Intensa temporada

Después de una dura, desagradable e intensa temporada, con varios lesionados, con ningún triunfo para la casa, y en todos los encuentros eran derrotados con marcadores deplorables, un caso de ello fue cuando tuvieron el enfrentamiento contra los temibles Vaqueros de la preparatoria 2, a los Kiowas los cazaron quedando 21-0, ese resultado fue uno de los menos fuertes, pero los chicos de Kiowas fueron a lo largo del partido defendiendo bien el azul, blanco y rojo en ese partido.

La semana antepasada el lunes 28 de abril, los jugadores de Futbol Americano de segundo semestre “los novatos” (llamados así por la liga de la Universidad Autónoma de Nuevo León) tuvieron unos días favorables para el equipo y para la institución, ya que ganaron el penúltimo partido en el campo Gaspar Mas contra los Delfines de la preparatoria N° 8, anotando un touchdown y una patada para quedar así con 8 puntos a su favor, mientras que los delfines no tuvieron éxito, ya que no anotaron ningún punto.

Después de esto, el jueves 1° de mayo, obtuvieron otro triunfo; -los chicos tomaron muy en serio el día del trabajo, lo comentó así, uno de los entrenadores, el maestro Raúl Treviño después de haber finalizado el primer tiempo, quedando en ese momento 7-7 contra los Bengalíes de la preparatoria 25, ya que les anularon un touchdown a ambos equipos; al regresar del breve descanso, los Kiowas decidieron ir por más, anotando así otros 6 puntos con un touchdown realizado por el número 28, Renato Sánchez y una patada por el número 26, Félix Rocha, con los que se coronaron como ganadores.

En el momento en que el arbitro sonara el silbato, la porra de la preparatoria 15, incluyendo a las familias de los jugadores y al equipo de animación, se escucharon muy fuerte los gritos y no podía faltar el famoso goya, iniciado por las porristas de la prepa ganadora.

Después de la celebración, Rogelio Medellín Mata portador del número 14, comentó : “Esta temporada fue muy mala, lo acepto, pero jugábamos y le echábamos muchas ganas como nunca, pero lo que le faltaba al equipo era confianza en nosotros mismos, ya que todos los días eran entrenamientos, bajo el sol y la lluvia, con mucho ejercicio por fuera de todo, pero no sabíamos como ponerlo en acción, gracias a nuestros entrenadores que aunque con gritos y regaños nos hicieron ver este deporte como parte de nuestras vidas y a los compañeros como nuestra segunda familia y como olvidar a nuestras queridas porristas, que siempre estuvieron con nosotros en los peores momentos de Kiowas, gritando nuestros números y nadie lo podemos negar, se siente tan padre que den todo por esta gran familia, que a pesar de que no tienen la obligación de acompañarnos a los encuentros siempre las veíamos hacer cargadas y todo eso, lo único que le podemos ofrecer es nuestra porra final que en vez de gritar ¡Kiowas! gritamos ¡Porristas! Y pues le doy las gracias a mis maestros por

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