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TEMPORADA DE ZOPILOTES


Enviado por   •  9 de Octubre de 2013  •  2.158 Palabras (9 Páginas)  •  515 Visitas

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Hasta en la tragedia hay espacio para lo absurdo

En la historia mexicana, los falsos héroes son más recordados que los mexicanos de acero. Ahí está Antonio López de Santana, un presidente mezquino que hizo lo que quiso con el país; Miguel Hidalgo y Costilla, un falso héroe de la Independencia a quién le interesaba sólo sus haciendas; y Benito Juárez, quien al costo de la consolidación de la República siguió hasta la muerte en el control país. La historia la escriben los vencedores, y la continúan muchos mexicanos sin referencias reales. La Decena Trágica también fue un suceso engañoso, un circo montado por algunos triunfantes, principalmente, por Victoriano Huerta:

“Era de estatura media, cuadrado vigoroso, con aspecto de soldadón, tenía las piernas cortas y zambas del bulldog, ancho de pecho, los bazos más largos de lo normal, se paraba sólidamente sobre los talones con los pies bien separados (…) Aficionado con extremo al coñac Hennessy (lo normal, una docena de coñacs tras la comida) y a decir malas palabras, cuando se emborrachaba se volvía locuaz y hablaba de mecánica celeste e historia militar. (…) Por instinto natural es mentiroso, pero procura aparentar que es no sólo sincero, sino hasta ingenuo.”

Después de 30 años en el poder, el retiro de Porfirio Díaz del país era algo deseado por muchos, pero temido por otros tantos. Francisco I. Madero, -o Pancho -llamado así por sus enemigos- fue de los primeros mexicanos en convocar a un gobierno democrático, sin dictaduras ni autoritarios. “Los hombres del viejo régimen no sólo se sentían amenazados, se sentían afrentados, no perdonaban Ciudad Juárez y la rendición de Díaz. Madero le había agitado en las narices a la oligarquía el miedo a la revolución, pero sin tener la revolución entre las manos y mucho menos ponerla en marcha contra el viejo orden”.

No tenía pelos en la lengua para retar al poder y continuar su campaña electoral hasta ser presidente. Bernardo Reyes y Ramón Corral eran las opciones para continuar con la vicepresidencia de México, pero siempre con Porfirio Díaz a la cabeza. La historia mexicana cuenta que Madero sí lo logró, mientras tanto, Reyes y Corral ardieron en rencor:

“(Bernardo Reyes) es sin duda el número dos del régimen y termina de candidato a la presidencia compitiendo contra los científicos, la jugada le sale mal cuando sus bases se enfrentan al dictador y termina en Europa en 1909, en un semiexilio dictado por Díaz. No combate al maderismo y cuando retorna a México, busca su lugar en una sociedad que ha cambiado profundamente sin contar con él.”

Madero traía colgado en el pecho la bandera de la Revolución Mexicana, el iniciador, el atrevido, el valiente…pero también el chaparro espiritista. El noble hasta los huesos; era el ingenuo que tristemente creía en las leyes de México y en los gobernantes bondadosos. Qué equivocado estaba Madero, su cuerpo quedaría abandonado entre tantos zopilotes que adoraban la peste:

“Habría que decir en su desahogo que era más bueno que el pan y que no bailaba mal […] Estaba convencido de que había mucha menos mala fe en el mundo de la que obviamente existía […] Un hombre que poseía una extraña mezcla de bondad, inocencia, tenacidad y valor civil y físico.

Pero la bondad que corría en la sangre burguesa de Madero no resultaba suficiente para la oligarquía, pues los intereses extranjeros afectaban a los riquillos del país. Una traición estaba en camino. Los conspiradores Manuel Mondragón, Gregorio Ruíz y Cecilio Ocón, desde la Habana planearon el próximo drama mexicano con sus personajes principales: Madero el protagonista del acto final.

Los antiguos jóvenes militares amigos y enemigos del régimen, ahora eran legendarios militares en una jaula de plástico que no se merecían. La libertad de Bernardo Reyes y Félix Díaz como el primer paso del golpe de Estado, viejos del régimen -igual o más despiadados que Díaz- apoyarían la revuelta iniciada por Manuel Mondragón:

“En esa revuelta del viejo orden, los cachorros no son jóvenes, pero son hijos del ejército derrotado por los maderistas casi tres años antes, cuyos mandos medios habían ascendido por rutina y antigüedad parasitaria […] Generales, coroneles, mayores y capitanes de bigote engominado, las puntas hacia el cielo, las medallas y quincalla que les pesan en el pecho […] Han resuelto sus contradicciones, no importa que Reyes haya estado en contra de Porfirio en los últimos años y que Félix se considere sucesor del viejo dictador: su antimaderismo los amalgama”.

Francisco Madero no era el único bondadoso, también lo era su hermano Gustavo. La Historia lo describe como más audaz, perspicaz e inteligente que su hermanito.. De la servidumbre maderista, los pocos leales que quedaban era Ernesto Madero, Rafael L. Hernández, Juan Sánchez Azcona, José María Pino Suárez, y los dudosos militares Felipe Ángeles y Lauro Villar –jefe de las fuerzas militares en la Ciudad de México-, más tarde relevado por el provocador y triunfante villano, Victoriano Huerta. Los traidores maderistas irán poco a poco apareciendo en escena.

“En la noche del sábado 8 (Febrero, 1913) la Ciudad de México fue sacudida por terribles tolvaneras. […] A horas de iniciarse el golpe hay dudas entre los conspiradores, el general Velázquez anda desaparecido. Mondragón se impone, no hay vuelta atrás”. El gobierno federal sabe que habrá un golpe militar.

Esa misma noche, se rebelaron los alumnos de la Escuela de Aspirantes de Tlalpan y una tropa del cuartel de Tacubaya. Marcharon en dos columnas: una hacia Tlatelolco y otra hacia Lecumberri, con la finalidad de liberar tanto al general Bernardo Reyes como a Félix Díaz. Las sospechas se convirtieron en hechos… ¡Todos a atacar Palacio Nacional!:

“Un golpe de Estado protagonizado por militares ofrecerá siempre una extraña puesta en escena. La iniciativa desciende de los altos mandos, tiene que contar con una oficialidad comprometida; se produce una inercia que arrastra a los más débiles, a los más timoratos; se impone el rango y el espíritu de cuerpo. En las bases, el desconcierto: pocos son los que saben lo que están haciendo y para quién trabajan.”

Pero no son sólo militares quienes se reúnen para atacar Palacio, son los civiles desorientados que se unen a las fuerzas de Mondragón. El golpe necesita más paisanos. Ciudadanos sin uniforme, ex reyistas y ex felixistas encabezados por Cecilio Ocón ya traen pistola. El poder de convencimiento se logra con la debilidad de Madero, su buena voluntad maldita, defender el honor militar, el

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