y las Misiones sociales serían eliminadas. Asimismo, el pueblo sería despojado de las tierras otorgadas por el Estado y vueltas a sus antiguos dueños; y la pesca de arrastre acabaría con los ecosistemas marinos.

Cabe resaltar que en las leyes que se eliminarían, deben estar incluidas “(…) las que responden al modelo del Estado socialista comunal”. Por supuesto, tanto los logros alcanzados en estos 12 años que benefician al pueblo y garantizan el ejercicio directo y protagónico de su participación política, también serían eliminados. Obviamente las Comunas tendrían el mismo destino, porque el Estado Comunal promovido por la Revolución Bolivariana, es contrario al Estado Federal y Descentralizado que promueve la derecha venezolana y mundial, como se verá más adelante. Ellos son sumamente claros: “Habrá que revisar también las cinco leyes que soportan jurídicamente el llamado Estado Comunal (…)” (PÁG. 22). Sin estas leyes, el Estado Comunal queda sin legalidad.

• Rescatar el federalismo previsto en la Constitución. La misma concepción federalista con respecto al Estado, es extensiva al tipo de gobierno que aspira instaurar Capriles Radonski. Veamos: “El nuevo gobierno ha de ser profundamente federal y descentralizado. No solamente porque ha de promover la descentralización y ha de respetar las competencias de los Estados y Municipios, sino también en el sentido de que la concepción y gestión del gobierno deberá sustentarse de manera permanente en la discusión y articulación de políticas con los Gobernadores y Alcaldes. Ello en relación no sólo con los temas directamente relacionados con la descentralización, sino también respecto de los grandes asuntos del desarrollo nacional y de la inclusión e integración político-social (…)” (Pág. 15). La descentralización planteada en este Programa, no es la misma que contempla la Constitución. Nuestra Carta Magna sostiene una descentralización desconcentrada y centralizada; es decir, a los Estados y Municipios se les transfieren poderes, funciones y competencias en el marco de un gobierno centralizado para garantizar la unidad del Estado-nación y en la cual los estados deben garantizar la integridad del territorio, tal como lo dice la Constitución en el Artículo 159: Los Estados (…) quedan obligados a mantener la independencia, soberanía e integridad nacional, y a cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes de la República; mientras que el federalismo descentralizado planteado por la doctrina neoliberal y, por tanto, por el programa de Capriles Radonski, es un federalismo en el cual el territorio nacional quedaría convertido en una sumatoria de parcelas (los estados), que rompe la unidad del Estado-nación. Es lo mismo que se planteó en los años ochenta con la Comisión Para la Reforma del Estado (COPRE). Esta descentralización permitiría que los Gobernadores y Alcaldes puedan negociar el territorio venezolano y sus riquezas naturales con las empresas transnacionales. Los estados y Municipios serían gobernados como haciendas particulares de cada jefe político de estas instancias, las cuales explotarían en su beneficio y el de los suyos. Venezuela se pondría en venta al gran capital y abundarían tierras, parques y playas privadas, como en los tiempos de CAP. Es por ello que son tajantes cuando afirman: “Es preciso adoptar las medidas necesarias para restituir a los Estados el ejercicio de las competencias exclusivas de las que inconstitucionalmente fueron despojados”. (Pág. 15). Las “competencias exclusivas (…) de las que fueron despojados”, son aquellas que garantizan la autonomía de los estados con respecto al gobierno central. Esto facilitaría a los autonomistas de ayer y de hoy, en momento de crisis política, fragmentar a Venezuela y hacer con partes de ella otro país, tal como está previsto en el denominado “Plan Erizo”. Los estados con petróleo y los fronterizos, se cuentan en este Plan.

2.3. EL NUEVO ROL DEL ESTADO COMO GENERADOR DE BIENESTAR Y TRANSFORMACION SOCIALES.

Como alternativa, se han planteado nuevas orientaciones para reformar las instituciones democráticas, adoptando un modelo participativo, en donde se defina una nueva concepción de ciudadanía. Diseñar espacios deliberativos y participativos, desde donde los ciudadanos y las organizaciones de la sociedad civil orienten las políticas públicas, tanto en el diseño, control y ejecución, son los nuevos retos que están en el debate sobre las reformas del Estado. Anteriormente –y aún sigue estando presente- los temas que orientaban las discusiones sobre un nuevo modelo de Estado giraban en torno a la reducción de las dimensiones del Estado, los controles horizontales o ínter poderes públicos –presidencialismo vs. parlamentarismo y controles judiciales-, y las condiciones favorables para que el mercado cumpla sin mayores obstáculos el nuevo rol histórico que desempeñaría en la conducción de los destinos de las naciones, entre las más relevantes.

La incorporación del ciudadano y las organizaciones que en conjunto integra –sociedad civil-, en actividades de control social, la participación directa en los asuntos públicos, y el ejercicio directo de funciones de interés público en los espacios públicos no estatales, han dado un giro interesante a las discusiones sobre la gobernabilidad democrática, que es la finalidad de la reforma del Estado en términos generales. Experiencias notables están a la orden del día: el presupuesto participativo de Porto Alegre (Brasil), los Comité de Vigilancia en Bolivia, las Veedurías en Colombia, los Consejos Comunales y las Comunas en Venezuela, éstos han nacido a la luz de reformas jurídico-institucionales, creando por ley un conjunto de instituciones, a diferencia de la informalidad del caso brasileño.

Venezuela, no escapa de la discusión de estos temas. Desde mediados de los ochenta, con la creación de la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado (COPRE), se está discutiendo sobre un nuevo Estado, motivado principalmente por las reformas económicas de mercado, y la necesidad de reducirlo para hacerlo más eficiente. Sin embargo, es en 1999, con el diseño de una nueva Constitución Nacional, que se incorporan mecanismos de participación directa, control social, y el reconocimiento de una serie de derechos políticos, sociales, económicos y culturales, que definen una nueva concepción de ciudadanía.

Uno de estos mecanismos es el Consejo Federal de Gobierno. Tiene como misión dictar lineamientos de planificación y coordinación de las políticas y acciones necesarias para el adecuado desarrollo regional, así como atender el establecimiento del régimen para la transferencia de las competencias de los entes territoriales, a las organizaciones detentadoras de la soberanía originaria del Estado. En su fuero, se van a dar cita el Poder Ejecutivo encabezado por el Vicepresidente ejecutivo quien lo preside, todos los gobernadores, así como un representante de las alcaldías por cada estado, y representantes de las expresiones organizadas de la sociedad. Es un espacio plural, donde se van a definir aspectos olvidados del proceso trunco de descentralización, orientados fundamentalmente a saldar la deuda de inequidad existente entre los espacios políticos territoriales concentrados en el eje norte-costero con referencia al resto del país, el cual bajo un criterio estrictamente poblacional, fue desfavorecido con recursos para el desarrollo.

El Consejo Federal de Gobierno deja como posibilidad real la transferencia de competencias a las comunidades, tal como lo establece la CRBV, a esta instancia se le pueda dar una importancia similar a la que tiene la Asamblea Nacional, pues en una está representado el poder constituyente mientras que en la otra los constituidos más parte de la suma de la primera.

Las contradicciones de la mundialización en curso son gigantescas y todo indica que éstas se agravarán, tanto por la resistencia de los pueblos -en los centros y en las periferias- como por la acentuación de las divergencias en el seno del bloque imperialista dominante, que el aumento de las resistencias no hará más que profundizar. La más importante de estas contradicciones reside en el llamativo contraste que oponen las dos nuevas mitades del sistema mundial. Constatamos en efecto que todo el continente americano, Europa Occidental y su anexo africano, los países de Europa Oriental y de la ex URSS, Medio Oriente y Japón, están afectados por la crisis asociada a la implementación del proyecto neoliberal mundializado. Por el contrario, el Este asiático -China, Corea, Taiwán, el sudeste asiático- escapa a esta situación, precisamente porque los poderes que allí gobiernan rechazan el sometimiento a los imperativos de la mundialización desenfrenada que se impuso en el resto del mundo. India se encuentra a mitad de camino entre este "Oeste" y este "Este" nuevos. Esta opción asiática -cuya discusión acerca de las raíces históricas nos alejaría de nuestro tema de análisis- está ligada al éxito de la región, cuyo crecimiento económico se acelera al mismo tiempo en que éste se frena en el resto del mundo. La estrategia de los Estados Unidos está guiada por la voluntad de quebrar esta autonomía que Asia del Este conquistó en sus relaciones con el sistema mundial. Esta estrategia se empeña en desmantelar a China, en torno a la cual podría cristalizar progresivamente el conjunto de la región del Este asiático. Apuesta por la independencia de Japón, que necesita del apoyo de Washington para enfrentar no solamente a China, sino también a Corea e incluso al sudeste asiático, proponiendo para ello substituir la regionalización asiática informal en curso por una región Asia-Pacífico (APEC).

Europa constituye la segunda región llamada a padecer las previsibles turbulencias. El futuro del proyecto de la Unión Europea está efectivamente amenazado por el empecinamiento neoliberal de sus clases dirigentes y por las previsibles y crecientes protestas de sus clases populares (Toulemon, 1994). Pero este proyecto también se encuentra amenazado por el caos en el Este, ya que a corto plazo la lógica del neoliberalismo conduce a la opción de la "latinoamericanización" de Europa del Este y de los países de la ex URSS. Esta periferización, que funcionará quizás principalmente en beneficio de Alemania, contribuye a una evolución global hacia una "Europa alemana". En el mediano plazo esta opción favorece el mantenimiento de la hegemonía norteamericana a escala mundial, mientras que Alemania opta, al igual que Japón, por permanecer bajo la influencia de Washington. Pero a más largo plazo esta opción arriesga despertar las rivalidades intraeuropeas que hoy están latentes.

En otras regiones del mundo las cosas tampoco estás resueltas de antemano. En América Latina, el ALENA coincidió, no por casualidad, con la revuelta de Chiapas en México. Y el proyecto de extensión del modelo propuesto por el ALENA al conjunto del continente se enfrenta ya en las capitales del sur al cuestionamiento de la mundialización desenfrenada. Aunque el proyecto del Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y abierto a Chile y Bolivia) haya sido concebido en sus inicios en los marcos de la óptica neoliberal, no está dicho que no pueda evolucionar en dirección hacia una autonomización -aún relativa- de la región.

Presentado por:

Trayecto 5,

PNFG Estudios Jurídicos

Aldea: Amenodoro Urdaneta

Integrantes:

CHAVEZ, Deyanira

CHAVEZ, Dila

CHAVEZ, Dilma

VALBUENA, Alejandra

1. EL ESTADO COMO SUJETO DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO.

El Estado tiene la personalidad jurídica internacional natural y originaria

El sujeto propiamente dicho del orden jurídico internacional es el Estado, definido en la Convención Panamericana de Montevideo en 1933, por cuatro elementos:

1. Población;

2. Territorio determinado;

3. Gobierno, y

4. Capacidad de entrar en relación con otros Estados.

Teniendo dichos elementos se constituye un Estado aunque no sea reconocido por la comunidad internacional.

2. EL ESTADO NACION EN EL CONTEXTO DE LA GLOBALIZACION NEOLIBERAL.

El Estado Nacional y la Soberanía, se hermanaron para garantizar un espacio para la conformación del sistema capitalista que siempre ha sido mundial, pero que durante esta fase se fue consolidando en el marco de fronteras nacionales. Uno de los caminos que tomó la evolución de la soberanía fue como instrumento para la creación de un coto privado, fuente de conflictos, de guerras, anexiones, expansiones en función de la competencia entre sectores capitalistas.

En el momento en que se va extendiendo la globalización neoliberal, las fronteras nacionales se van haciendo peligrosas y convirtiéndose en obstáculo para el movimiento de los capitales y las mercancías. El libre movimiento de los capitales y las mercancías es esencial para el capital transnacional. Libertad que no se extiende a las personas. Por el contrario, mientras más se profundiza la globalización neoliberal, más restricciones surgen para el movimiento de las personas. Incluso, va resurgiendo con fuerza la esclavitud como parte del proceso de organización del trabajo.

La globalización neoliberal va conformándose, entre otros procesos, como parte de transformaciones fundamentales del aparato productivo.

Se van estructurando circuitos productivos internacionales que van pasando por encima de las fronteras nacionales y amenazan con desarticular como de hecho lo están haciendo, a muchos países. Se van anulando los vínculos económicos internacionales y en estricto sentido, el comercio internacional en su forma tradicional de importaciones e importaciones va perdiendo importancia, pese a que como las fronteras nacionales no han desaparecido, los movimientos de mercancías se siguen midiendo en términos de importaciones y exportaciones entre países.

2.1. LA PÉRDIDA DE LA SOBERANIA Y EL REINADO DE LAS TRANSNACIONALES.

Las grandes corporaciones internacionales centralizan la producción y van generando a través del mundo los distintos componentes de un producto final, en función de minimizar costos de producción. En consecuencia, circulan en el mundo productos en proceso que son transferidos de una empresa a otra hasta la elaboración final en un determinado país. Pero esas empresas no son más que filiales de grandes corporaciones. En consecuencia, no son transacciones entre compradores y vendedores con intereses diferenciados, sino operaciones dentro de una gran cadena productiva con precios administrados por la gran corporación según las conveniencias del proceso de maximización de ganancias. Esa es la gran mano visible que va influyendo sobre el movimiento de los precios.

Dadas esas circunstancias, las acciones independientes de los Estados nacionales en materia de estrategias económicas, son absolutamente inconvenientes. La tendencia es a que los Estados pierdan capacidad para elaborar políticas propias. Por el contrario deben atenerse a los dogmas del Fondo Monetario Internacional como centro que administra políticas en nombre del Capital, violando la soberanía de los Estados.

El Fondo Monetario Internacional ha ido usurpando atribuciones de los Estados soberanos y elaborando políticas fiscales, monetarias y financieras, políticas sociales (incluidas las políticas salariales) y políticas ambientales.

En ese contexto, las fronteras nacionales son un problema y mucho más lo son los Estados que luchan por su independencia y levantan esto como propuesta ante el mundo, como lo ha hecho y lo hace el Estado venezolano liderado por el Presidente Chávez.

La situación evoluciona hacia la transnacionalización de todas las relaciones entre las naciones, entre los seres humanos y entre estos y la naturaleza. Especialmente se trasnacionalizan y se tratan de uniformizar los valores, que se van asociando a los valores del mercado, generando un proceso que trata de aplastar los valores solidarios, los valores que propician el encuentro, el compartir.

La OTAN se trasnacionaliza y se convierte en el brazo armado de la globalización neoliberal; la ONU pierde importancia, especialmente la Asamblea General y sus atribuciones tienden a ser trasladadas al Consejo de Seguridad; todos los asuntos mundiales, en última instancia, se convierten en problemas de seguridad.

La paz no es el resultado de la justicia, la igualdad, la solidaridad y el respeto a los derechos de la naturaleza, sino del fortalecimiento de las operaciones militares de mantenimiento de la paz. Es la diplomacia de los cañones. Por eso del presupuesto de la ONU la mayor parte se destina al financiamiento de operaciones militares de mantenimiento de la paz y sólo una suma menor se dedica al desarrollo, es decir, a satisfacer necesidades de los pobres y los países subdesarrollados. El problema de la paz deja de asociarse a la construcción de un mundo caracterizado por la justicia, la igualdad y la libertad. Por el contrario, paz y seguridad se convierten en sinónimos. La paz entonces se construye mediante el uso de la fuerza para garantizarnos seguridad. El objetivo en los conflictos es lograr la victoria, no la paz. La victoria que garantiza seguridad y cultiva la venganza. Una seguridad insegura, pues los derrotados de ayer siempre podrán volver a levantarse para vengarse, buscando la seguridad perdida.

Ante la profundización de la globalización neoliberal, los ideólogos del neoliberalismo comenzaron a sostener que la soberanía era un concepto pasado de moda. El mundo académico en todas partes y por supuesto en las Universidades venezolanas, se fue llenando de “teóricos”, plenos de pedantería y genuflexión, que con fuerte apoyo mediático, comenzaron a escribir contra la soberanía y las fronteras nacionales. Hábilmente trataron de disfrazar su discurso como algo novedoso y calificar con apoyo transnacional, a los defensores de la soberanía, de las identidades regionales y nacionales, de los valores solidarios, etc. como “dinosaurios”, como anticuados.

Simultáneamente los medios de propaganda, las escuelas y centros educativos en general, los ejércitos, policías y organismos de seguridad e inteligencia, algunas iglesias, la llamada industria cultural, movimientos y grupos de opinión, las diversas modas, la llamada publicidad comercial, se lanzaron a aplastar la diversidad cultural, étnica, religiosa, política, en fin la diversidad humana y societaria, y por supuesto, la diversidad biológica y natural. Haciendo negocios con todos esos procesos, mientras han ido y van destruyendo pueblos, culturas y ecosistemas.

La guerra y la militarización de las relaciones internacionales se han convertido en algo decisivo, haciendo polvo los derechos civiles, los derechos humanos en general y marcando una clara tendencia totalitaria, como hecho fundamental del proceso civilizatorio hacia el siglo XXI.

2.2. LA REDUCCION DE LAS FUNCIONES DEL ESTADO

Los procesos de interconexión económica, tecnológica y comunicacional que desde hace algunas décadas atraviesan el globo, sin duda han venido introduciendo fuertes cambios en todas los ámbitos de las sociedades contemporáneas. Han transformado totalmente las reglas del juego económico ampliando el campo de su acción al plano mundial. Han redefinido el peso y papel del Estado nación tanto en lo que respecta a sus competencias como entidad política, con capacidad de control, decisión y planificación, como en lo relativo a sus vínculos simbólicos con una comunidad territorialmente establecida. Han fortalecido el poder de corporaciones económicas y financieras de carácter trasnacional, y ampliado el espacio de acción de otros sujetos sociales, como organizaciones indígenas, ambientalistas y el movimiento contra la globalización neoliberal. Pero ante la hegemonía norteamericana y las contradicciones de la globalización, el axioma de “Menos Estado” significa menos Estado en todos lados, salvo en Estados Unidos, que, por el doble monopolio del dólar y de la intervención e inherencia militares (sostenidos por sus segundones: Alemania, Japón, …), manteniendo su posición hegemónica a escala global, privando a países (Irán, Corea del Norte, Venezuela, Cuba) de alianzas posibles con países emergentes o con la misma Europa.

En este ámbito jurídico, político y económico, es oportuno analizar el documento “Lineamientos del Programa de Gobierno de Unidad Nacional (2013-2019)” lanza una ofensiva orientada a desmontar las funciones del Estado al aplicar una serie de políticas neoliberales. A continuación analicemos algunos de estos lineamientos a aplicarse en el supuesto negado de un triunfo de la derecha en las elecciones del 7 de octubre del 2012:

• “Las leyes o decretos-leyes inconstitucionales [que] deben ser impugnados judicialmente, si aún no lo han sido. Adicionalmente, debe ejercerse la iniciativa legislativa del Presidente de la República para presentar proyectos de ley que desmonten las regulaciones contrarias a la Constitución dictadas en los últimos años, incluyendo las que responden al modelo del Estado socialista comunal” (pág. 14). Estas leyes o decretos-leyes, que no mencionan explícitamente, se pueden deducir cuáles son por la oposición que ellos le hicieron en su momento a la Ley Habilitante y, particularmente, la Ley de Hidrocarburos, Ley de Tierras y Ley de Pesca, entre otras. La eliminación de estas leyes de alto contenido popular y soberano, implicaría regresar al pasado: entregar el petróleo y nuestras reservas probadas a las empresas transnacionales con todas las implicaciones que ello tendría en los ingresos nacionales. La inversión social se reduciría a grados mínimos y las Misiones sociales serían eliminadas. Asimismo, el pueblo sería despojado de las tierras otorgadas por el Estado y vueltas a sus antiguos dueños; y la pesca de arrastre acabaría con los ecosistemas marinos.

Cabe resaltar que en las leyes que se eliminarían, deben estar incluidas “(…) las que responden al modelo del Estado socialista comunal”. Por supuesto, tanto los logros alcanzados en estos 12 años que benefician al pueblo y garantizan el ejercicio directo y protagónico de su participación política, también serían eliminados. Obviamente las Comunas tendrían el mismo destino, porque el Estado Comunal promovido por la Revolución Bolivariana, es contrario al Estado Federal y Descentralizado que promueve la derecha venezolana y mundial, como se verá más adelante. Ellos son sumamente claros: “Habrá que revisar también las cinco leyes que soportan jurídicamente el llamado Estado Comunal (…)” (PÁG. 22). Sin estas leyes, el Estado Comunal queda sin legalidad.

• Rescatar el federalismo previsto en la Constitución. La misma concepción federalista con respecto al Estado, es extensiva al tipo de gobierno que aspira instaurar Capriles Radonski. Veamos: “El nuevo gobierno ha de ser profundamente federal y descentralizado. No solamente porque ha de promover la descentralización y ha de respetar las competencias de los Estados y Municipios, sino también en el sentido de que la concepción y gestión del gobierno deberá sustentarse de manera permanente en la discusión y articulación de políticas con los Gobernadores y Alcaldes. Ello en relación no sólo con los temas directamente relacionados con la descentralización, sino también respecto de los grandes asuntos del desarrollo nacional y de la inclusión e integración político-social (…)” (Pág. 15). La descentralización planteada en este Programa, no es la misma que contempla la Constitución. Nuestra Carta Magna sostiene una descentralización desconcentrada y centralizada; es decir, a los Estados y Municipios se les transfieren poderes, funciones y competencias en el marco de un gobierno centralizado para garantizar la unidad del Estado-nación y en la cual los estados deben garantizar la integridad del territorio, tal como lo dice la Constitución en el Artículo 159: Los Estados (…) quedan obligados a mantener la independencia, soberanía e integridad nacional, y a cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes de la República; mientras que el federalismo descentralizado planteado por la doctrina neoliberal y, por tanto, por el programa de Capriles Radonski, es un federalismo en el cual el territorio nacional quedaría convertido en una sumatoria de parcelas (los estados), que rompe la unidad del Estado-nación. Es lo mismo que se planteó en los años ochenta con la Comisión Para la Reforma del Estado (COPRE). Esta descentralización permitiría que los Gobernadores y Alcaldes puedan negociar el territorio venezolano y sus riquezas naturales con las empresas transnacionales. Los estados y Municipios serían gobernados como haciendas particulares de cada jefe político de estas instancias, las cuales explotarían en su beneficio y el de los suyos. Venezuela se pondría en venta al gran capital y abundarían tierras, parques y playas privadas, como en los tiempos de CAP. Es por ello que son tajantes cuando afirman: “Es preciso adoptar las medidas necesarias para restituir a los Estados el ejercicio de las competencias exclusivas de las que inconstitucionalmente fueron despojados”. (Pág. 15). Las “competencias exclusivas (…) de las que fueron despojados”, son aquellas que garantizan la autonomía de los estados con respecto al gobierno central. Esto facilitaría a los autonomistas de ayer y de hoy, en momento de crisis política, fragmentar a Venezuela y hacer con partes de ella otro país, tal como está previsto en el denominado “Plan Erizo”. Los estados con petróleo y los fronterizos, se cuentan en este Plan.

2.3. EL NUEVO ROL DEL ESTADO COMO GENERADOR DE BIENESTAR Y TRANSFORMACION SOCIALES.

Como alternativa, se han planteado nuevas orientaciones para reformar las instituciones democráticas, adoptando un modelo participativo, en donde se defina una nueva concepción de ciudadanía. Diseñar espacios deliberativos y participativos, desde donde los ciudadanos y las organizaciones de la sociedad civil orienten las políticas públicas, tanto en el diseño, control y ejecución, son los nuevos retos que están en el debate sobre las reformas del Estado. Anteriormente –y aún sigue estando presente- los temas que orientaban las discusiones sobre un nuevo modelo de Estado giraban en torno a la reducción de las dimensiones del Estado, los controles horizontales o ínter poderes públicos –presidencialismo vs. parlamentarismo y controles judiciales-, y las condiciones favorables para que el mercado cumpla sin mayores obstáculos el nuevo rol histórico que desempeñaría en la conducción de los destinos de las naciones, entre las más relevantes.

La incorporación del ciudadano y las organizaciones que en conjunto integra –sociedad civil-, en actividades de control social, la participación directa en los asuntos públicos, y el ejercicio directo de funciones de interés público en los espacios públicos no estatales, han dado un giro interesante a las discusiones sobre la gobernabilidad democrática, que es la finalidad de la reforma del Estado en términos generales. Experiencias notables están a la orden del día: el presupuesto participativo de Porto Alegre (Brasil), los Comité de Vigilancia en Bolivia, las Veedurías en Colombia, los Consejos Comunales y las Comunas en Venezuela, éstos han nacido a la luz de reformas jurídico-institucionales, creando por ley un conjunto de instituciones, a diferencia de la informalidad del caso brasileño.

Venezuela, no escapa de la discusión de estos temas. Desde mediados de los ochenta, con la creación de la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado (COPRE), se está discutiendo sobre un nuevo Estado, motivado principalmente por las reformas económicas de mercado, y la necesidad de reducirlo para hacerlo más eficiente. Sin embargo, es en 1999, con el diseño de una nueva Constitución Nacional, que se incorporan mecanismos de participación directa, control social, y el reconocimiento de una serie de derechos políticos, sociales, económicos y culturales, que definen una nueva concepción de ciudadanía.

Uno de estos mecanismos es el Consejo Federal de Gobierno. Tiene como misión dictar lineamientos de planificación y coordinación de las políticas y acciones necesarias para el adecuado desarrollo regional, así como atender el establecimiento del régimen para la transferencia de las competencias de los entes territoriales, a las organizaciones detentadoras de la soberanía originaria del Estado. En su fuero, se van a dar cita el Poder Ejecutivo encabezado por el Vicepresidente ejecutivo quien lo preside, todos los gobernadores, así como un representante de las alcaldías por cada estado, y representantes de las expresiones organizadas de la sociedad. Es un espacio plural, donde se van a definir aspectos olvidados del proceso trunco de descentralización, orientados fundamentalmente a saldar la deuda de inequidad existente entre los espacios políticos territoriales concentrados en el eje norte-costero con referencia al resto del país, el cual bajo un criterio estrictamente poblacional, fue desfavorecido con recursos para el desarrollo.

El Consejo Federal de Gobierno deja como posibilidad real la transferencia de competencias a las comunidades, tal como lo establece la CRBV, a esta instancia se le pueda dar una importancia similar a la que tiene la Asamblea Nacional, pues en una está representado el poder constituyente mientras que en la otra los constituidos más parte de la suma de la primera.

Las contradicciones de la mundialización en curso son gigantescas y todo indica que éstas se agravarán, tanto por la resistencia de los pueblos -en los centros y en las periferias- como por la acentuación de las divergencias en el seno del bloque imperialista dominante, que el aumento de las resistencias no hará más que profundizar. La más importante de estas contradicciones reside en el llamativo contraste que oponen las dos nuevas mitades del sistema mundial. Constatamos en efecto que todo el continente americano, Europa Occidental y su anexo africano, los países de Europa Oriental y de la ex URSS, Medio Oriente y Japón, están afectados por la crisis asociada a la implementación del proyecto neoliberal mundializado. Por el contrario, el Este asiático -China, Corea, Taiwán, el sudeste asiático- escapa a esta situación, precisamente porque los poderes que allí gobiernan rechazan el sometimiento a los imperativos de la mundialización desenfrenada que se impuso en el resto del mundo. India se encuentra a mitad de camino entre este "Oeste" y este "Este" nuevos. Esta opción asiática -cuya discusión acerca de las raíces históricas nos alejaría de nuestro tema de análisis- está ligada al éxito de la región, cuyo crecimiento económico se acelera al mismo tiempo en que éste se frena en el resto del mundo. La estrategia de los Estados Unidos está guiada por la voluntad de quebrar esta autonomía que Asia del Este conquistó en sus relaciones con el sistema mundial. Esta estrategia se empeña en desmantelar a China, en torno a la cual podría cristalizar progresivamente el conjunto de la región del Este asiático. Apuesta por la independencia de Japón, que necesita del apoyo de Washington para enfrentar no solamente a China, sino también a Corea e incluso al sudeste asiático, proponiendo para ello substituir la regionalización asiática informal en curso por una región Asia-Pacífico (APEC).

Europa constituye la segunda región llamada a padecer las previsibles turbulencias. El futuro del proyecto de la Unión Europea está efectivamente amenazado por el empecinamiento neoliberal de sus clases dirigentes y por las previsibles y crecientes protestas de sus clases populares (Toulemon, 1994). Pero este proyecto también se encuentra amenazado por el caos en el Este, ya que a corto plazo la lógica del neoliberalismo conduce a la opción de la "latinoamericanización" de Europa del Este y de los países de la ex URSS. Esta periferización, que funcionará quizás principalmente en beneficio de Alemania, contribuye a una evolución global hacia una "Europa alemana". En el mediano plazo esta opción favorece el mantenimiento de la hegemonía norteamericana a escala mundial, mientras que Alemania opta, al igual que Japón, por permanecer bajo la influencia de Washington. Pero a más largo plazo esta opción arriesga despertar las rivalidades intraeuropeas que hoy están latentes.

En otras regiones del mundo las cosas tampoco estás resueltas de antemano. En América Latina, el ALENA coincidió, no por casualidad, con la revuelta de Chiapas en México. Y el proyecto de extensión del modelo propuesto por el ALENA al conjunto del continente se enfrenta ya en las capitales del sur al cuestionamiento de la mundialización desenfrenada. Aunque el proyecto del Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y abierto a Chile y Bolivia) haya sido concebido en sus inicios en los marcos de la óptica neoliberal, no está dicho que no pueda evolucionar en dirección hacia una autonomización -aún relativa- de la región.

Presentado por:

Trayecto 5,

PNFG Estudios Jurídicos

Aldea: Amenodoro Urdaneta

Integrantes:

CHAVEZ, Deyanira

CHAVEZ, Dila

CHAVEZ, Dilma

VALBUENA, Alejandra

1. EL ESTADO COMO SUJETO DE DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO.

El Estado tiene la personalidad jurídica internacional natural y originaria

El sujeto propiamente dicho del orden jurídico internacional es el Estado, definido en la Convención Panamericana de Montevideo en 1933, por cuatro elementos:

1. Población;

2. Territorio determinado;

3. Gobierno, y

4. Capacidad de entrar en relación con otros Estados.

Teniendo dichos elementos se constituye un Estado aunque no sea reconocido por la comunidad internacional.

2. EL ESTADO NACION EN EL CONTEXTO DE LA GLOBALIZACION NEOLIBERAL.

El Estado Nacional y la Soberanía, se hermanaron para garantizar un espacio para la conformación del sistema capitalista que siempre ha sido mundial, pero que durante esta fase se fue consolidando en el marco de fronteras nacionales. Uno de los caminos que tomó la evolución de la soberanía fue como instrumento para la creación de un coto privado, fuente de conflictos, de guerras, anexiones, expansiones en función de la competencia entre sectores capitalistas.

En el momento en que se va extendiendo la globalización neoliberal, las fronteras nacionales se van haciendo peligrosas y convirtiéndose en obstáculo para el movimiento de los capitales y las mercancías. El libre movimiento de los capitales y las mercancías es esencial para el capital transnacional. Libertad que no se extiende a las personas. Por el contrario, mientras más se profundiza la globalización neoliberal, más restricciones surgen para el movimiento de las personas. Incluso, va resurgiendo con fuerza la esclavitud como parte del proceso de organización del trabajo.

La globalización neoliberal va conformándose, entre otros procesos, como parte de transformaciones fundamentales del aparato productivo.

Se van estructurando circuitos productivos internacionales que van pasando por encima de las fronteras nacionales y amenazan con desarticular como de hecho lo están haciendo, a muchos países. Se van anulando los vínculos económicos internacionales y en estricto sentido, el comercio internacional en su forma tradicional de importaciones e importaciones va perdiendo importancia, pese a que como las fronteras nacionales no han desaparecido, los movimientos de mercancías se siguen midiendo en términos de importaciones y exportaciones entre países.

2.1. LA PÉRDIDA DE LA SOBERANIA Y EL REINADO DE LAS TRANSNACIONALES.

Las grandes corporaciones internacionales centralizan la producción y van generando a través del mundo los distintos componentes de un producto final, en función de minimizar costos de producción. En consecuencia, circulan en el mundo productos en proceso que son transferidos de una empresa a otra hasta la elaboración final en un determinado país. Pero esas empresas no son más que filiales de grandes corporaciones. En consecuencia, no son transacciones entre compradores y vendedores con intereses diferenciados, sino operaciones dentro de una gran cadena productiva con precios administrados por la gran corporación según las conveniencias del proceso de maximización de ganancias. Esa es la gran mano visible que va influyendo sobre el movimiento de los precios.

Dadas esas circunstancias, las acciones independientes de los Estados nacionales en materia de estrategias económicas, son absolutamente inconvenientes. La tendencia es a que los Estados pierdan capacidad para elaborar políticas propias. Por el contrario deben atenerse a los dogmas del Fondo Monetario Internacional como centro que administra políticas en nombre del Capital, violando la soberanía de los Estados.

El Fondo Monetario Internacional ha ido usurpando atribuciones de los Estados soberanos y elaborando políticas fiscales, monetarias y financieras, políticas sociales (incluidas las políticas salariales) y políticas ambientales.

En ese contexto, las fronteras nacionales son un problema y mucho más lo son los Estados que luchan por su independencia y levantan esto como propuesta ante el mundo, como lo ha hecho y lo hace el Estado venezolano liderado por el Presidente Chávez.

La situación evoluciona hacia la transnacionalización de todas las relaciones entre las naciones, entre los seres humanos y entre estos y la naturaleza. Especialmente se trasnacionalizan y se tratan de uniformizar los valores, que se van asociando a los valores del mercado, generando un proceso que trata de aplastar los valores solidarios, los valores que propician el encuentro, el compartir.

La OTAN se trasnacionaliza y se convierte en el brazo armado de la globalización neoliberal; la ONU pierde importancia, especialmente la Asamblea General y sus atribuciones tienden a ser trasladadas al Consejo de Seguridad; todos los asuntos mundiales, en última instancia, se convierten en problemas de seguridad.

La paz no es el resultado de la justicia, la igualdad, la solidaridad y el respeto a los derechos de la naturaleza, sino del fortalecimiento de las operaciones militares de mantenimiento de la paz. Es la diplomacia de los cañones. Por eso del presupuesto de la ONU la mayor parte se destina al financiamiento de operaciones militares de mantenimiento de la paz y sólo una suma menor se dedica al desarrollo, es decir, a satisfacer necesidades de los pobres y los países subdesarrollados. El problema de la paz deja de asociarse a la construcción de un mundo caracterizado por la justicia, la igualdad y la libertad. Por el contrario, paz y seguridad se convierten en sinónimos. La paz entonces se construye mediante el uso de la fuerza para garantizarnos seguridad. El objetivo en los conflictos es lograr la victoria, no la paz. La victoria que garantiza seguridad y cultiva la venganza. Una seguridad insegura, pues los derrotados de ayer siempre podrán volver a levantarse para vengarse, buscando la seguridad perdida.

Ante la profundización de la globalización neoliberal, los ideólogos del neoliberalismo comenzaron a sostener que la soberanía era un concepto pasado de moda. El mundo académico en todas partes y por supuesto en las Universidades venezolanas, se fue llenando de “teóricos”, plenos de pedantería y genuflexión, que con fuerte apoyo mediático, comenzaron a escribir contra la soberanía y las fronteras nacionales. Hábilmente trataron de disfrazar su discurso como algo novedoso y calificar con apoyo transnacional, a los defensores de la soberanía, de las identidades regionales y nacionales, de los valores solidarios, etc. como “dinosaurios”, como anticuados.

Simultáneamente los medios de propaganda, las escuelas y centros educativos en general, los ejércitos, policías y organismos de seguridad e inteligencia, algunas iglesias, la llamada industria cultural, movimientos y grupos de opinión, las diversas modas, la llamada publicidad comercial, se lanzaron a aplastar la diversidad cultural, étnica, religiosa, política, en fin la diversidad humana y societaria, y por supuesto, la diversidad biológica y natural. Haciendo negocios con todos esos procesos, mientras han ido y van destruyendo pueblos, culturas y ecosistemas.

La guerra y la militarización de las relaciones internacionales se han convertido en algo decisivo, haciendo polvo los derechos civiles, los derechos humanos en general y marcando una clara tendencia totalitaria, como hecho fundamental del proceso civilizatorio hacia el siglo XXI.

2.2. LA REDUCCION DE LAS FUNCIONES DEL ESTADO

Los procesos de interconexión económica, tecnológica y comunicacional que desde hace algunas décadas atraviesan el globo, sin duda han venido introduciendo fuertes cambios en todas los ámbitos de las sociedades contemporáneas. Han transformado totalmente las reglas del juego económico ampliando el campo de su acción al plano mundial. Han redefinido el peso y papel del Estado nación tanto en lo que respecta a sus competencias como entidad política, con capacidad de control, decisión y planificación, como en lo relativo a sus vínculos simbólicos con una comunidad territorialmente establecida. Han fortalecido el poder de corporaciones económicas y financieras de carácter trasnacional, y ampliado el espacio de acción de otros sujetos sociales, como organizaciones indígenas, ambientalistas y el movimiento contra la globalización neoliberal. Pero ante la hegemonía norteamericana y las contradicciones de la globalización, el axioma de “Menos Estado” significa menos Estado en todos lados, salvo en Estados Unidos, que, por el doble monopolio del dólar y de la intervención e inherencia militares (sostenidos por sus segundones: Alemania, Japón, …), manteniendo su posición hegemónica a escala global, privando a países (Irán, Corea del Norte, Venezuela, Cuba) de alianzas posibles con países emergentes o con la misma Europa.

En este ámbito jurídico, político y económico, es oportuno analizar el documento “Lineamientos del Programa de Gobierno de Unidad Nacional (2013-2019)” lanza una ofensiva orientada a desmontar las funciones del Estado al aplicar una serie de políticas neoliberales. A continuación analicemos algunos de estos lineamientos a aplicarse en el supuesto negado de un triunfo de la derecha en las elecciones del 7 de octubre del 2012:

• “Las leyes o decretos-leyes inconstitucionales [que] deben ser impugnados judicialmente, si aún no lo han sido. Adicionalmente, debe ejercerse la iniciativa legislativa del Presidente de la República para presentar proyectos de ley que desmonten las regulaciones contrarias a la Constitución dictadas en los últimos años, incluyendo las que responden al modelo del Estado socialista comunal” (pág. 14). Estas leyes o decretos-leyes, que no mencionan explícitamente, se pueden deducir cuáles son por la oposición que ellos le hicieron en su momento a la Ley Habilitante y, particularmente, la Ley de Hidrocarburos, Ley de Tierras y Ley de Pesca, entre otras. La eliminación de estas leyes de alto contenido popular y soberano, implicaría regresar al pasado: entregar el petróleo y nuestras reservas probadas a las empresas transnacionales con todas las implicaciones que ello tendría en los ingresos nacionales. La inversión social se reduciría a grados mínimos y las Misiones sociales serían eliminadas. Asimismo, el pueblo sería despojado de las tierras otorgadas por el Estado y vueltas a sus antiguos dueños; y la pesca de arrastre acabaría con los ecosistemas marinos.

Cabe resaltar que en las leyes que se eliminarían, deben estar incluidas “(…) las que responden al modelo del Estado socialista comunal”. Por supuesto, tanto los logros alcanzados en estos 12 años que benefician al pueblo y garantizan el ejercicio directo y protagónico de su participación política, también serían eliminados. Obviamente las Comunas tendrían el mismo destino, porque el Estado Comunal promovido por la Revolución Bolivariana, es contrario al Estado Federal y Descentralizado que promueve la derecha venezolana y mundial, como se verá más adelante. Ellos son sumamente claros: “Habrá que revisar también las cinco leyes que soportan jurídicamente el llamado Estado Comunal (…)” (PÁG. 22). Sin estas leyes, el Estado Comunal queda sin legalidad.

• Rescatar el federalismo previsto en la Constitución. La misma concepción federalista con respecto al Estado, es extensiva al tipo de gobierno que aspira instaurar Capriles Radonski. Veamos: “El nuevo gobierno ha de ser profundamente federal y descentralizado. No solamente porque ha de promover la descentralización y ha de respetar las competencias de los Estados y Municipios, sino también en el sentido de que la concepción y gestión del gobierno deberá sustentarse de manera permanente en la discusión y articulación de políticas con los Gobernadores y Alcaldes. Ello en relación no sólo con los temas directamente relacionados con la descentralización, sino también respecto de los grandes asuntos del desarrollo nacional y de la inclusión e integración político-social (…)” (Pág. 15). La descentralización planteada en este Programa, no es la misma que contempla la Constitución. Nuestra Carta Magna sostiene una descentralización desconcentrada y centralizada; es decir, a los Estados y Municipios se les transfieren poderes, funciones y competencias en el marco de un gobierno centralizado para garantizar la unidad del Estado-nación y en la cual los estados deben garantizar la integridad del territorio, tal como lo dice la Constitución en el Artículo 159: Los Estados (…) quedan obligados a mantener la independencia, soberanía e integridad nacional, y a cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes de la República; mientras que el federalismo descentralizado planteado por la doctrina neoliberal y, por tanto, por el programa de Capriles Radonski, es un federalismo en el cual el territorio nacional quedaría convertido en una sumatoria de parcelas (los estados), que rompe la unidad del Estado-nación. Es lo mismo que se planteó en los años ochenta con la Comisión Para la Reforma del Estado (COPRE). Esta descentralización permitiría que los Gobernadores y Alcaldes puedan negociar el territorio venezolano y sus riquezas naturales con las empresas transnacionales. Los estados y Municipios serían gobernados como haciendas particulares de cada jefe político de estas instancias, las cuales explotarían en su beneficio y el de los suyos. Venezuela se pondría en venta al gran capital y abundarían tierras, parques y playas privadas, como en los tiempos de CAP. Es por ello que son tajantes cuando afirman: “Es preciso adoptar las medidas necesarias para restituir a los Estados el ejercicio de las competencias exclusivas de las que inconstitucionalmente fueron despojados”. (Pág. 15). Las “competencias exclusivas (…) de las que fueron despojados”, son aquellas que garantizan la autonomía de los estados con respecto al gobierno central. Esto facilitaría a los autonomistas de ayer y de hoy, en momento de crisis política, fragmentar a Venezuela y hacer con partes de ella otro país, tal como está previsto en el denominado “Plan Erizo”. Los estados con petróleo y los fronterizos, se cuentan en este Plan.

2.3. EL NUEVO ROL DEL ESTADO COMO GENERADOR DE BIENESTAR Y TRANSFORMACION SOCIALES.

Como alternativa, se han planteado nuevas orientaciones para reformar las instituciones democráticas, adoptando un modelo participativo, en donde se defina una nueva concepción de ciudadanía. Diseñar espacios deliberativos y participativos, desde donde los ciudadanos y las organizaciones de la sociedad civil orienten las políticas públicas, tanto en el diseño, control y ejecución, son los nuevos retos que están en el debate sobre las reformas del Estado. Anteriormente –y aún sigue estando presente- los temas que orientaban las discusiones sobre un nuevo modelo de Estado giraban en torno a la reducción de las dimensiones del Estado, los controles horizontales o ínter poderes públicos –presidencialismo vs. parlamentarismo y controles judiciales-, y las condiciones favorables para que el mercado cumpla sin mayores obstáculos el nuevo rol histórico que desempeñaría en la conducción de los destinos de las naciones, entre las más relevantes.

La incorporación del ciudadano y las organizaciones que en conjunto integra –sociedad civil-, en actividades de control social, la participación directa en los asuntos públicos, y el ejercicio directo de funciones de interés público en los espacios públicos no estatales, han dado un giro interesante a las discusiones sobre la gobernabilidad democrática, que es la finalidad de la reforma del Estado en términos generales. Experiencias notables están a la orden del día: el presupuesto participativo de Porto Alegre (Brasil), los Comité de Vigilancia en Bolivia, las Veedurías en Colombia, los Consejos Comunales y las Comunas en Venezuela, éstos han nacido a la luz de reformas jurídico-institucionales, creando por ley un conjunto de instituciones, a diferencia de la informalidad del caso brasileño.

Venezuela, no escapa de la discusión de estos temas. Desde mediados de los ochenta, con la creación de la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado (COPRE), se está discutiendo sobre un nuevo Estado, motivado principalmente por las reformas económicas de mercado, y la necesidad de reducirlo para hacerlo más eficiente. Sin embargo, es en 1999, con el diseño de una nueva Constitución Nacional, que se incorporan mecanismos de participación directa, control social, y el reconocimiento de una serie de derechos políticos, sociales, económicos y culturales, que definen una nueva concepción de ciudadanía.

Uno de estos mecanismos es el Consejo Federal de Gobierno. Tiene como misión dictar lineamientos de planificación y coordinación de las políticas y acciones necesarias para el adecuado desarrollo regional, así como atender el establecimiento del régimen para la transferencia de las competencias de los entes territoriales, a las organizaciones detentadoras de la soberanía originaria del Estado. En su fuero, se van a dar cita el Poder Ejecutivo encabezado por el Vicepresidente ejecutivo quien lo preside, todos los gobernadores, así como un representante de las alcaldías por cada estado, y representantes de las expresiones organizadas de la sociedad. Es un espacio plural, donde se van a definir aspectos olvidados del proceso trunco de descentralización, orientados fundamentalmente a saldar la deuda de inequidad existente entre los espacios políticos territoriales concentrados en el eje norte-costero con referencia al resto del país, el cual bajo un criterio estrictamente poblacional, fue desfavorecido con recursos para el desarrollo.

El Consejo Federal de Gobierno deja como posibilidad real la transferencia de competencias a las comunidades, tal como lo establece la CRBV, a esta instancia se le pueda dar una importancia similar a la que tiene la Asamblea Nacional, pues en una está representado el poder constituyente mientras que en la otra los constituidos más parte de la suma de la primera.

Las contradicciones de la mundialización en curso son gigantescas y todo indica que éstas se agravarán, tanto por la resistencia de los pueblos -en los centros y en las periferias- como por la acentuación de las divergencias en el seno del bloque imperialista dominante, que el aumento de las resistencias no hará más que profundizar. La más importante de estas contradicciones reside en el llamativo contraste que oponen las dos nuevas mitades del sistema mundial. Constatamos en efecto que todo el continente americano, Europa Occidental y su anexo africano, los países de Europa Oriental y de la ex URSS, Medio Oriente y Japón, están afectados por la crisis asociada a la implementación del proyecto neoliberal mundializado. Por el contrario, el Este asiático -China, Corea, Taiwán, el sudeste asiático- escapa a esta situación, precisamente porque los poderes que allí gobiernan rechazan el sometimiento a los imperativos de la mundialización desenfrenada que se impuso en el resto del mundo. India se encuentra a mitad de camino entre este "Oeste" y este "Este" nuevos. Esta opción asiática -cuya discusión acerca de las raíces históricas nos alejaría de nuestro tema de análisis- está ligada al éxito de la región, cuyo crecimiento económico se acelera al mismo tiempo en que éste se frena en el resto del mundo. La estrategia de los Estados Unidos está guiada por la voluntad de quebrar esta autonomía que Asia del Este conquistó en sus relaciones con el sistema mundial. Esta estrategia se empeña en desmantelar a China, en torno a la cual podría cristalizar progresivamente el conjunto de la región del Este asiático. Apuesta por la independencia de Japón, que necesita del apoyo de Washington para enfrentar no solamente a China, sino también a Corea e incluso al sudeste asiático, proponiendo para ello substituir la regionalización asiática informal en curso por una región Asia-Pacífico (APEC).

Europa constituye la segunda región llamada a padecer las previsibles turbulencias. El futuro del proyecto de la Unión Europea está efectivamente amenazado por el empecinamiento neoliberal de sus clases dirigentes y por las previsibles y crecientes protestas de sus clases populares (Toulemon, 1994). Pero este proyecto también se encuentra amenazado por el caos en el Este, ya que a corto plazo la lógica del neoliberalismo conduce a la opción de la "latinoamericanización" de Europa del Este y de los países de la ex URSS. Esta periferización, que funcionará quizás principalmente en beneficio de Alemania, contribuye a una evolución global hacia una "Europa alemana". En el mediano plazo esta opción favorece el mantenimiento de la hegemonía norteamericana a escala mundial, mientras que Alemania opta, al igual que Japón, por permanecer bajo la influencia de Washington. Pero a más largo plazo esta opción arriesga despertar las rivalidades intraeuropeas que hoy están latentes.

En otras regiones del mundo las cosas tampoco estás resueltas de antemano. En América Latina, el ALENA coincidió, no por casualidad, con la revuelta de Chiapas en México. Y el proyecto de extensión del modelo propuesto por el ALENA al conjunto del continente se enfrenta ya en las capitales del sur al cuestionamiento de la mundialización desenfrenada. Aunque el proyecto del Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y abierto a Chile y Bolivia) haya sido concebido en sus inicios en los marcos de la óptica neoliberal, no está dicho que no pueda evolucionar en dirección hacia una autonomización -aún relativa- de la región.

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