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Gerra Contra El Narco


Enviado por   •  30 de Noviembre de 2014  •  1.447 Palabras (6 Páginas)  •  207 Visitas

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LA GUERRA CONTRA EL NARCOTRAFICO EN MÉXICO.

El siguiente ensayo trata sobre un tema que ha adquirido una gran importancia dentro de los últimos años en nuestro país, el cual es, “Guerra contra el narcotráfico en México”. Este tema es de gran relevancia debido a que esta estrategia de nuestro gobierno ha provocado una ola de violencia en México, el cual no solo abarca a personas ligadas contra el narcotráfico o el crimen organizado, sino que, también la población civil paga las consecuencias de esta lucha. Ni el narcotráfico ni la lucha de los gobiernos mexicanos para erradicarlo o contenerlo son nuevos. Por el contrario, todos los presidentes del país latinoamericano han intentado resolver el problema del tráfico de drogas con diferentes medios y con menor o mayor fortuna. A continuación se busca encontrar cada una de las principales justificaciones de esta guerra manejadas por el gobierno federal (aumento del consumo, de la violencia, de la penetración, y una particular noción de la seguridad nacional), para después analizar el amplio número de consecuencias negativas que ha tenido esta estrategia, y proponer ideas que ayudan a explicar la situación actual, el fracaso de la actual estrategia y su necesario cambio.

Antes que nada es importante mencionar que “la guerra contra el narcotráfico” es el nombre que se ha dado al conjunto de operativos del Estado mexicano dirigidos a eliminar el narcotráfico en nuestro país.

Desde la entrada al poder del presidente Felipe Calderón Hinojosa en el año del 2006 se puso en acción una estrategia, que consiste en reprimir a aquellas personas ligadas al narcotráfico mediante el uso de las fuerzas de seguridad mexicanas. Pienso que la idea de nuestro presidente de combatir a los carteles de la droga es buena, pero el plan y su ejecución no es del todo correcto. Desde que se declaró la guerra a los carteles dedicados al narcotráfico, en nuestro país se ha desatado una gran ola de violencia. Constantemente hay enfrentamientos entre fuerzas armadas de distintos carteles, muchas zonas de nuestro país están siendo controladas por los grupos criminales ligados al tráfico de drogas llegando hasta el punto de volver algunos pueblos fantasmas, diariamente sabemos de enfrentamientos entre el ejército o marina mexicana contra los miembros de distintos carteles y muchos inocentes (población civil) han muerto en esta guerra interna.

Los distintos sucesos que acontecen diariamente en nuestro país han llegado a tal grado que causan miedo en la población mexicana, a simple vista podemos observar que esta guerra en vez de traernos más seguridad, solo trae más inseguridad.

Ahora bien, ¿qué razones presentó el gobierno de Felipe Calderón para lanzar su estrategia basada esencialmente en el despliegue de fuerzas federales?

El consumo.

La primera justificación del Gobierno de Calderón para declarar la “guerra contra el narco” fue una advertencia: México ya no era sólo un país de tránsito sino que se había convertido en un país consumidor de drogas, en donde el narcomenudeo afectaba a niños y jóvenes de manera creciente y alarmante: la consigna de comunicación oficial fue “Que la droga no llegue a tus hijos”. Sin embargo, a partir de las estadísticas del propio gobierno (Secretaría de Salud y Consejo Nacional contra las Adicciones, 2009), la conclusión a la que se llega es que el consumo de drogas en México seguía siendo mínimo en relación con la población. De hecho, la idea de que México se transformase de pronto en un país de consumo resulta contradictorio desde la lógica de los traficantes: la diferencia de ganancia entre vender la droga en México y en Estados Unidos es tan inmensa y la demanda nacional mexicana tan pequeña que, por muchas trabas que existan para introducir la droga en Estados Unidos, este siempre será un negocio mil veces mejor.

La violencia.

La segunda justificación del gobierno fue que el aumento de la violencia relacionada con el narcotráfico y el consecutivo sentimiento de inseguridad que ésta causaba en la población habían alcanzado ya niveles intolerables. Esta justificación también resulta cuestionable, ya que, en primer lugar, hay que decir que el aumento de la violencia anterior a 2006 es falso. Como demuestra el sociólogo Fernando Escalante en el 2009, la tendencia (antes de la “guerra”) de la violencia en México era en descenso.

En segundo lugar, aunque la inseguridad sentida por la población era real, lo que ocurrió fue que el Gobierno la interpretó de forma equivocada y definió mal sus causas: la inseguridad venía causada esencialmente por el auge de otros delitos (algunos menores), de carácter económico, cuyos principales exponentes eran el robo, el asalto, y el secuestro; no por las ejecuciones entre traficantes y en tercer lugar, si la base de la guerra consistía en aniquilar la inseguridad y la violencia, supuestamente originarios del crimen organizado, los resultados son injustificables, ya que la violencia procedente del narco y provocada por la propia estrategia de guerra no ha hecho más que aumentar.

La suplantación y la penetración

La tercera gran justificación de la estrategia fue la idea que argumenta que los traficantes estaban debatiendo el control territorio al Estado en numerosas partes del

País, amenazando con suplantarlo, y habiendo penetrado en la estructura institucional estatal a un nivel nunca visto.

El miedo a que las organizaciones traficantes confronten, derroten, y sustituyan al Estado apropiándose de territorios del país, no es nuevo. Lo que ocurre es que afirmar esto en el caso de México evidencia una falta total de conocimiento no del narcotráfico, sino de la forma en que ha funcionado el país históricamente. Si hay un consentimiento entre los expertos académicos en materia de narcotráfico en México es que los traficantes nunca han buscado competir ni suplantar al Estado. Se ha señalado que los traficantes mexicanos siempre han formado parte del aparato del régimen político pero siempre desde posiciones de dependencia, marginadas del poder político, siguiendo las reglas del juego por este impuestas. La complicidad del narco con las autoridades no nació ayer, sino hace una eternidad; y nada hace pensar que sea hoy mayor que antes.

Viendo claramente la dificultad de sostener cualquiera de los argumentos que el gobierno utilizó como justificaciones para explicar y defender su decisión, gana fuerza la idea de que la declaración de guerra fue una declaración notablemente política, realizada como una acción esplendida en lo que el gobierno entrante creyó era el principal problema del país y de esta manera lograr ganar una certificación de ejercicio para sustituir una falta de legitimidad de origen.

La implementación de una estrategia no se da en el vacío ni es inofensiva. Aquí se argumenta que el despliegue de una lucha contra el narcotráfico centrada en el aspecto militar y policial (que busca causar bajas en las organizaciones traficantes, decomisar armas y drogas), y que excluye el aspecto económico del problema, las estrategias de anticorrupción, y la labor de prevención, han tenido una serie de consecuencias desastrosas que han agravado el problema del narcotráfico y la violencia. Son las siguientes:

1. El desequilibrio entre poder civil y militar.

2. Problemas de ejecución y coordinación.

3. Violaciones de Derechos Humanos y los daños colaterales.

4. Reestructuración de los cárteles: la guerra favorece a los audaces.

5. El aumento de la violencia.

6. El efecto desplazamiento.

CONCLUSIONES PERSONALES.

Tras la revisión de la historia del régimen prohibicionista, la relación entre el Estado mexicano, el narcotráfico, y los Estados Unidos. La debilidad del Estado mexicano no debe asumirse como un argumento catastrofista. Antes bien, este diagnóstico debe servir para repensar una estrategia destinada al fracaso. El fracaso de la guerra contra el

Narcotráfico parece claro. Y a nadie debería sorprender: ¿por qué los militares mexicanos iban a triunfar en una batalla que llevan perdiendo los de Estados Unidos por casi un siglo? El problema, y de ahí la pertinencia de la crítica a la estrategia del gobierno, es que el plan se ha centrado en lo militar y en lo policial. Hay que asumir, tal como está ocurriendo en Estados Unidos, el problema del narcotráfico es un problema social y de salud pública, que el consumo de drogas ha sido y seguirá siendo una constante en la sociedad y que hay que aprender a vivir con él. Y darse cuenta de que las estrategias disciplinarias, además de estar destinadas al fracaso, traen consigo costos muy costosos, materiales y humanos. Un enfoque más sensato debería buscar la contención y reducción de la violencia: minimizar los «daños colaterales» del narcotráfico hacia la sociedad y las personas. Para ello se necesita un plan que contemple prevención, educación, cultura de la legalidad, empleo, cultivos alternativos, la formación de una Policía eficaz y confiable y una cierta despenalización. Hacia ese camino avanza la estrategia de Estados Unidos, pero no la del gobierno mexicano, que sigue pensando el problema en términos de seguridad, dispuesto a poner los muertos en una guerra que nació perdida.

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