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Hiperconsumo Y Felicidad


Enviado por   •  26 de Junio de 2013  •  3.895 Palabras (16 Páginas)  •  388 Visitas

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HIPERCONSUMO Y FELICIDAD

Las consecuencias del hiperconsumo en la subjetividad, el lazo social y sus consecuentes prácticas psicopatológicas.

“el mensaje de las artes queda silenciado entre el alboroto de respuestas fáciles y veloces que se adelantan a las preguntas y las aniquilan” Milan Kundera (*)

Nuevas funciones subjetivas del consumo. Hiperconsumo.

La definición de hiperconsumo está tomada de Gilles Lipovetsky de su trabajo La Felicidad Paradójica (1). El autor describe a la era del hiperconsumo como la tercera etapa del capitalismo de consumo. Donde la etapa I está vinculada al nacimiento del consumo al alcance de las masas, (a principios del siglo XX) es decir, vender los productos a gran escala a un bajo precio.

El consumidor de la fase I es un consumidor de marcas, ya no se necesita de la relación dominada por el comerciante, es un consumidor que hay que seducir y por sobre todo, educar.

La fase II de este capitalismo de consumo, para Lipovestky está caracterizada por la “sociedad del deseo” donde la seducción reemplaza la coerción, esta fase es una fase más cuantitativa, es decir se profundiza la reducción de precios de la fase I, pero además, lo más interesante de destacar para este trabajo, es como toda “…la maquinaria económica se pone aquí en juego a través de la renovación de los productos, del cambio de modelos y estilos, de la moda, el crédito, la seducción publicitaria…” “…esta fase se ha caracterizado por deslegitimizar las normas victorianas, los ideales de sacrificio y los imperativos rigoristas en beneficio de los goces privados…Revolución del confort, revolución de lo cotidiano, revolución sexual…” (2) para Lipovetsky puede pensarse este momento como el inicio de la declinación de la antigua modernidad disciplinaria y autoritaria, dominada por los enfrentamientos e ideologías de clase.

El desarrollo de la fase III que el autor denomina la era del hiperconsumo, esta magníficamente descripta a lo largo de todo el trabajo, pero lo que me interesa destacar son algunos rasgos subjetivos del consumidor que aparecen como novedosos. Podría resumir algunas en las siguientes generalizaciones:

• El turbo consumidor, del consumo del mono equipamiento al multiequipamineto. Del tv familiar a cada cuál con su gadget.

• La publicidad antigua era para toda la flia que miraba tv, hoy es hiperdireccionada.

• Del consumo pausado al continuo, consumo perpetuo, sin tiempo ni espacios limitados.

• De empresas de transporte a empresas de servicios turísticos, (todo incluido), turismo aventura (con garantía y seguro, claro), modos de pagar la incomodidad de la aventura.

• Consumo de ocio y tiempo libre, diversión programada y diseñada.

• Aparece el ciberconsumidor.

• El hiperconusmidor necesita hacer más cosas en menor tiempo. Es un consumidor de utilidades.

• En la era del hiperconsumo el consumo es globalizado. El mensaje llega a todos lados.

• El hiperconsumo atraviesa todas las edades, desde las embarazadas, hasta la tercera edad. (El derecho de consumidor antecede a tantos otros logrados en la convención de 1989 de Naciones Unidas sobre los derechos del niño)

• La espiritualidad consumista, el cristianismo paso de promocionar la felicidad en el más allá y se adapta a la felicidad en la tierra.

• Cambia la ética del consumo, hoy hablamos de consumo responsable. Consumo saludable, consumo light, adictos a la salud.

Hiperconsumo y felicidad

Una de las ramas más novedosas de la economía es la economía de la felicidad, más allá de lo pomposo de la nominación, es interesante que economistas de distintas partes del mundo occidental, se estén ocupando seriamente en estudiar, lo que en realidad conocemos por calidad de vida. En la última editorial de una importante revista de Management, titulada “la economía de la felicidad” el autor, Rubén Roberto Rico, llega a una conclusión que nos interesa señalar aquí y que es la vía por la que se vincula, la necesidad de la lógica mercantil necesita generar la necesidad de ser felices. En las conclusiones de dicha columna, el autor escribe, “…En definitiva si los resultados son válidos, la felicidad es, sin dudas altamente conveniente y …rentable. (3) En la misma editorial se cita la fórmula de un investigador, llamado Ed Diener, que consiste en establecer la felicidad como el resultado de lo que posees por sobre lo que deseas. De todos modos, lo que no dice la fórmula, es que lo que se desea en el ser hablante, es por estructura, insatisfecho. De todos modos, hasta la fecha no hay ninguna evidencia en este tipo de estudios que vincule mayor consumo con felicidad.

El lazo social está regulado, casi, exclusivamente por la lógica de mercados. Esto deja muy poco espacio, pero lo deja, para las prácticas inútiles, el tiempo libre y todas aquellas manifestaciones que no persigan una lógica de utilitaria. Cuando hacemos referencia a un consumidor, no estamos aludiendo al consumo un objetos, también se consumen ideales. Esos ideales generan formas de vinculación, tipos de relaciones, que cuando no son conseguidos, la mayoría de las veces, aparece ese malestar que Freud lo vinculaba a lo intrínseco de la propia existencia. Uno de los signos de estos tiempos es la negativización del malestar, bajo una exigencia de felicidad.

No es muy arriesgado sostener que este mandato feroz corresponde lógicamente a los efectos del mercado como regulador casi único de los lazos sociales, con su imperativo “Sean Felices" impuesto por nuestra sociedad mercantil y espectacular” (4) que apuesta solo a aquello que la sostiene, el consumo. La mayoría de los comportamientos adictivos podrían pensarse como el resultado ideal de ésta lógica, ya sea en el mercado legal o ilegal, Y su reverso residual en los sectores marginales. ¿Qué necesita la lógica de mercados para que exista cada vez más un mayor consumo? Entre otras cosas, necesita instalar la idea de que “todos” gozamos de lo mismo, a todos nos pasa lo mismo, sufrimos las mismas situaciones angustiantes y nos reponemos del mismo modo, una clínica de la subjetividad

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