Etnia y Género Elementos Referenciales Claves, de la Desigualdad de la mujer Inmigrante
carlostomas4508Ensayo27 de Enero de 2020
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ENSAYO
Etnia y Género
Elementos Referenciales Claves, de la Desigualdad de la mujer Inmigrante.
INDICE
EL TRATADO DE ÁMSTERDAM
(Punto de partida)
El Tratado de Ámsterdam en su artículo 13 supuso un paso esencial para reforzar el compromiso de la Unión Europea (UE) en la protección de los derechos fundamentales de sus ciudadanos, al aprobar normas antidiscriminatorias no sólo en cuestiones de género, como ocurría hasta la fecha, sino en cinco nuevos ámbitos, como son: origen racial o étnico, religión o convicciones, discapacidad, edad, orientación sexual. A su amparo fueron aprobadas otras dos directivas (la 2000/43 y la 2000/78) y se actualizó la Directiva 76/2007/CEE en cuestiones de discriminación de género con la Directiva 2002/73.
Las directivas 2000/43 y 2002/73 obligan a los Estados miembros a crear organismos que presten asistencia a las víctimas, que hagan estudios independientes y que elaboren recomendaciones en e l ámbito racial o étnico (la 2000/43) y de género (la 2002/73).
La importancia de esta última directiva, es la que aborda los temas objeto de este ensayo
INTRODUCCIÓN
En los Mandatos y Principios Básicos las Naciones Unidas manifiestan su preocupación por las mujeres que salen de sus países en busca de mejores condiciones de vida. Las informaciones que manejan es que son la mitad de los migrantes en todo el mundo y ponen la atención en la desventajosa situación que soportan; sin embargo, un balance imparcial podría señalar el contraste que se da, por un lado, la progresiva expansión del interés por el tema y por otro, el creciente deterioro de las condiciones de vida de la población femenina en el mundo.
Las conferencias internacionales celebradas en los años noventa en Beijing, (1995) forjaron un nuevo paradigma destinado a orientar las políticas de desarrollo y la cooperación internacional, en favor de un desarrollo humano sostenible en todo el mundo.
Esta concepción integral de desarrollo consta de dos dimensiones inseparables. La primera, es la formación de capacidades humanas que redunde en la mejora de la calidad de vida de las personas. La segunda, la participación en la sociedad de forma digna y la oportunidad individual de tener opciones y tomar decisiones en la vida de la comunidad. (Empoderamiento)
Partiendo de estas dos concepciones de desarrollo humano centrado en la persona, cuyo objetivo es ampliar las oportunidades e incrementar su participación, Vandana Shiva, apunta: “Junto a este paradigma hay un fenómeno que está íntimamente relacionado con el desarrollo y el género, que es la globalización” que se caracteriza por la hegemonía y políticas de libre mercado, que configuran los sistemas políticos, económicos y sociales del mundo.
Volviendo a Beijing y las orientaciones destinadas a las políticas de desarrollo en la cooperación internacional, en favor de un desarrollo humano sostenible; señala que para que se den cambios de actitudes en la participación de las mujeres a todos los niveles, tiene que ser un hecho aceptado, tanto desde una perspectiva ética de los derechos humanos, como desde una perspectiva de género, utilizado por el Banco Mundial y otros organismos internacionales, que manejó en una de sus campañas, el eslogan de “Invertir en la Mujer es rentable”.
Sin embargo, para que el axioma de la frase anterior se haga real y la inversión sea rentable en las mujeres, hay que tomar en cuenta la desventajosa situación que sufren las mismas y poner en práctica lo escrito en los papeles.
Que las mujeres puedan ser beneficiarias de los créditos blandos, los proyectos de cooperación al desarrollo y co-desarrollo, formación inicial y permanente, acceso a nuevas tecnología, cuidados al medio ambiente, control de la natalidad etc. etc. Porque está demostrado que si las mujeres a nivel individual y en circunstancias muy concretas pueden ser visibles; en el caso de las mujeres en sentido general y en el caso de las extranjeras en particular, estas invisibilidad es aún marcada, tanto a nivel individual, como grupal, ya que socialmente, y casi en general no han sido reconocidas como grupo genérico con sus características específicas de clase, raza, cultura y religión.
En ese reconocimiento de las diferencias entre hombre y mujer, de las que habla el Banco Mundial y que además están contempladas en las estrategias y las políticas consagradas en Beijing; la experiencia ha demostrado que insistir en el término mujer sin más especificación, no comporta una categoría universal aplicada a todas las componentes del colectivo femenino.
Características como:
a) Diferencias de poder.
b) Distintas posibilidades de desarrollo personal.
c) Acceso a la riqueza.
d) Desigual participación en el proceso social.
f) Pertenecer a una u otra raza, más la diferenciación entre culturas y normas religiosas, que se manifiestan de formas diversas según la sociedad en la que vivan las mujeres. Si además, dependen del nivel de desarrollo, del modo de producción y del sistema socio- político y cultural; entonces, la visibilidad de las mujeres, y más aún, su empoderamiento en la sociedad, será difícil, compleja y requerirá de un análisis y un trabajo centrado en la persona, no sólo en términos economicistas frente al crecimiento de la pobreza.
Si a todo lo anterior añadimos el marcador género, o la adscripción étnica, además de las variables socioculturales en sentido amplio: idiomas y situaciones de multilingüismo, creencias y expresiones religiosas, que siguen siendo elementos referenciales claves en la organización de la vida económica y social de las mujeres. En la regulación de los conflictos y en el establecimiento de consensos en las políticas de género; el empoderamiento de las extranjeras será difícil.
Informe de Desarrollo Humano, desarrollo y género. 1995 del PNUD, programa de Naciones Unidas New York 1996.
Género y globalización; Desigualdad y género. Editorial Síntesis
Las Migraciones
Quiero situar al lector en primer lugar, en el contexto en que se producen las migraciones femeninas y las desigualdades que le acompañan. En qué momento llegan, porque llegan y cuál es la situación política, económica y social del país del origen de las migraciones. La situación de España y su entrada en la Unión Europea. Señalar además las motivaciones y razones del proceso migratorio, su trayecto (utilizar un país para luego ir a otro)
Estas migraciones son diferentes cuando se habla de hombres o mujeres.
Empecemos por la década del 1980, cuando la migración de las mujeres, se inician y 1990, cuando esta misma migración se eleva de forma exponencial debido a la crisis económica, de alimentación, política y sobre todo por la facilidad y expansión de los medios de transporte aéreos, entre países en comunicación.
Su importancia fue tal que fue denominada por Naciones Unidas como “La era de la migraciones” que se caracterizó por cuatro rasgos básicos, uno de los cuales fue la Feminización (entre ellas latinoamericanas y caribeñas) de estos flujos migratorios transnacionales.
Sin embargo, las estadísticas de los distintos países tienden a olvidar este último dato, circunstancia esta que refuerza la invisibilidad y dificulta una cuantificación precisa.
Un informe de las Naciones Unidas estimó que en los decenios 1990 y decenio del 2000, las mujeres eran mucho más de la mitrad de los migrantes internacionales en todo el mundo. Fue entre esta década 1990-2000 donde se produjo el punto álgido de la migración dominicana a España.
Durante esa misma década se produjeron otras migraciones femeninas a este país; aunque en menor número, mujeres peruanas, chilenas, marroquíes y portuguesas.
Feminización de la Inmigración.
Los datos sobre la migración de las mujeres en el ámbito internacional y los estudios sobre movimientos migratorios, no repararon en la importancia y especificidad del componente femenino hasta bien entrado la década del noventa. En general, las investigaciones han dado por supuesto que las mujeres no son inmigrantes primarios, es decir, personas que deciden por sí mismas desplazarse a otro país; sino que lo hacen siguiendo al responsable masculino de un grupo familiar. En este caso, su papel sería el de esposas, madres e hijas, nunca de persona autónomas.
Desde esa perspectiva las migraciones quedan reducidas a un fenómeno exclusivamente económico, y serían en definitiva, cosas de hombres.
La migración de las mujeres dominicanas a España, rompió con la valoración de algunos analistas, porque fueron ellas las que reagrupan a sus esposos, compañeros, hermanos varones y a sus hijos e hijas.
Las mujeres no son un complemento de las migraciones masculinas, son agentes autónomos de los flujos migratorios transnacionales.
En otros casos en los que se comparte este supuesto, es que la información sobre las mujeres de origen extranjero es insuficiente y señala una carencia de datos desagregados por sexo y una falta de intercambio de información entre los distintos actores, incluyendo la necesidad de dar visibilidad a su problemas.
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