¿Existió realmente un Estado en Colombia a partir del siglo XX ó de 1991 hasta nuestros días?

¿Existió realmente un Estado en Colombia a partir del siglo XX ó de 1991 hasta nuestros días?

El doctor Vela a través de su libro Colombia no es una isla, inicia su planteamiento señalando que el Estado Social de Derecho no es una graciosa concesión de los gobiernos, sino el producto de la profundización de la democracia. Existen tres dinámicas sociales propias de la sociedad Colombiana que le dan carácter singular a nuestro orden político y que han prevalecido sobre los valores de justicia social y solidaridad que buscan garantizar las instituciones, incluida la constitución de 1991: la primera dinámica se puede definir como el autoritarismo presidencialista, estudiada como una dificultad para proponer la dicotomía entre autoridad y libertad, que hace referencia a que en Colombia ha habido más autoridad que libertad porque los líderes políticos más allá de las diferencias de los contextos históricos en los que vivieron, han buscado emular la imagen del libertador para legitimar su poder, incluso en contra de las instituciones republicanas que buscaban limitarlo entre los que se encuentran el libertador Simón Bolívar, el general Mosquera, Rafael Núñez, el general Reyes, Laureano Gómez y Álvaro Uribe, así mismo estos políticos se resisten a someterse al derecho con una práctica política que se caracteriza por una manipulación de las instituciones en beneficio de sus intereses. La segunda dinámica social que caracteriza el orden político colombiano es el recurso permanente a la guerra entendida esta como la dicotomía entre libertad e igualdad, la cual pone en evidencia la falta de consolidación del monopolio legitimo de la fuerza y en la ausencia de un mito común que actúe como un proceso de identidad y de legitimación, fue con base en la unificación de la historia que los pensadores europeos modernos, definieron los principios y valores de su civilización como superiores al orden de los pueblos que ellos descubrieron y colonizaron y el imperio español, que era la potencia de entonces, llegó hasta el nuevo mundo para garantizar mediante la fuerza de la guerra, la explotación de las personas y la expoliación de sus recursos, practicas prevalecientes del viejo mundo denominado colonialismo, por esa razón hablar de política en Colombia es hablar de guerra porque la fuerza civilizadora no ha tenido un efecto pacificador y porque la sociedad no ha alcanzado un monopolio legítimo de la fuerza y la coerción y una identidad pacificadora. Por lo anterior se infiere que la violencia de la sociedad colombiana es producto en primer lugar, de la desigualdad económica y de la exclusión social y política que generan y reproducen la inestabilidad, en segundo lugar de un autoritarismo que recurre a prácticas de guerra y que alimenta esas desigualdades y exclusiones y en tercer lugar de la participación de Colombia en una sociedad internacional cuyos valores y practicas siguen asociados a la estatalidad, esto es a la ausencia de un orden internacional capaz de limitar la soberanía de los estados y su recurso permanente a la guerra. Y como tercera dinámica social se encuentra la vocación exportadora de materias primas, planteada como la dicotomía entre austeridad y solidaridad, la cual se refiere a un modelo fundado en la tenencia de la tierra y de baja industrialización que se explica como el modo colombiano de insertarse en la economía mundial que ha prolongado los privilegios señoriales y el autoritarismo que ha caracterizado la exigüidad del fisco y la precariedad de las políticas públicas sociales que ha propiciado la inestabilidad política y la violencia. En este contexto la constitución de 1991 ha sido desnaturalizada por la prolongación de la guerra por el declinar de la democracia, por la imposición de una política clientelista en alianza regional con el narcotráfico y los grupos armados ilegales y en fin por un modelo económico globalizado que genera más riqueza pero que al mismo tiempo propicia mas exclusiones y mas desigualdades que son la causa de una conflictividad social de dimensiones inusuales y de un conflicto interno degradado. Es por lo anterior que se sostiene que una adecuada teoría del estado para Colombia debe partir del establecimiento de un nuevo contrato social, debe contar con políticas sociales capaces de construir una sociedad más justa e incluyente, debe propiciar una inserción creativa en el contexto económico mundial y en fin debe superar el pensamiento estrecho de acuerdo con el cual el desarrollo es un problema conformado por variables eminentemente económicas.

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