Influencia del tranvía Ayacucho y sus dos cables en el Alejandro Echavarría

BEATRIZ ELENA RAVE RESTREPO.

CATEDRA UNIVERSITARIA: COMPROMISO ÉTICO, POR UNA UNIVERSIDAD SALUDABLE.

INFLUENCIA DEL TRANVIA DE AYACUCHO Y SUS DOS CABLES EN EL BARRIO ALEJANDRO ECHAVARRIA.

2014

Influencia del tranvía Ayacucho y sus dos cables en el Alejandro Echavarría.

Algunos afirman que antes de nacer escogemos nuestro hogar o nuestra familia, para otros se nace en uno u otro lugar por casualidad o coincidencia, el hecho es que llegamos el mundo todos en condiciones distintas una más favorables que otras, y entre esa diversidad de formas o condiciones de vida encontramos aquella en la que a los que les corresponde vivirla por general no tienen todo lo que quieren, pero tampoco les hace falta nada de lo necesario para vivir y ser feliz, a esta forma de vida se le ha denominado clase media, en este texto inicialmente hablaremos de una manera general de la clase media antioqueña para luego enfocarnos en  un sector de ella que habita en el barrio Alejandro Echavarría de la ciudad de Medellín y que actualmente a tomado gran protagonismo al verse perjudicada por uno de los proyectos de más renombre que a actualmente se llevan a cabo en la ciudad.

Generalmente cuando se nace en una familia de clase media que por ende vive en un barrio de clase media y ese barrio está situado en el territorio antioqueño, el niño o la niña empieza a crecer y antes que números y letras se le enseña a orar al despertar y al acostarse, el padre nuestro, el ave maría y el gloria son casi las primeras palabras de un antioqueño después de papa y mama, una vez aprende a rezar entonces su papa empieza a hablarle de club atlético nacional o del deportivo independiente Medellín, enseña  a su hijo a querer el equipo respectivo a vibrar cada que uno de sus jugadores anota un gol. Siendo todavía unos bebes de brazos los antioqueños tienen su primer contacto con otros antioqueños de su misma edad porque sus madres vecina y amigas de toda la vida y que ya han pasa do por el proceso que ellos apenas empiezan en el mismo barrio y en las mismas casas los sacan envueltos en su toalla a eso de la 8:00 am para que tomen el sol y crezcan sanos y fuertes, es pues ahí donde un antioqueño se encuentra por primera vez con ese que será su compañero de primaria y secundaria, con quien posiblemente conocerá el amor o a el que será su vecino para toda la vida.

Cuando se deja de ser un bebe y se pasa a ser niño viene otra epata en la que el barrio se convierte en el segundo hogar, en que quizá se pasa más tiempo que en nuestra propia casa, en barrio se fortalecen los lazos de amistad con los vecinos de la misma edad, los niños de 5 a 13 años conocen la arquitectura del barrio a la perfección porque lo recorren y los exploran una y otra vez jugando escondijo, chucha cogida, conejito ingles entre muchos otros juegos y se ve seria mente afectada por los balones de futbol, basquetbol y voleibol, que la destruyen constantemente.

Llega el momento de entrar a estudiar, y todos los niños del barrio por lo general asisten a la escuela mas cercan las presentaciones casi que se podrían omitir, ya para esta época en común que en la mañana los niños del barrio se pongan de acuerdo para ir juntos a estudiar, y en la tarde se reúnan en las diferentes casas para realizar sus tareas todos juntos, las mamas en estos barrios por lo general cocinan delicioso, y la tostada con mermelada y la leche achocolatada que ellas hacen con todo el amor y esmero posible no pueden faltar en la mesa del comedor mientras los niños hacen sus tareas.

Se crece y se pasa de los juegos inocentes a las miles del amor, ya a los 15 0 16 años es común ver en los jardines o parques de los barrios parejas de adolescentes que empiezan a descubrir lo que es el amor miradas y besos inocentes  abundan en esta época de la vida.

Se crece en medio del folclor, de partidos de futbol todos los domingos, de sancochos y marranadas en la casa propia o en la casa del vecino, de rumores que vienen y van, de grandes festejos que se arman de la nada en la tienda del barrio, de diciembres en los que es estrictamente necesario una reunión barrial para las decoraciones pertinentes, en ella se designan funciones algunos son los encargados de retocar el papa Noel que se pintó en la calle el año anterior, otros de reemplazar los bombillos que se han fundido de la instalación y por lo general la jornada de decoración  termina en fiesta donde unos ponen el licor, otros la comida, otros aportan la sillería etc.

De pronto a la edad de 17 o 18 años llega la graduación del colegio, esto es otro acontecimiento de suma importancia todas la graduadas en compañía de sus mamas van a peluquería del barrio muy temprano y  mientras hablan de los vestidos que  usaran para el grado, terminan maquilladas y peinadas. Una vez termina la graduación en el colegio entonces, empiezan las celebraciones por todo el barrio inicialmente las comidas son familiares en las casas respectivas de los graduados pero se termina todos en la misma fiesta todos ya sea en una de las casas o en la calle con cerrada de cuadra incluida.

La universidad y el trabajo nos obligan a salir más del barrio, el tiempo que permanecemos en el ya no es tan extenso, y es ahí donde lo empezamos a añorar y valorar, cuando más tiempo se está lejos del cuándo ya nuestras responsabilidades no nos permiten disfrutar de una camita en la noche por sus alrededores o de una tertulia en la tienda es entonces cuando le damos el mayor valor sentimental y lo tomamos no solo como el lugar en el que vivimos sino un lugar que cuenta una historia, cuenta nuestra historia, y es en ese momento donde se descubre que aunque en la adolescencia muy posiblemente se hubiese querido vivir en un barrio mejor, tal vez con más lujos o comodidad, es ahí donde se tiene tolo lo necesario para ser feliz, para vivir pleno, allí están las personas y las cosas que nos han hecho hombres o mujeres y es entonces donde se empieza a pensar que es en ese mismo lugar donde se quiere construir una familia nueva que viva y pase esos bellos momentos que ya fueron vividos, que es allí donde se quiere pasar de ser hijos a papas o mamas, allí donde  se quiere ser abuelos y vivir nuestros últimos días plenos y tranquilos recordando lo que fue, recordando tristezas pero también inmensas felicidades.

Aunque no sea el pensamiento planteado anteriormente igual en todas las personas si es el más común es este tipo de barrios en los cuales nos estamos enfocando en este escrito, por esta manera de pensar y todo narrado anteriormente, es que es casi una catástrofe para aquellos para los que su barrio o lugar de residencia tiene un valor sentimental tan grande que de un momento a otro los desubiquen y los saquen de su barrio, aunque las razón que les den para hacerlo sean el progreso y avance de la ciudad.

Es decir muchos que ven el problemas como el que se mostrara a continuación desde  lejos pensarían que las protestas y manifestaciones no tienen sentido si están pagando lo justo, sin embargo a este grupo de personas hay que aclarar que para muchos casos particulares las entidades encargadas de desarrollar estos proyectos de movilidad en los que ahondaremos más adelante, no ofrecen lo que desde el punto legal es justo además no existe manera de responder o pagar por un valor sentimental que espero se allá alcanzado a dimensionar un poco lo relatado en párrafos anteriores, por eso hay que entender y dar el derecho a las personas de protestar de mostrar su inconformidad con argumentos contundentes para que así las entidades analicen y evalúen sus puntos de vista y vean que tan viable y benéfico es para una comunidad la realización de determinada obra o si por el contrario son más los perjuicios que los beneficios. Incluso en muchas ocasiones estas actividades de protesta que  llevan a las entidades a hacer nuevos juicios pueden evitar la pérdida de recursos y engorrosos procesos de adaptaciones a los cambios, que sería la única consecuencia de obras con un mínimo impacto en el bienestar social.

Los relatos y analices planteados son pues el resultado de un ejercicio propuesto por el docente, Jhon Muños Echavarría, que consto básicamente de dos actividades una donde se nos instruía un poco a cerca de la problemática a tratar y otra de reconocimiento del lugar en el que esta era llevada a cabo.

La problemática es básicamente que el proyecto “tranvía de Ayacucho y sus dos cables” que es un proyecto de la Alcaldía de Medellín, gerenciado por el METRO, para poder ser llevado a cabo debe atravesar y por tanto destruir a su paso lo que hoy es conocido con el barrio Alejandro Echavarría, un barrio que puede ser catalogado como barrio de clase media, que cuenta con todas las características descritas, en el que la gente que lo habita tiene sentido de pertenencia por aquello que es fruto de su esfuerzo y que lo ha visto crecer como ser humano y como persona. Razón por la cual muchos se reúsan a  abandonar sus hogares a cambio de una cifra que como lo explicábamos puede ser justa para la entidad a la que le interesa terminar y poner en marcha el proyecto, y para algunos que no se dejan llevar por sentimentalismos o que se adaptan fácilmente al cambio pero injustos para otros que le han realizado todas las mejoras necesaria e innecesaria a sus hogares porque para ellos son más que paredes de cemento, son casi tan significativos como uno de sus seres queridos, para aquellos que nacieron y echaron raíces allí , que han progresado y alcanzado sus metas allí, que le gusta cómo viven en ese lugar, que les sería bastante dificultoso adaptarse a un nuevo ritmo de vida a barrios menos tranquilos o a los que son extremadamente tranquilos, para aquellos que piensan que su vida después de esto no volverá a ser igual no serán jamás igual de felices a como lo eran en el barrio Alejandro Echavarría. Solo conociendo el Alejandro Echavarría y su historia acercándose mas a las personas que se enfrentan en este momento con esta dificultad es que se entiende y se deja de juzgar sin compasión la posición y la manera de actuar de este grupo de personas que protesta y lucha en pro de su bienestar.

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