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IMPLICACIONES SOCIOLÓGICAS DE LA REVOLUCIÓN REPRODUCTIVA


Enviado por   •  31 de Enero de 2023  •  Exámen  •  1.844 Palabras (8 Páginas)  •  179 Visitas

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IMPLICACIONES SOCIOLÓGICAS DE LA REVOLUCIÓN REPRODUCTIVA:

La eficiencia con que se reproducen las poblaciones ha experimentado un salto cualitativo que permite mantener un volumen poblacional dado con una fecundidad muy inferior, entonces la demografía puede considerarse, un terreno explicativo de primer orden para muchos otros fenómenos sociales observados, y deja de ser la eterna disciplina meramente descriptiva, alimentada únicamente por teorías explicativas externas (económicas, antropológicas, culturales o psicológicas).

Desde esa posición pretendemos que puede contribuir a una explicación mejor integrada de cambios modernizadores y analizados sin prestar apenas atención a sus condicionantes demográficos.

Dentro de ellos tenemos:

  1. El declive de trabajo productivo:

Luis Garrido Medina (1996) afirma  en un precedente claro de nuestra propuesta teórica, que el primer y principal resultado de la eficiencia en la reproducción es liberar «recursos humanos» que pueden dedicarse a otros tipos de producción.

Cualquier incremento histórico ha reducido de forma igualmente súbita la mano de obra por él ocupada. Puesto que han sido las mujeres (media humanidad) las que han cargado siempre con la mayor parte del trabajo derivado de la función reproductora, implica que

se han visto liberadas súbitamente para dedicar su tiempo y su trabajo a otros sectores

productivos.Tenemos aquí, de hecho, una explicación «demográfica» del declive de la fecundidad, sean cuales sean los métodos concretos aplicados individualmente a su control. Se entiende así que una fecundidad menguante haya sido compatible con el mantenimiento, e incluso con el aumento, de los stocks poblacionales . Lo que observan los primeros teóricos de la transición demográfica, sin conseguir vincularlo a los cambios de conjunto en el «sistema» poblacional, es que sistemáticamente se reduce la fecundidad generacional allí donde se alcanzan umbrales significativos de eficiencia reproductiva. En cambio, nuestro marco teórico contradice la idea de que la fecundidad desciende porque en las sociedades modernas los hijos se vuelven cada vez más embarazosos en términos relativos.

Ésta es una posición fuerte en la investigación actual, y subyace a las diversas teorías de la transición demográfica y del coste económico de los hijos. El pesimismo no ya sobre el futuro de la fecundidad, sino sobre la propia reproducción.Tener hijos puede requerir el sacrificio de unas oportunidades de ocio cada vez mayores, pero no más de lo que el disfrute de tales oportunidades requiere sacrificar las crecientes oportunidades de tener hijos.

  1. El derrumbamiento del patriarcado:

La revolución reproductiva así misma es una corrosión directa del fundamento material del patriarcado, al reducir el efecto que siempre tuvo la división sexual del trabajo reproductivo sobre los ciclos vitales. De confirmarse, se estaría hallando el camino para la feminización de la esfera pública y habría constituido una de las condiciones históricas para un activismo exitoso en pro de la igualdad de sexos.

La idea de la igualdad entre hombres y mujeres ha existido desde milenios: Mann(1994), llega a afirmar que los derechos naturales del ser humano nunca tuvieron argumentos para oponer el feminismo. Una vez que se admite que son irrelevantes las diferencias para su igualdad moral, es difícil argumentar que las diferencias sexuales sí lo son.

Esta corrosión sería prácticamente suficiente para conducir hacia el seísmo contemporáneo en las comúnmente llamadas relaciones de género.

Quizá el efecto más relevante de la revolución reproductiva haya sido liberar a la

mujer, a fuerza de aumentar como nunca el rendimiento de los hijos que trae al mundo y

haciendo, por lo tanto, excedentario su trabajo en este sector productivo.

A medida que la innovación tecnológica incrementa, la eficiencia de algunas características del trabajo productivo también aumenta.También se contribuye a debilitar su anterior especialización. Algunas ideologías aún pueden considerar que las mujeres aun por naturaleza son más adecuadas para criar niños, pero actualmente la biología está perdiendo papel en dicha división.

Paradojicamente, mientras la segunda ola de pensamiento feminista ha

concentrado su atención en la sexualidad plástica y en su simbolismo, las raíces del cambio en los comportamientos de género podrían tener su origen en la cada vez menor relevancia de su componente reproductivo.

  1. La privatización de la sexualidad

Al afirmar que la revolución reproductiva hace posible apartar la sexualidad del ámbito público, introduciendo una diferencia sustancial respecto a las teorías comúnmente aceptadas. La sexualidad había sido sujeto de diversas formas de control social tanto a nivel colectivo como en el ámbito familiar. Todas las sociedades conocidas han segregado los sexos de alguna manera, han etiquetado la legitimidad de los nacimientos y han regularizado la sexualidad.Han instituido especialmente si su proposito no era productivo y mas aún cuando se evita la procreación mediante contracepción o el aborto. En el siglo XIX en España esto se definia  ciertas relaciones sexuales como un crimen equivalente al robo, por poner en peligro la herencia de los herederos legitimos.

Puesto que la revolución reproductiva aumenta la proporción de supervivientes y aumenta radicalmente el número de años/persona obtenidos en cada nacimiento, reduce la intensidad individual con que se asume la función procreadora y facilita a los Estados la socialización de sus costos. Por eso, resulta que la «legitimidad» natalicia pierde rápidamente importancia en la construcción del estatus social. Nuestro marco teórico nuevamente contradice la ortodoxia: explicar la tendencia de la fecundidad por la relajación de tales controles, o por el cambio de normas y valores, tal como hacen algunas versiones de la segunda transición demográfica. Es la revolución reproductiva la que hace posible tales cambios. España ilustra bien cómo el retraso relativo en conseguir la eficiencia reproductiva ha coincidido con la vigencia prolongada de normas y leyes arcaizantes. Hace treinta años, las mujeres necesitaban permiso de sus maridos para buscar un empleo o abrir una cuenta bancaria. El divorcio, los anticonceptivos y el aborto eran ilegales.Hoy no sólo han dejado de serlo, sino que resultan legales también los matrimonios heterosexuales, y la igualdad sexual se encuentra amparada por la Constitución.En definitiva, el aumento de la autonomía personal ha corrido paralelo a la progresiva separación entre sexualidad y reproducción, permitiendo la transformación de la intimidad y la plasticidad sexual (Giddens, 1992).

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