Evolución de los Derechos Humanos

Ensayo

“Evolución de los Derechos Humanos”.

“Recuerde siempre que usted no sólo tiene el derecho a ser una persona,

usted tiene la obligación de serlo”.

Eleanor Roosevelt

(escritora, activista y política estadunidense)

INTRODUCCIÓN.

Los derechos humanos son una conquista de la razón sobre las condiciones de violencia del hombre contra el hombre, son la sombra histórica en la existencia del ser humano que a partir de la época moderna han tenido importancia sustancial y material en la vida cotidiana entre los gobernantes y gobernados, observar su evolución es conocer la importancia de su origen y transcendencia en el bienestar general de la humanidad. Hacer un recorrido a través del tiempo de un tema tan relevante y extenso en unas cuantas cuartillas resultará una tarea sintética interesante.

DESARROLLO.

        Precisar el momento mismo del origen de los derechos humanos es difícil de precisar, así lo refiere la autora Bertha Solís García en el tópico materia de estudio. Parte como hilo conductor de la construcción conceptual filosófica  “Derechos Humanos”, resaltando la importancia que tiene la valoración de igualdad entre los seres humanos, categorizando su contenido no como una característica particular sino como un principio general.

Los derechos humanos tienen un surgimiento dentro del contexto filosófico, su análisis y desarrollo conceptual inicia en esta disciplina científica, es en el Iusnaturalismo donde se ubica el primer reconocimiento de la dignidad del  ser humano frente a las actividades del Estado. Esta distinción solo permite tener una referencia histórica donde se advierte que las personas tienen derechos que delimitan a la actividad estatal a favor de los individuos.

Los derechos humanos son inherentes a la existencia de las personas, pero su reconocimiento y ejercicio por parte de las autoridades se hace a partir de siglos recientes, la historia en su devenir nos lleva a observar la influencia teológica, filosófica y jurídica hasta colocarlos en la cúspide de la pirámide social.

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Los antecedentes remotos comienzan con la participación en las formas de gobierno, que en la antigüedad se caracterizaban por ser regímenes despóticos y absolutistas, esa particularidad pone de manifiesto un sistema de sometimiento de los gobernados, no se le reconoce al ciudadano cualidades y capacidades para formar parte de sus gobiernos, el adelanto se observa en la cultura griega, donde las escuelas éticas anteponían a toda investigación política la búsqueda de la felicidad individual. Aportación significativa también fue hecha por los Estoicos que tuvo como ideal al hombre sabio y hablaron de la ley natural universal a la que adherían a todo hombre por el uso de la razón, acontecimientos que datan antes de la era cristiana; esta nueva perspectiva tiene gran relevancia en la consideración y posición que adquiere el hombre, como un integrante de una comunidad universal, atribuyéndole cualidades de dignidad, todo lo que tiene  rostro humano tiene el valor natural de la libertad y de la igualdad, replicándose este pensamiento en Roma por Cicerón, Séneca y el gran Marco Aurelio.

En este apartado cabe señalar un obstáculo al desarrollo de una concepción de atributos de igualdad entre las personas y este se da con el surgimiento del “esclavismo”, sin duda una práctica social extendida por muchos lugares y durante muchos años, situación que prevaleció en las sociedades más adelantadas de la época como lo fueron los griegos y romanos que lograron establecerse como imperios bajo el yugo de dominación a través de las conquistas territoriales, esta categorización ponen en un plano de desigualdad a la personas sometidas a servir a otras personas bajo la aprobación de las propias autoridades, con el fin de emplearlos como trabajadores sometidos a obedecer y carentes de personalidad jurídica y, en consecuencia eran considerados como una cosa. Carecían de los más elementales derechos y se encontraban fuera de la organización social, designados para realizar arduos trabajos agrícolas y los trabajos más pesados para sostener una cadena productiva de las cuales no recibían retribución o beneficio alguno, quienes tenían la desdicha de pertenecer a ese grupo de personas estaban condenados a vivir permanentemente en esa situación toda su vida y su descendencia heredaba esa precaria condición. Como se puede observar, había un grupo de personas que solo existían para ser explotadas laboralmente, su existencia se veía reducida a obedecer bajo la anuencia de las autoridades, sin expectativas de mejorar su situación o condición humana.  

La influencia más remota de los derechos humanos es el ambiente espiritual, por medio del Cristianismo se introduce la idea de la dignidad del hombre como persona, ser racional y libre, con un destino individual, propio e intransferible, distinto y superior al de la comunidad.

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 La defensa del hombre contra el hombre secunda una situación de igualdad para combatir la esclavitud, colocando a hombres libres y esclavos como hermanos de Cristo Jesús, ya no serían cosas ni objetos de posesión por los otros hombres, sino verdaderos ciudadanos, libres e iguales, del reino de Dios. Este acontecimiento tiene una gran relevancia porque surge un nuevo paradigma al ofrecerle a las personas una pronta solución a un problema de mal trato y sometimiento en la sociedad donde residían, ofreciéndoles el reino de Dios donde todos los hombres son iguales y tienen los mismos derechos a ser felices. La pronta solución estaba en un estado espiritual, lejos de la realidad material pero asequible para mejorar la condición precaria que viven diariamente. La edad media fue el periodo de tiempo donde predomino esta ideología filosófica-teológica de los derechos humanos, donde se delimito con claridad los derechos y deberes de los hombres frente a la vida social y política. De esta manera se configuro un orden jurídico que tenía sus bases en “la dignidad del hombre como hijo de Dios”. Dignidad de la cual emanaban los derechos fundamentales. Del principio de dignidad se aportaron consecuencias jurídicas importantes; si el hombre pertenece al reino de Dios es evidente que tiene ciertos derechos de los cuales no puede ser despojado por ninguna comunidad humana, en esta doctrina esta la raíz de la afirmación de que el hombre posee derechos incondicionados, inviolables, oponibles a cualquier organización social o política nacional y aún internacional.

Si bien la doctrina teológica aporta elementos valiosos para el reconocimiento de la dignidad humana cuando las personas eran tratadas como objetos o cosas, también es cierto que el cristianismo presenta un sometimiento personal hacia Dios, de esta manera se reconfigura la obediencia y humillación a una categoría de virtudes. Se cambia la forma de ejercer violencia de una manera sutil. El cristianismo institucionalizó la cultura de la sumisión y del miedo, mediante la concepción de una realidad basada en la existencia de un solo ser absoluto creador de todas las cosas y que convierte a los hombres y mujeres en productos accesorios y derivados de su omnipotente voluntad: siervos y ovejas, de cuyo sacrificio al Señor, se deriva su salvación eterna, pues la obediencia los hará libres.

Durante la Edad Media se confundieron los órdenes natural y sobrenatural, lo eclesiástico y lo civil, lo humano y lo divino. El orden natural es el propio de la naturaleza humana como tal, prescindiendo de su posibilidad de elevarse al orden sobrenatural. En ese sentido todo hombre, simplemente por el hecho de serlo, sea o no cristiano, posee en cuanto tal un conjunto de derechos fundamentales, inherentes a su personalidad.

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Dentro de este recorrido histórico es importante señalar cual es el antecedente documental que impulsa la evidencia en el reconocimiento de los derechos humanos como una garantía de su ejercicio y goce correspondientes de todas las personas. Se pueden observar pinceladas en los libros sagrados, códigos, leyes, concilios, decretos, entre otros documentos; tienen la intencionalidad de un trato igualitario pero no señalan límites de la actividad estatal para el trato con los gobernados, aspecto que prevaleció hasta la concepción de la Carta Magna de 1215, son los ingleses que a través de este manifiesto elaborado por los señores feudales y reconocido por el soberano Juan sin Tierra, donde se reconocen los derechos humanos en Occidente; a partir de este suceso se propaga en Europa una constante actualización en los documentos rectores de cada país un involucramiento a favor del reconocimiento y defensa de los derechos humanos como lo fueron: la Confederación Suiza en 1291, donde se realiza un pacto donde se pretende proteger a los habitantes de los tres valles confederados vecinos; en 1350 Suecia proclama el Código de Magnus Erikson, donde se establecía un juramento y obligación del Rey de defender, amar, buscar la justicia y la verdad, reprimir toda inequidad, falsedad e injusticia, conforme a derecho, en virtud de sus prerrogativas reales; en 1505 en Polonia se dicta la Constitución Nuihiknovi, donde resalta en materia de derechos humanos: el derecho de gentes y las constituciones públicas caracterizan a la nación como una generalidad y no como una individualidad, decretamos que desde ahora nada sea decidido sin el consentimiento común del Consejo y de los Diputados. Los esfuerzos por reconocer un trato igualitario entre las personas se hacen cada vez más visibles e importantes, adecuándose a los contextos sociales de cada país y cultura.

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