Etnometodología
nelia_braga22 de Marzo de 2013
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Las Teorías Sociológicas desde la Segunda Guerra Mundial
Jeffrey C. Alexander
Universidad de California en Los Ángeles
UCLA
La etnometodología
*El objetivo principal de este tema es:
Explicar desde diferentes perspectivas ¿qué es la etnometodología?, ¿cuáles son sus objetos de estudio?, pero sobretodo dar un vistazo general desde la opinión de dos de sus más grandes representantes.
La etnometodología:
La fenomenología y el legado de Edmund Husserl
Dentro del contexto intelectual del esquema conceptual parsoniano, y del contexto social del colapso del optimismo de posguerra, surgieron nuevas tradiciones intelectuales. Hasta ahora hemos visto tres de ellas: la teoría del conflicto, la teoría del intercambio y el interaccionismo simbólico. Cada una de ellas responde a ambigüedades críticas de la teoría original de Parsons, aunque también cada cual desarrolla una posición teórica independiente. Cada posición arranca de una postura presuposicional distinta, una permutación dentro del pequeño número de posibilidades lógicas. La teoría del conflicto adopta un enfoque racionalista de la acción y un enfoque colectivista del orden. La teoría del intercambio sostiene el racionalismo pero concibe el orden de manera individualista. El interaccionismo simbólico mantiene esta posición individualista respecto del orden pero, en crudo contraste con la teoría del conflicto y la del intercambio, presupone la acción de manera normativa, no racional.
En conjunto, han descompuesto el todo de Parsons en partes distintas que compiten entre sí. Pero estas posibilidades, a pesar de la fuerza de los argumentos, estaban condenadas a ser teorías parciales. La razón es que ninguna de ellas hace suya la meta (no la teoría) de Parsons; ninguna intenta ser sintética o multidimensional.
Hoy no me referiré a una posición presuposicional alternativa sino a una elaboración nueva y en algunos sentidos más profunda de algo que ya hemos examinado. La etnometodología presupone la misma postura normativa e individualista encarnada en el interaccionismo, pero específica este compromiso de manera muy distinta.
La etnometodología fue fundada en la década de 1960 por Harold Garfinkel, en otro cuestionamiento radical de Parsons.
En el curso de su desarrollo, pues, la etnometodología ha sido individualista tanto en un sentido “empírico” como “presuposicional”. Hoy quiero hablar acerca del origen de esta ambigüedad.
Husserl, que era alemán, empezó a escribir a fines del siglo pasado y terminó su obra en la década de 1930, aproximadamente el mismo período de la generación fundadora de los pragmatistas norteamericanos. Su pensamiento también se desarrolló en medio de una aguda crisis social e intelectual. Los europeos experimentaban no sólo inestabilidad sino una paralizante sensación de rígida objetividad, al extremo de que se ha llamado “la era de la angustia” a ese período. Durkheim y Weber respondieron a esta crisis con teorías colectivistas que alcanzaron mucha mayor difusión que el más oscuro trabajo filosófico de Husserl. Enfrentaron las restricciones de su época desarrollando teorías de la subjetividad colectiva. En cambio, Husserl intentó, tal como los pragmatistas norteamericanos, resucitar la creatividad y la esperanza mostrando cómo el orden colectivo se construye mediante la intención y la esperanza individuales. En el contexto europeo, esta reacción a la crisis de fin de siglo era más inusitada que en el norteamericano. Sólo el filósofo francés Henri Bergson adoptó una línea teórica similar. No es sorprendente que el individualismo de Bergson también tuviera un significativo aunque mucho más pequeño efecto en la emergencia de la tradición subjetivamente individualista de la sociología.
Husserl inició la tradición teórica llamada “fenomenología”, que tiene un largo linaje en la historia intelectual alemana pero a la que él dio un nuevo contorno. Para Husserl fenomenología significaba que la realidad está estructurada por la percepción. Aun las cosas cuya objetividad damos por sentada están “allí” sólo porque queremos o hacemos que estén allí. Husserl, pues, reaccionó ante el desorden y el caos de su época poniendo en el centro de su teoría la duda acerca de “la realidad de la realidad”.
Sin embargo, Husserl creía firmemente que hay una realidad. Quería demostrar que los individuos contribuían a la percepción de la realidad de manera crucial.
No es sorprendente descubrir que Husserl fue matemático antes de ser filósofo, pues en matemática encontramos la idea de que las verdades objetivas que surgen de la lógica de la mente reflejan, al mismo tiempo, la estructura real del mundo externo. La fenomenología de Husserl, así como la matemática, tiene una peculiar relación con el “positivismo”, la noción de que el conocimiento científico es un reflejo más o menos directo del mundo externo. Pues aunque la fenomenología acepta que el conocimiento científico refleja las estructuras reales del mundo externo, no considera que este conocimiento se haya desarrollado como un reflejo. No entiende que el conocimiento proceda directamente de la experiencia sensorial del mundo, sino que deriva de poderes activos y constructivos de la conciencia. Husserl era un incisivo crítico del psicologismo.
Husserl adoptó una postura individualista, pero consideraba que el individuo participaba profundamente en pautas ordenadas.
Husserl aborda la acción y el orden en términos de las ‘funciones intencionales productivas” que, actuando anónima e inconscientemente como “desempeños ocultos”, permiten irónicamente que el mundo aparezca, como si no necesitara de la conciencia. Denomina a este foco “subjetividad trascendental”, pues estudia las funciones universales de la mente sin tener en cuenta ningún contenido mental en particular. En verdad, sólo “poniendo entre paréntesis” nuestros ingenuos supuestos acerca de la realidad de los particulares de nuestra existencia podemos descubrir la subjetividad trascendental. Hacer esto, abandonar la actitud ingenua, es emprender lo que Husserl denomina “reducción fenomenológica”. La reducción fenomenológica es el método por el cual podemos estudiar las estructuras esenciales de la conciencia pura.
La fenomenología es la “ciencia apriorística”. Estudia las reglas que sigue la conciencia para lograr que las cosas parezcan reales. La percepción presenta las cosas del mundo como auténticas e interconectadas, mientras que la realidad, a juicio de Husserl, es una corriente inconexa de acontecimientos atomizados. El análisis fenomenológico muestra que la conciencia, a través de los desempeños ocultos, transforma esta realidad objetiva en algo muy diferente, en la imagen de una cosa trascendental, objetiva, auténtica e integrada. Para averiguar las reglas operativas de dicha conciencia, Husserl se propone descubrir ‘un modo de combinación exclusivamente propio de la conciencia”.
Husserl sugiere que la gente, en su deseo de sintetizar y combinar los elementos de la realidad, inevitablemente establece conexiones entre cosas en su ámbito.
Todas estas aptitudes constitutivas se basan en la memoria, y no se podría hallar una perspectiva del pasado más antihomansiana. Husserl cree que toda impresión nueva es considerada “evidencia” de un tipo general de cosa. Pero esto sólo puede ocurrir si recordamos cosas de la experiencia previa; usamos nuestra capacidad constructiva para hacer conexiones entre imágenes atomísticas, para hacerlas parecer como las cosas vistas en el pasado: “Las nuevas evidencias parten de las primeras evidencias”. Este enfoque de la memoria lleva a Husserl a sugerir otro mecanismo de estructuración que es inherente a la conciencia, la capacidad para conectar acontecimientos temporalmente con el objeto de crear secuencias temporales.
La mente, pues, construye los ejes del espacio y el tiempo que permiten que el mundo cobre una objetividad espacial y temporal. A causa de tal habilidad, el actor encuentra cosas y entiende que están “ya constituidas” de antemano, El objeto, dice Husserl, está “siempre expectantemente significado como teniendo un sentido a ser actualizado”, O como dice en el lenguaje metafórico que luego adoptaría la etnometodología, “en cada momento de la conciencia ello [el objeto] es un índice” de expectativas previas. En términos convencionales un índice es un conjunto abreviado de indicadores que apuntan a comentarios más complejos que aparecen previamente en un libro. Husserl está diciendo que los objetos con que nos topamos en la realidad tienen un status similar; representan y significan una multitud de significados que se han aprendido antes en la experiencia previa. Para permitir que los objetos recién encontrados alcancen status “indexal”, se requieren técnicas específicas.
El pareo se rige por el principio de identidad. A través de estas técnicas específicas y de los mecanismos constitutivos generales de la conciencia se puede decir que el “mundo objetal” es una realización de actos intencionales, Husserl creía que el estudio de dichas técnicas abriría un mundo nuevo para las ciencias sociales, un mundo que establecería de una vez por todas las bases esenciales del orden social.
Al afirmar que la fenomenología iniciará una nueva ciencia social, Husserl sugiere, en nuestros términos, que puede explicar el orden social en cuanto tal. En vez de apuntar simplemente a un nuevo nivel de análisis empírico, desea establecer el individualismo de manera presuposicional.
El idealismo de este
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