LA MIGRACION PERUANA

LA MIGRACION PERUANA

Ya no es novedad ver colas de potenciales emigrantes peruanos en las diferentes puertas de las embajadas apostadas en nuestro territorio, ni ver reportajes periodísticos en la televisión mostrando colonias de compatriotas en los rincones más insólitos del globo terráqueo. La migración se ha convertido en casi un deporte nacional, un pan de cada día. Miles de peruanos buscan, en países cada vez más inesperados y recónditos, la esperanza de mejorar su estatus económico. Muchos de ellos, la mayoría, no miden las consecuencias positivas o negativas que esto pude representar. La única consigna parece ser huir del país que los vio nacer, arguyendo la falta de oportunidades laborales, la desesperanza en un país que no cambia, la agudeza de la pobreza extrema y el medio caótico y de inseguridad que invita a cualquiera a desertar de la posibilidad de una construcción patriótica. Las cifras económicas muestran que muchos de ellos han conseguido el éxito económico, que invitaría a cualquiera a seguir el mismo camino; sin embargo, pocos probablemente se han hecho las siguientes preguntas: ¿todo el que emigra es forzosamente exitoso?, ¿todo el mundo puede adaptarse a los medios culturales foráneos?, ¿cuan cierto es todo lo que nos muestran los medios? y ¿bajo que condiciones la gente puede ahorrar dinero y enviarlo a sus familiares?

Nuestro gran escritor Inca Garcilazo de la Vega decía que el Perú es madre de los foráneos y madrastra de los suyos, en referencia a que el peruano, sobre todo mestizo, disminuye su raza y acoge con entusiasmo todo lo que es extranjero y foráneo. No estaba tan equivocado en la concepción, ya que es una realidad que la vemos a diario, sobre todo en nuestra ciudad donde miles de visitantes son recibidos con un calor humano exorbitante (lo cual no es forzosamente negativo) mientras que muchos congéneres son discriminados e ignorados permanentemente. Pareciera que este aletargamiento de la tolerancia racial implantada por nuestra historia ha contribuido a construir un conciente colectivo que nos lleva a creer fervientemente en la búsqueda de “una mejor vida” fuera del ámbito del territorio nacional. Por otro lado es cierto que la destrucción moral, la falta de trabajo, los gobiernos catastróficos y la enfermedad crónica de la corrupción invitan al más osado a no creer en su país que se desangra en la desesperanza. Todo ello, sumado al bombardeo mediático a través de la televisión , el cine y el Internet provocan comportamientos oníricos exacerbados en las mentes de los tercermundistas que sueñan con el “país de las oportunidades” o con el “continente de la luz”, donde todo parece perfecto y sin inconvenientes.

Miles de peruanos han tomado rutas distintas para escapar de su realidad. Algunos han tomado vías cortas como el matrimonio con el "gringo salvador", otras vías truculentas como el atravesar un desierto donde nadie garantiza que saldrás vivo y otros han invertido todos sus ahorros para conseguir la visa soñada, que les permita realizar el supuesto viaje de vacaciones y quedarse en estado de ilegal. Muy probablemente todos ellos han conseguido el objetivo de salir de la miseria económica. Incluso, como lo muestran las cifras oficiales, han logrado mover la economía nacional , ya que la primera fuente de divisas nacionales son las llamadas “remesas”

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