Jackson, J.B. (2012 [1980]). La necesidad de ruinas y otros ensayos

1. IDENTIFICACIÓN DEL AUTOR Y EL TEXTO.

Jackson, J.B. (2012 [1980]). La necesidad de ruinas y otros ensayos. Ediciones ARQ. Santiago. pp. 68-79.

Principal Referente en los estudios sobre paisaje en Estados Unidos y a nivel internacional.

John Brinckerhoff Jackson (1909-1996); fue ensayista, geógrafo cultural e intérprete del entorno americano construido. Tras estudiar en la universidad de Wisconsin, se licenció en Historia y Literatura en la universidad de Harvard y cursó un año de Arquitectura en el Massachusetts Institute of Technology (MIT).
En 1951 funda Landscape, revista en la que publicó temas relativos al paisaje americano: desde el impacto del automóvil, las casas móviles o los centros comerciales hasta el estudio del paisaje o las típicas construcciones de Estados Unidos.

1. TEMA DEL TEXTO.

La calle como consecuencia del espacio público: herramienta de desarrollo social, cultural y tecnológico.

1. RESUMEN DE LAS PRINCIPALES IDEAS.

Antiguamente la ciudad y su imagen era un conjunto hermético de edificaciones, sin espacios en su interior. Luego ésta fue reemplazada por una vista distante y desde lo alto, dando a conocer un cambio la morfología de ella y en el sistema económico y social actual haciendo que nuestro sistema dependa de la existencia de calles, caminos y carreteras como medios de movimiento, comunicación y orientación.

La aparición de la ciudad como un sistema de plazas públicas y calles, surge de la identidad política y territorial que fue adquiriendo a partir de la ciudad romana. Pero la ciudad europea fue evolucionando de manera autónoma, compartiendo no solo las murallas y la fortificación, sino que también la alineación de calles y avenida principal, desde su origen romano. Las primeras poblaciones urbanas estaban compuestas por elementos sociales diferenciados, los dependientes del señor feudal (viviendo en ruinas) y los disciplinados como monjes, eruditos y educados, que configuraban la corte o el personal del señor. Ocupando lugares y leyes apartadas estas dos categorías, el castillo, la catedral versus el lugar de trabajo y agricultura.

La sobrevivencia de estas ciudades romanas después de las guerras fue principalmente por haber sido hechas en rutas de ríos y en lugares de desembarque, por lo que los vendedores se arreglaron para seguir con sus contactos a Europa y Oriente, intercambiando sus productos, alojándose en estas pequeñas comunidades ribereñas, reapareciendo cada cierto tiempo y fomentando las ferias e intercambio comercial. Posteriormente se establecieron de forma permanente fuera de las murallas, cerca de la costa (vicus y portus), obteniendo un reconocimiento en la ciudad y por la corona, otorgándoles estatus legal especial. A partir surge la aparición de leyes para los estratos sociales diferentes, los señores del castillo, el personal del obispado, los extranjeros, la población feudal, los visitantes y los ciudadanos mismos. Los artesanos y pequeños comerciantes, se unieron a los mercaderes, compartiendo el mismo estatus. Hasta el momento la dependencia de estos grupos era mutua y aun antes de fines del siglo XI, ésta no recae en un espacio definitivo.

Luego con la aparición de un mercado permanente en la ciudad europea del Norte, se reconoce un cambio y se configuran en espacios definidos y estratégicamente ubicados para esta actividad, debido a una evolución económica y política. Los artesanos del pueblo y los pueblos de alrededor de esta ciudad era los proveedores, que comenzaron a producir más que la demanda local, por lo que se canalizó hacia otros lugares sus productos. Surgen de ahí los primeros indicios del mercado, una calle ancha, un espacio abierto en el vicus y luego al interior del pueblo, estando más cerca del cliente y del abastecimiento. Para el siglo IX en Europa central, Francia e Inglaterra, un lugar rectangular en el centro se desarrollaron mercados regulares como mercado del ganado, granos, artesanías y heno y madera, etc., aumentando el reconocimiento en términos de espacio, un espacio laico que concentraba actividades cotidianas: mercatus (talleres, almacenes, hostales, tabernas, prostíbulos), atrayendo diversos tipos de visitantes.

A diferencia de la ciudad clásica (forum apartado de mercatus), la ciudad europea enfoca el castillo, el palacio, la catedral o la universidad como el forum y al mercado en una misma ciudad en donde se reunían paseantes, nativos, compradores y vendedores en un espacio de placer y emoción hasta el día de hoy.

La importancia de planificar y crear contextos para actividades o grupos de gente particulares, surge a partir del reconocimiento del mercader y del artesano en la vida económica del pueblo. También un desarrollo tecnológico del transporte se enfatizó por el uso masivo del caballo y posteriormente la carreta, lo que significó un cambio en las distancias posibles de recorrer por los campesinos, por tanto tenían mejores posibilidades de obtener productos mejores.

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