Igualtat I Diferencia
nrodriguezco25 de Octubre de 2013
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2.1 Igualdad y Diferencia
Pienso, que somos realistas en considerar que el intercambio entre personas puede ser una fuente de riqueza, pero también, que estas relaciones, no surgen con la frecuencia que posiblemente a muchas personas nos gustaría. La mayor parte de nuestras relaciones se establecen con personas de nuestra misma cultura, hay factores que pueden determinar el hecho de poder establecer un número mayor o menor de relaciones, por ejemplo, el lugar de residencia, el ámbito laboral y sin duda, el lugar donde se pueden crear más experiencia entre sujetos diferentes, es el ámbito escolar.
La sociedad en la que vivimos es multicultural. Convivimos personas con diversas características culturales, considero que esta diversidad, es una potencial fuente de riqueza cultural, pero que muy a menudo se presenta como causa de problemas y de conflictos (no podemos olvidar los intereses políticos y económicos), desencadenando hechos de discriminación, racismo y xenofobia.
Decir que vivimos en una sociedad cada vez más diversa no es nada nuevo porque la imagen de la diversidad se va imponiendo en la sociedad y en las escuelas. Sin embargo, lograr que esta diversidad sea enriquecedora es un desafío para todos. Se precisa que todos mantengamos una mente abierta y el tener el deseo de conocer a aquellas personas con las que convivimos.
Es preciso reconocer la diferencia como elemento de enriquecimiento social; defender la libertad para elegir y proteger la propia identidad e intentar conocer al otro, creando mas relaciones de encuentro. Todo ello nos ayudará a sentir que el diferente no es un desconocido y a valorar lo positivo de su persona y de su cultura.
Para poder establecer mas vínculos, con personas de otras culturas, sería fundamental, un cambio de actitud, despertar el interés por acercarse a nuevas culturas y realidades, favorecer la empatía o sensibilidad hacia los sentimientos y necesidades de personas pertenecientes a otros países.
Todas las culturas, se han ido formando y sigue formándose (se trata de un proceso continuo), a partir del contacto entre comunidades diferentes, estas aportan modos de pensar, sentir y actuar distintos. Una cultura evoluciona a través del contacto con otras culturas. No hay culturas ni mejores ni peores, si aceptamos que no hay una jerarquía entre las culturas, consideraremos que estas culturas son igualmente dignas y merecedoras de respeto.
Las culturas cambian, no son algo estático, y se enriquecen con el cambio. Son el resultado de un proceso de adaptación ante nuevas situaciones. Mediante el contacto entre personas de diferentes culturas, vamos aprendiendo mutuamente elementos diversos. Es en ese contacto donde definimos y construimos nuevas prácticas de acuerdo a las características y situaciones nuevas. Tal y como indica T. San Román en la lectura 2 “entre otras similitudes, entre los seres humano esta su capacidad de adaptación, de cambio, de aceptación de elementos culturales de otros y de trasvase de los suyos, maleabilidad que se ha pensado, precisamente, base de su éxito adaptativo”
Para que se produzca un proceso intercultural, tiene que haber respeto, un dialogo y una comprensión mutua. Para establecer cualquier relación, es fundamental que sepamos respetar al otro, que en lugar de creer que tenemos la verdad absoluta seamos abiertos y logremos ser tolerantes.
En las relaciones interculturales se establece una relación basada en el respeto a la diversidad y al enriquecimiento mutuo, sin embargo estas relaciones no están exentas de conflictos, pero estos se pueden resolver, mediante el respeto, la comunicación, el dialogo, y la escucha.
Para mejorar relaciones se ha de ser conscientes, de la necesidad de establecer una cierta proximidad cultural, lenguaje común, un cierto conocimiento y conciencia de las otras culturas y de la propia, hay que tener un cierto interés en aprender de las otras culturas, ser conscientes del propio etnocentrismo, tener la capacidad de empatizar, tener la capacidad de metacomunicarse y evitar relaciones desiguales.
En definitiva, todos las personas de la sociedad multicultural tenemos que trabajar para construir esta sociedad intercultural, comprendiendo mejor el punto de vista de los demás, utilizando menos estereotipos negativos sobre personas de distinta cultura, reconociendo la complejidad de la cultura propia y la de los demás, desarrollando una actitud de mente abierta a través de un mayor conocimiento de los propios referentes culturales. Nuestro máximo objetivo se debería de centrar, en disfrutar de la interacción con personas de distinta cultura y desarrollar expectativas de poder establecer buenas relaciones con personas de distinta cultura.
Como conclusión pienso “Que cuanto mas conoces a los demás, más te conoces a ti mismo”
2.2 Inmigrante, extranjero y nacionalidad
Los constantes movimientos de poblaciones forman parte de la historia y la mayoría de países están habitados por personas descendientes de mezclas y diferentes estratos de la población llegadas de otros territorios.
Inmigrante: es la acepción utilizada desde el punto de vista de las sociedades receptoras de migrantes y se refiere a aquellas personas que se desplazan, en algún momento de su vida o en más de un momento de un lugar a otro. Concepto de inmigración (Gimenez, C y Malgesini, 2000), “es el acto de entrar a residir temporal o permanentemente en un país de distinto al de origen”.
Extranjero: es la persona con nacionalidad distinta a la del país que reside. Hay distintos grados de extranjería, según las leyes de cada país, como también es posible compatibilizar dos nacionalidades. En este sentido en España, ni todos los inmigrantes son extranjeros, ni todos los extranjeros son inmigrantes. En España la nacionalidad no se obtiene por el nacimiento, su obtención guarda relación con las nacionalidades del padre o la madre, la situación de pareja y la situación laboral. Concepto de extranjero (Gimenez, C y Malgesini, 2000), “designa a aquellas personas que no poseen la nacionalidad o la ciudadanía del país donde habitan”.
Actualmente la población migrante presenta una gran diversidad de perfiles: desde refugiados en busca de asilo, a trabajadores, estudiantes, profesionales cualificados, trabajadores temporales y familiares.
Entre las causas más conocidas está la búsqueda de una salida laboral o escapar de situaciones que atentan contra la integridad y la seguridad, como es el caso de miles de personas refugiadas y desplazadas que huyen de contextos bélicos o violentos. Junto a estas razones, también se encuentra la esperanza de poder conseguir unas condiciones de vida dignas o el desarrollo personal.
Las migraciones afectan tanto a los países receptores como a los emisores. Para los emisores, supone un alivio a la presión demográfica sobre el mercado de trabajo y un importante aporte económico a través del dinero que envían los inmigrantes a sus familiares. Para los países receptores es un factor de desarrollo económico por un impacto sobre sectores de empleo no deseados por los nacionales. Además suponen un potencial demográfico y de rejuvenecimiento poblacional que contribuye a frenar la tendencia demográfica negativa de las sociedades desarrolladas y a compensar su envejecimiento.
La familia, las amistades, los lazos comunitarios son la clave para muchos de los movimientos migratorios. Las migraciones no se generan por los factores de expulsión en los países emisores, sino por los factores de atracción en lo receptores de origen extranjero.
Desde la perspectiva de los inmigrantes, los problemas que se plantean son los de su regularización la obtención y mantenimiento de un empleo, el acceso a una vivienda digna, la adaptación a las costumbres y nomas de funcionamiento de la sociedad de acogida y la participación en la misma, la convalidación de estudios y en el orden más personal, lo relacionado con el mantenimiento de su identidad. La necesidad de apoyo en la llegada (alojamiento, búsqueda de empleo, orientación legal, etc) les lleva a instalarse cerca de sus semejantes, con el riesgo de creación de guetos, exclusión de la participación política y social discriminación y racismo.
En el otro lado, las preocupaciones para la sociedad de llegada se refieren al control de los flujos de entrada, la regularización, la gestión de los recursos sociales disponibles y la percepción de amenaza identitaria. Las actitudes sociales van desde la indiferencia a cierta comprensión y tolerancia.
Hasta ahora las políticas de gestión de la inmigración se caracterizan por la restricción, la persuasión y la represión, pero ante el convencimiento de que estamos ante un fenómeno estructural, no coyuntural, se empieza a pensar en procedimientos de gestión migratoria más realista y amplios en sus planteamientos, orientados por el respeto a los derechos humanos, el codesarrollo con los países de origen, la cohesión social y el avance hacia el Estado del Bienestar en los países receptores (IOM, 2003). Por ello el reto más importante es el cambio de actitudes y de mentalidad para vivir en una sociedad plural. Castles (2002:30)
“es importante hacer entender que todos los tipos de migración inducen un cambio social y cultural… Las sociedades que elaboran y aplican enfoques participativos tienen más probabilidades de obtener resultados positivos. La mundialización parece conducirnos de forma inexorable hacia sociedades más diversas y hacia una ciudadanía multicultural”
La diversidad cultural producida por el establecimiento de inmigrantes se
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