LA EDUCACIÓN COMO FACTOR ESENCIAL DE DESARROLLO.

A raíz de la segunda guerra mundial un grupo de países (industrializados) definieron un modelo que estaba basado en dos premisas esenciales: que los obstáculos para el crecimiento había que buscarlos en las propias sociedades subdesarrolladas, dado que los países del centro eran el motor para el desarrollo en tanto podían suplir las bajas tasas internas de formación de capital; y que el desarrollo era un problema exclusivamente económico. Para esto este modelo entró en crisis en los primeros años de la década de los setenta por varias razones, entre las que cabe destacar las siguientes:

Las desigualdades entre países dentro del sistema internacional se agudizaron y se consolidaron mecanismos de exclusión de numerosos de ellos y como causa de la exclusión de varios países se provocaron muchas desigualdades Aunque el crecimiento fue notable, su rentabilidad fue absorbida en parte por el incremento de la población y en parte por las clases o capas sociales más favorecidas, aunque también se dio la parte negativa ya que se dio una baja condición de vida, además de muchos efectos perversos como el despoblamiento rural, las grandes migraciones a los centros urbanos donde se instalaron cordones de pobreza crónica, el desempleo, la miseria, así como una gran vulnerabilidad política y una cultura del éxito a cualquier costo, que promovieron la corrupción, como también cabe mencionar el modelo de crecimiento económico, basado en una utilización indiscriminada de tecnologías contaminantes que desgraciadamente provocaría un agotamiento de los recursos naturales y una pérdida acelerada de la capacidad del medio natural haciendo que este modelo acelerara aún mas más los procesos de deterioro ambiental y destruyendo reservas y zonas naturales fundamentales para la vida en todo el planeta y a consecuencia de estas consecuencias surgió una crisis del modelo liberal de desarrollo afectando varios ámbitos, el internacional, el nacional, el regional y el individual y obviamente al sector económico, cultural, cultural y social, esta constatación obligó a buscar nuevos modelos, nuevas vías de integración y cooperación, haciéndose evidente la necesidad de diseñar un nuevo contrato social, basado en el consenso internacional.

La revisión del concepto de desarrollo fue iniciada en los años setenta, y se consideró entonces que el desarrollo consiste también en mejoras de carácter social, en políticas de distribución que priman la equidad social, en una mejora de la calidad de vida para toda la población, que además de conciliar el crecimiento económico con el desarrollo social, traducen el crecimiento económico en desarrollo social. Después de esta revisión se dieron cuenta de la importancia de tomar en cuenta en los procesos de la cultura de cada país y región.

Para los años ochenta permitieron contemplar el renacimiento del liberalismo económico, con su estrategia de reducción del

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