Justicia Politica en Mexico

Justicia Política en México. El deber ser que no se ha concretado.

Por Carlos Maubert Cordoba

Aunque la palabra “Justicia” pudiera llegar a tener varias acepciones, es de remarcar, el hecho de que escarbando e indagando en el origen y sentimiento que evoca dicha palabra, se puede llegar a un significado que bien es aceptado por el simple tanto igual que por el mas letrado de los hombres. Justicia es aquello que debe de ser, que tiene que ser para propiciar armonía y evitar el abuso o denigración de un sistema y sus componentes.

Partiendo de ese punto y muy brevísima explicación de la justicia, abordemos el tema de esta en materia electoral. El marco de lo electoral en México ha estado plagado siempre de adjetivos no menos que peyorativos, más aun con el “boom” que ha suscitado las redes sociales, ya que de repente, las quejas al sistema electoral, sus deficiencias y sus abusos dejaron de ser meras conversaciones fútiles de cinco minutos entre un grupo muy reducido de personas, para pasar a ser quejas fútiles de cinco minutos pero entre grupos compuesto por millones de gentes. ¿La cantidad de personas que se quejan del sistema electoral legitima las quejas?, si, y no. No, porque la persona promedio que navega en Facebook, twitter y demás paginas similares, lo único que hace es replicar sin razonar la queja que el anterior individuo a él en la fila replico a su vez la queja que tipo atrás de el en la fila, y así sucesivamente… Y sí son “legitimas”, porque dichas quejas, para pesar de los dirigentes del sector político partidista, están basadas en verdaderos hechos catastróficos tan lamentables, que el no emitir una señal de disgusto al respecto sería algo mucho más extraño que el molestarse por la más mínima falta.

Y es que no es tan para menos, el sistema democrático del país si bien, en cuanto a concepto y visión se oye bastante virtuoso, es un sistema que se presta y se prestó para viciarse de tal forma, que de la idea original tan aplaudida que fue no ha quedado prácticamente nada. Y la raíz de tal enviciamiento y falta de credibilidad ni siquiera viene del sistema en sí mismo, más bien procede de aquellos que para su conveniencia (con gran ingenio, hay que admitir) lograron ver los huecos que presenta tal sistema y aprovecharlos para encaminarlo hacia un resultado que solo les favoreciera a ellos, pero que pareciera como el resultado verdadero, pues la gente es quien decidió.

El sistema electoral, a grandes rasgos, se basa en la premisa de que se elegirán a los representantes que hayan obtenido la mayor cantidad de votos del electorado. Dicho así, parece que no hay modo en que las cosas pudiesen salir mal… Y la pregunta es, ¿Funciona este sistema?, una vez más, la respuesta es un contundente si, y un apabullante no.

¿Por qué si?, porque

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