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Ghon Movimientos Sociales

Jessica FerrariEnsayo29 de Agosto de 2018

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María Da Glória Gohn

Teoría de los movimientos sociales – Paradigmas clásicos y contemporáneos

CÁPITULO VII: 

Una propuesta teórica - metodológica para el análisis de los movimientos sociales en América Latina

A partir de las especificidades destacadas en los capítulos anteriores, objetivamos aquí explicitar el entendimiento y la metodología que se ha permeado en nuestro propio trabajo sobre el tema, a lo largo de los últimos veinticinco años de investigaciones.

Consideramos importante esta explicación por dos motivos: primero para aclarar los supuestos que estamos utilizando a lo largo de este libro y que serán aplicados más detenidamente en los capítulos VIII y IX, al analizar los movimientos sociales en Brasil a partir de los años 70. Después como sistematización de la propuesta teórica que viene fundamentando los trabajos que hemos publicado y presentado en congresos nacionales e internacionales. Al hablar de las teorías de los movimientos sociales latinoamericanos, los siguientes niveles deben ser considerados, a saber:

 a) Cómo entenderlos teóricamente. ¿Cuál es la concepción que se tiene de lo que es un movimiento social. ¿Por qué es importante estudiarlos?

 b) Cómo analizarlos. ¿Qué elementos deben considerarse, qué categorías deben seleccionarse.

 c) ¿Cuáles son las fases de desarrollo de los movimientos sociales y cuáles son las etapas necesarias para una investigación?

 d) ¿Cuáles son las principales formas de manifestaciones colectivas designadas como movimiento?

  1. Cómo entenderlos teóricamente: el diseño de un objeto de estudio

 El movimiento social es una noción presente en diferentes espacios sociales: erudito, académico, pasando por la arena política y de los políticos, hasta el medio popular. En la teoría y / o en la práctica, todos tienen una representación de lo que es un movimiento social. Esta representación siempre involucra a un colectivo de personas que demandan algún bien material o simbólico. Sin embargo, si se solicita a varias personas que nos den ejemplos de movimientos sociales, ciertamente escuchamos citas de hechos históricos bastante distintos. ¿Todos serán movimientos sociales? ¿Qué los une y lo que los distingue? Estamos en una nueva era de relaciones entre la sociedad y el Estado? ¿Cuál es el lugar y el papel de los movimientos en este nuevo orden socio-política? Vivimos la era de la institucionalización, en el cual los actores por excelencia serían las ONG? ¿Cuál es el concepto de movimiento social presente en estas interpretaciones? Para responder a estas preguntas vamos a iniciar intentando esclarecer cuál es la interpretación teórica que adoptamos sobre los movimientos sociales a partir del universo de interpretaciones existentes - implícitas en las teorías y en los capítulos I a V, y de las especificidades señaladas para el análisis de la realidad latinoamericana.

 A pesar del número razonable de estudios específicos y de la diversidad de paradigmas explicativos sobre la problemática de los movimientos sociales, nuestro el trabajo concluye que no podemos afirmar que existan teorías bastantes elaboradas a su respecto. Parte de esa laguna se da por la multiplicidad de interpretaciones y enfoques sobre lo que son movimientos sociales.

Kriesi (1988) observó que las personas comunes, cuando estaban indagadas sobre sus simpatías o identificaciones con algunos movimientos sociales (por la paz, antinucleares y ecológicos), tienen poca dificultad para identificar lo que es el movimiento social, a diferencia de los científicos sociales. Esto es porque tales personas que atentan para una de las dimensiones de los movimientos, la del contenido de la demanda en sí.

Ella ve el movimiento como un todo homogéneo, a partir de la imagen que sus acciones han proyectado en la sociedad. Esto no ocurre con los científicos sociales, que necesariamente deben abarcar otras dimensiones, tales como sus creencias, valores, diferencias internas, etc; y la dimensión de las acciones y eventos en sí o, en nuestro el entendimiento, las prácticas sociopolíticas desarrolladas.

 Las diferentes interpretaciones sobre lo que es un movimiento social en la actualidad se derivan de tres factores principales:

  • primero: cambios en las acciones colectivas de la sociedad civil, en lo que se refiere a su contenido, sus prácticas, formas de organización y bases sociales; segundo: cambios en los paradigmas de análisis de los investigadores; tercer: cambios en la estructura económica y en las políticas de Estado. De estas alteraciones resulta que un conjunto dispares de fenómenos sociales ha sido designado como movimientos sociales en el intento de aclarar la cuestión, se crearon nuevas taxonomías o tipologías empíricas sin fundamentación teórica, la ausencia de la inconsistencia de cuadros teórico-metodológicos es más o menos consensual. Melucci afirma a este respecto: "Los movimientos sociales son difíciles de definir conceptualmente y hay varios enfoques de difícil comparación " (Melucci, 1989: 54). Este autor también concluye que hay más definiciones empíricas que conceptos analíticos. En cuanto a los fenómenos sociales, los movimientos sociales el abanico también es grande. Cardoso (1983), Mainwaring (1987) y Alvarez (1992), entre otros, ya destacaron la heterogeneidad de formas de movilización y de organización que han sido designadas como movimientos sociales.

También existe la dificultad de encuadramiento de las acciones colectivas contemporáneas en las categorías teóricas disponibles, problemas ya señalado por Barreiro (1992) al recuperar los análisis de Lefévre (1973), que apuntó a una falsa dicotomía entre lo vivido sin concepto y el concepto sin vida Tilly, Tarrow y McAdam (1996) elaboraron un programa de estudios e investigaciones para mapear el universo de los procesos de movilización en la sociedad. Ellos adoptaron el término general "litigios políticos" (contentions politics) para designar las diferentes acciones colectivas y movimientos sociales, en lugar de una subdivisión, muy comunes en los Estados Unidos, entre movimientos sociales, acciones colectivas y revoluciones. El nuevo término lleva a tener una subdivisión en el área de investigación entre los litigios propiamente dichos y los procesos políticos que implican. Para ellos, los movimientos sociales se refieren a la interacción mantenida entre personas con poder y otras carentes de poder y son un continuo desafío para los poseedores del poder en nombre de una población cuyos interlocutores la declaran estar sufriendo injustamente daños o estar amenazados por ellos "(Tilly, Tarrow y McAdam, 1996: 21). Esta definición reafirma a que Tilly formuló en 1984, cuando los caracterizó como "serie de interacciones mantenidas entre autoridades y demandantes en nombre de una clientela con preferencias específicas "(Tilly, 1984). Consideramos estas definiciones problemáticas por dos motivos: excluyen la posibilidad de movimientos entre los que tienen o detienen puede y los analizan según la perspectiva de los que están en el poder, según la óptica de quien es demandado o atacado por los movimientos, y no considera la óptica de los movimientos en sí. Argumentan aún que los movimientos sociales se concentran en las relaciones de dominación-subordinación basadas en la hipótesis de que los litigios que implican desigualdades sustanciales entre los protagonistas tienen características generales que conducen los movimientos a revoluciones, rebeliones, etc. No estamos de acuerdo tales colocaciones porque entendemos que los movimientos se constituyen justamente en la contracorriente de las relaciones de dominación-subordinación (tales relaciones también pueden ocurrir entre diferentes grupos miembros de las élites) y, fundamentalmente, porque no son los elementos más importantes para explicar o definir un marco movimiento social.

 Desde luego nos rehusamos a reconocer la existencia, _a _priori, de una definición o conceptualización general, única y universal, por el hecho de que esta definición variar según los paradigmas teórico-metodológicos que basan el análisis del autor.

Sin embargo, es posible ubicar dentro de cada teoría de un determinado paradigma que la concepción que se está utilizando de movimiento social. En este sentido, pasaremos a explicitar nuestra concepción sobre el tema y la forma metodológica que ha orientado nuestras investigaciones. No tenemos la pretensión de considerarla "a "verdadera", ni la arrogancia de verla como "la mejor". Ella es la construcción posible dentro de los parámetros adoptados y podrá ser modificada, transformada o alterada si los hechos históricos poseen nuevas vías. Por ahora, estos mismos los hechos, en la realidad brasileña, han comprobado el acierto de nuestras premisas y el camino metodológico adoptado.

 Nuestro objetivo inicial es establecer algunos parámetros mínimos para una concepción teórica, construida a partir de la reflexión fundamentada en categorías que emergen de manifestaciones concretas de los propios movimientos, vistos como procesos sociopolíticos y culturales de la sociedad civil, en un universo de fuerzas sociales en conflicto. Para ello, un punto de partida consiste en establecer algunas diferencias. Una primera es entre movimiento y grupo de intereses. En gran prensa cotidiana observamos el uso de la expresión movimiento para designar la acción de grupos en función de sus intereses. Así leemos: …"se inició en la "Cámara un movimiento para aprobar" Este uso del término es irregular, pues en la realidad debería ser "se inició un lobbie". Intereses comunes de un grupo uno componente de un movimiento pero no bastan para caracterizarlo como tal. Primero porque la acción de un grupo de personas tiene que ser calificada por una serie de los parámetros para ser un movimiento social. Este grupo debe estar constituido mientras que un colectivo social y para ello necesita una identidad en común. Ser negro, ser mujer, defender las ballenas o no tener techo para vivir son atributos que califica los componentes de un grupo y les da objetivos comunes para la acción. Hay una realidad en común, anterior a la aglutinación de sus intereses. Las innovaciones culturales, económicas u otros tipos de acciones que generen partes del sustrato común que poseen.

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