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Génesis y el fondo del Programa de Integración y Cooperación Económica entre Argentina y Brasil (Picab)


Enviado por   •  17 de Abril de 2013  •  Informes  •  3.765 Palabras (16 Páginas)  •  471 Visitas

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Génesis y antecedentes

El 29 de julio de 1986 se firma en Buenos Aires el Acta para la Integración Argentino-Brasileña que establece el Programa de Integración y Cooperación Económica entre Argentina y Brasil (Picab). En el marco de este programa se activaron 23 protocolos sobre los más diversos temas. El Picab se renegociaba cada seis meses y los protocolos de carácter comercial (bienes de capital, bienes alimenticios industrializados, industria automotriz, etc.) se iban ampliando en cada negociación, respetando un esquema de incorporación "producto por producto".

En noviembre de 1988 se modifica el marco de la integración binacional. En esa fecha, los presidentes Alfonsín y Sarney firman el "Tratado de Integración y Cooperación Argentino-Brasileño", con el objetivo de crear un espacio económico común en un plazo de 10 años, principalmente mediante la remoción de obstáculos tarifarios y no tarifarios al comercio y la armonización de las políticas internas de ambos países.

Los fracasos del Plan Austral en Argentina y del Plan Cruzado en Brasil provocaron profundas crisis económicas y políticas y relegaron el Proyecto de Integración a un plano secundario hasta mediados de 1990, cuando ambos países deciden aplicar un nuevo impulso al proyecto y acuerdan profundizar y acelerar el proceso de integración.

En julio de 1990 los presidentes Collor y Menem firman el "Acta de Buenos Aires" por la cual se modifican los instrumentos y mecanismos de negociación. Entre otras medidas, el documento anticipa en cinco años la fecha para la conformación de un Mercado Común entre los dos países (31 de diciembre de 1994) y pauta un cronograma de rebajas automáticas y lineales de los aranceles recíprocos hasta alcanzar, a fines de 1994, el 100% de preferencia para el total del comercio.

En diciembre de 1990, Argentina y Brasil compendian el conjunto de los acuerdos firmados en los últimos años en el ámbito de la Aladi en un único documento (el Acuerdo de Complementación Económica) que incorpora y resume todas las concesiones otorgadas hasta esa fecha entre ambos países.

Poco tiempo después, Uruguay y Paraguay se suman a las negociaciones que Argentina y Brasil venían realizando en forma bilateral, y el proyecto de integración adquiere dimensión regional. Uruguay y Paraguay se incorporan en primera instancia como observadores, y en forma activa desde mediados de 1991, cuando los cuatro países ratifican el "Tratado de Asunción" y deciden conformar el Mercado Común del Sur (Mercosur), para fines de 1994. Finalmente, en diciembre de 1991 se reglamentan los instrumentos básicos del Tratado, que a partir de entonces comienza a tener operatividad[1].

Los motivos

Después de 1950 la idea de la integración se comenzó a evaluar, no desde el punto de vista de las diferencias en la dotación de factores, sino como posibilidad de acceso a nuevos mercados. Y en esta idea ha desempeñado un papel fundamental el rol de las economías de escala como determinantes del comercio intraindustrial, por cuanto el tamaño del mercado habrá de ser una cuestión crucial, dado que disminuyen los costos unitarios a medida que aumenta la producción y aprovechando diversas ventajas comparativas, se tiende a lograr una mayor rentabilidad. Es así como la economía mundial comenzó a globalzarse, dándose este fenómeno, en primer lugar, en los países industrializados.

Observemos algunos datos: La participación de América Latina en el comercio mundial al comenzar el decenio de 1980 era de 4.5% con tendencia a la reducción. Este dato junto a otros indicadores (véase Cuadro 1) nos dará una idea de las profundas diferencias entre los actuales bloques económicos mundiales. Los países que integran el Mercosur abarcan el 60% de la superficie de América Latina, representan el 45% de la población, poseen un mercado potencial conjunto de 190 millones de habitantes y tienen un PIB que equivale a más del 50% del PIB de toda el área.

Cuadro No. 1 (ver PDF)

Si bien éstas son cifras generales, se evidencia la participación del Mercosur, en comparación con los otros megamercados a los que tiende la economía mundial. Además, también es fácil observar la minúscula posibilidad de participación que le cabe a cada uno de los países latinoamericanos, si pretenden enfrentar unilateralmente esa tendencia:

El Mercosur no aspira a convertirse en un reducto comercial autosuficiente; por el contrario, constituye una plataforma para una presencia dinámica o interactiva de nuestros países del mundo... La integración no es una panacea. Nada nos garantiza automática y mágicamente el éxito, y ni siquiera la equidad... La integración no constituye un seguro contra los riesgos y las dificultades que nos plantea el mundo contemporáneo, pero nos pone en mejores condiciones para enfrentarlos... No ignoramos los problemas y las aristas traumáticas que presenta el proceso que se inicia, pero un nuevo espacio económico crea oportunidades que no existirían de preservarse la actual situación [2].

El Mercosur se convierte en una fuerte atracción, a pesar de las dificultades innegables que implica la integración, especialmente en lo que hace a las políticas macroeconómicas entre Argentina y Brasil. Pero las grandes empresas integracionistas mundiales como la Comunidad Europea y el Tratado de Libre Comercio en América del Norte, conocen bien estos procesos y, aunque con "cautela", avanzan en su posicionamiento global.

Se ha dicho que "la masa crítica de América Latina es el Mercosur. El que primero se posicione en el Mercado Común tendrá a América Latina". Esta conclusión no fue elaborada por ningún grupo empresarial de Argentina, Brasil, Uruguay o Paraguay, sino el resultado del análisis realizado por las autoridades de la Comunidad Europea colocando al nuevo grupo de comercio tras la propia CE y el Nafta (EE.UU., Canadá y México).

Las características

Modalidad de integración

En el contexto latinoamericano se destacan economías muy heterogéneas, escasamente vinculadas entre sí por el comercio, hasta la aparición del proceso de conformación del Mercosur que busca revertir la situación. Este proceso tiende a un enfoque diferente del encarado a través de la Alalc o la Aladi, donde la política de sustitución de importaciones se basó en las barreras ante los competidores externos. Salvo algunas excepciones, las empresas latinoamericanas no estuvieron en condiciones de proyectarse

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