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Etica Para Amador


Enviado por   •  19 de Febrero de 2012  •  2.232 Palabras (9 Páginas)  •  549 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Con un leguaje sencillo, el autor presenta varios criterios que se enfocan en nuestro accionar ético tratando de diferenciarlo de lo que es la moral, aunque estén muy relacionadas. A modo de plática, el autor nos invita a vivir la buena vida; hace énfasis en que somos libres, pero hay que serlo eligiendo por nosotros mismos y no dejar que alguien mas lo haga por nosotros.

El autor habla sobre cosas que nos convienen, a las que llamamos buenas y a las que nos sientan mal, malas. De que es bueno, aquello que me beneficia, siempre y cuando no haga mal a los demás. Considera que el hombre a diferencia de los animales es un ser racional al que se le da la opción de elegir y por lo tanto de equivocarse.

DE QUÉ VA LA ÉTICA

Entre todos los saberes posibles existe al menos uno imprescindible: ciertas cosas nos convienen y otras no. Lo que nos conviene llamamos bueno porque nos sienta bien; en cambio, nos sientan mal algo y lo llamamos malo. Saber distinguir entre lo bueno y lo malo, es un conocimiento que todos intentamos adquirir. En lo único que a primera vista todos estamos de acuerdo es en que no estamos de acuerdo con todos. Libertad. Los animales no tienen más remedio que ser tal como son y hacer lo que están programados naturalmente para hacer. Los hombres también estamos programados por la naturaleza, pero siempre podemos optar por algo que no esté en el programa. Podemos decir sí o no, quiero o no quiero.

No somos libres de elegir lo que nos pasa sino libres para responder a lo que nos pasa de tal o cual modo. No es lo mismo la libertad que la omnipotencia. Por ello, cuanta más capacidad de acción tengamos, mejores resultados podremos obtener de nuestra libertad.

ORDENES, COSTUMBRES Y CAPRICHOS

No siempre está claro qué cosas son las que nos convienen. Aunque no podamos elegir lo que nos pasa, podemos en cambio elegir lo que hacer frente a lo que nos pasa. Cuando vamos a hacer algo, lo hacemos porque preferimos hacer eso a hacerotra cosa, o porque preferimos hacerlo a no hacerlo.

Un motivo es la razón que tienes o al menos crees tener para hacer algo, la explicación más aceptable de tu conducta cuando reflexionas un poco sobre ella. Cuando te mando que hagas tal o cual cosa. A estos motivos les llamamos órdenes. En otras ocasiones el motivo es que sueles hacer siempre hacer lo mismo y ya lo repites casi sin pensar, o también el ver que a tu alrededor todo el mundo se comporta así habitualmente: llamaremos costumbres a este juego de motivos. En otros casos el motivo parece ser la ausencia de motivo, el que te apetece sin más, la pura gana. A esos motivos que inclinan tu conducta en una dirección u otra, los llamaremos caprichos.

HAZ LO QUE QUIERAS

La mayoría de las cosas las hacemos porque nos las mandan, porque se acostumbra a hacerlas así, porque son un medio para conseguir lo que queremos o sencillamente porque nos da el capricho de hacerlas,. Esto tiene que ver con la cuestión de la libertad, que es el asunto del que se ocupa propiamente la ética Libertad es poder decir sí o no; lo hago o no lo hago, digan lo que digan; esto me conviene y lo quiero.

En asuntos sin importancia el capricho puede ser aceptable, pero cuando se trata de cosas más serias, un capricho conveniente o inconveniente, puede resultar muy poco aconsejable. Nadie puede dispensarme de elegir y de buscar por mí mismo. No habrá más remedio, para ser hombres y no borregos que pensar dos veces lo que hacemos.

Hay costumbres y órdenes que pueden ser malas, o sea inmorales, por muy ordenadas y acostumbradas que se nos presenten. La ética de un hombre libre nada tiene que ver con los castigos ni los premios repartidos por alguna autoridad humana o divina.

DATE LA BUENA VIDA

No le preguntes a nadie qué es lo que debes hacer con tu vida: Pregúntatelo a ti mismo. Haz lo que quieras no es más que una forma de decirte que te tomes en serio el problema de tu libertad. Una cosa es que hagas lo que quieras y otra que hagas lo primero que te venga en gana. El hombre no es solamente una realidad natural sino también una realidad cultural. No hay humanidad sin aprendizaje cultural y para empezar sin la base de toda cultura, el lenguaje.

Por eso, hablar a alguien y escucharle es tratarle como a una persona, por lo menos empezar a darle un trato humano. Hay formas de demostrar que nos reconocemos como humanos, es decir, estilos de respeto y de miramientos humanizadores que tenemos unos para con otros. Por eso darse la buena vida no puede ser algo muy distinto a fin de cuentas que dar la buena vida.

¡DESPIERTA, BABY!

La vida es complejidad y casi siempre complicaciones. Las cosas que tenemos nos tienen ellas también a nosotros en contrapartida: lo que poseemos nos posee. Cuando tratamos a los demás como cosas, lo que recibimos de ellos son también cosas. No conseguiremos así ni amistad, ni respeto, ni mucho menos amor. Lo del trato es importante, porque los humanos nos humanizamosunos a otros.

Al no convertir a los otros en cosas defendemos por lo menos nuestro derecho a no ser cosas para los otros. Se puede ser listo para los negocios o para la política y pésimos para cosas más serias como lo de vivir bien o no. La primera e indispensable condición ética es la de estar decididos a vivir de cualquier modo. Cuando se habla de moral la gente suele referirse a esas órdenes y costumbres que suelen respetarse por lo menos aparentemente y a veces sin saber muy bien por qué.

APARECE PEPITO GRILLO

La única obligación que tenemos en esta vida es no ser imbéciles. El imbécil puede ser todo lo ágil que quiera y brincar como una gacela. Si el imbécil cojea no es de los pies, sino del ánimo: es su espíritu el debilucho. Hay imbéciles de varios modelos, a elegir: el que cree que no quiere nada, el que dice que todo le da igual, El que cree que lo quiere todo. El que no sabe lo que quiere ni se molesta en averiguarlo. El que sabe que quiere y sabe lo que quiere. El que quiere con fuerza y ferocidad, pero se ha engañado a sí mismo sobre lo que es la realidad, se despista enormemente y termina confundiendo.

Todos estos tipos de imbecilidad necesitan apoyarse en cosas ajenas, que no tienen nada que ver con la libertad y la reflexión propias. Hay que reconocer que ciertas personas tienen desde pequeñas mejor oído ético que otras y un buen gusto moral, pero este, oído y ese buen gusto pueden afirmarse y desarrollarse con la práctica.

Sólo deberíamos llamar egoísta al que sabe de verdad lo que le conviene para vivir bien y

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