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LA VIOLENCIA FILIO-PARENTAL

pepitajuanitasuaTrabajo16 de Noviembre de 2017

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LA VIOLENCIA FILIO-PARENTAL

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Índice

Resumen        3

Palabras claves        3

Características del menor agresor        4

Perspectiva de los padres sobre la violencia filio-parental        5

Modelos educativos y tipo de violencia        8

La violencia filio-parental y su relación con los servicios sociales        10

Posibles soluciones a la violencia filio-parental        12

Metodología        14

Conclusiones        15

Referencias bibliográficas        16

Resumen

Nuestro trabajo se basa en la violencia filio-parental con poca visibilidad ya que se centra en lo más íntimo del entorno familiar. La violencia filio parental (VFP) consiste en actos agresivos perpetrados por un menor que hacen que su progenitor se sienta amenazado, intimidado y controlado (Paterson, Luntz, Perlesz y Cotton, 2002). Se trata de un tipo de violencia intrafamiliar que ha sido relativamente descuidada por la investigación científica, al menos en comparación con la gran atención que han recibido otras formas de violencia intrafamiliar (ej., maltrato de padres a hijos y violencia en la pareja). Sin embargo, estudios recientes sugieren que se trata de un fenómeno relativamente frecuente (Calvete, Orue y Sampedro, 2011; Ibabe y Jaureguizar, 2009; Ibabe, Jaureguizar y Díaz, 2007; Romero, Melero, Cánovas y Antolín, 2005), por lo que la detección de los factores de riesgo es de suma importancia. En este trabajo de revisión sobre los artículos de investigación analizaremos datos cuantitativos y cualitativos sobre los temas: antecedentes, características del menor, tipos de maltrato dentro de la violencia filio-parental físico y emocional, conocimientos y materia de violencia filio parental de los equipos multidisciplinares de los servicios sociales, la perspectiva de los padres, los profesionales de los servicios sociales y los profesionales y por último soluciones y alternativas para la resolución de esta problemática. El objetivo principal de este estudio es analizar el papel de las relaciones paterno filiales y la disciplina familiar en el desarrollo de conductas violentas y pro sociales de los adolescentes hacia sus padres. Nuestro objetivo ha sido analizar los 25 artículos detenidamente para poder. Nuestras conclusiones van encaminadas a conocer de antemano la problemática y establecer soluciones concretas con carácter de metodología científica.

Palabras claves

Violencia filio-parental, adolescencia, estilos educativos, menor agresor, familia.

Características del menor agresor

La violencia filio-parental es un tipo de violencia intrafamiliar que en los últimos años ha ido en aumentos según los datos aportados por la Fiscalía General del Estado. Estos datos justifican la creciente preocupación de psicólogos, psiquiatras, educadores y padres por la pérdida de respeto de los adolescentes a la autoridad, y por el continuo maltrato que reciben los progenitores (Matey, 2011).

Atendiendo al contexto socio-educativo, los estudios previos indican que los hijos que presentan conductas violentas hacia sus padres, se caracterizan por conductas disruptivas en el aula durante la infancia y/o adolescencia, dificultades de aprendizaje en la adolescencia (Howard y Rottem, 2008; Ibabe, Jaureguizar, Díaz, 2007), así como problemas de rendimiento escolar (González-Álvarez, Gesteira, Fernández-Arias y García-Vera, 2010).

Numerosas investigaciones muestran que otros tipos de violencias ejercidas en el ámbito familiar generan traumas e inestabilidad mental en estos menores, provocando incluso que estos desempeñen prácticas violentas en un futuro, contra sus padres (violencia filio parental), contra su pareja, contra la sociedad, etc. Los niños maltratados a lo largo de su infancia suelen desarrollar problemas de conducta externos (como agresividad, conductas antisociales…), sin embargo, las niñas maltratadas desarrollan problemas de conducta más internos (como ansiedad, depresión…). Por este motivo, el mayor porcentaje de violencia filio-parental es desarrollada por parte de los varones.

Los menores que desarrollan este tipo de conductas agresivas suelen relacionarse con amistades inadecuadas, normalmente de una edad superior, que también presentan conductas rebeldes y violentas (Agnew y Huguley, 1989; Cuervo, Fernández y Rechea, 2008). Este perfil violento no solo se ha hallado en estudios con muestras clínicas o judiciales; las investigaciones que han analizado la violencia filio-parental en la población general también han hallado que los jóvenes que agreden a sus padres se caracterizan por presentar conductas delincuentes en general (Clavete, Orue y Sampedro, 2011: Jaureguizar e Ibabe, 2012).

Otro aspecto de especial interés sería el consumo de sustancias. Hay evidencias empíricas de la relación entre el consumo de alcohol y/o drogas y la violencia filio-parental (Ellickson y McGuigan, 2000; Evans y Warren-Sohlberg, 1988; Ibabe y Jaureguizar, 2011; Pagani, Tremblay, Nagin Zoccolillo, Vitaro y McDuff, 2004. 2009). Por el contrario, según Walsh y Krienert (2007) hallaron que en su muestra judicial el comportamiento violento de los jóvenes hacia sus padres habitualmente no se producía bajo los efectos del alcohol o las drogas, ya que un bajo porcentaje de los adolescentes (menos del 4%) indicó estar bajo la influencia de alcohol o drogas cuando cometió el asalto, lo cual significa que en la mayoría de las agresiones contra los padres no había relación directa entre el consumo de tóxicos y la conducta violenta. En el estudio Pagani et (2009) se encontró que el consumo elevado de drogas aumentaba la probabilidad de que estos adolescentes agredieran a sus madres incrementando el riesgo de violencia verbal en casi un 60%. Los resultados sobre el abuso de sustancias no son consistentes, tal vez debido a las diferencias culturales, al tipo de muestra y a los diferentes aspectos del consumo de drogas evaluados (consumo regular de sustancias, abuso de sustancias, tendencia al consumo o consumo momentos antes de cometer la agresión), por lo que esta cuestión requeriría mayor investigación.

Las investigaciones realizadas hasta el momento acerca de la violencia filio-parental no han llegado a resultados concluyentes sobre un perfil psicológico específico de los menores que agreden a sus padres. En el estudio con muestra de la población general de Calvete et al (2011) se halló que los jóvenes que agredían a sus padres se definían como personas con baja autoestima, pero con creencias de grandiosidad y justificación de la violencia. Por su parte, Nock y Kazdin (2002), analizando una muestra clínica, encontraron un menor nivel de tolerancia a la frustración en estos jóvenes.

En cuanto al perfil psicopatológico de los jóvenes violentos con sus padres, Nordstrom y Gunnar (2003) señalan que son pocos los adolescentes que sufriendo una enfermedad mental grave como esquizofrenia, trastorno bipolar o depresión mayor tiendan a agredir a sus padres. Sin embargo, en un estudio reciente en el que se compara una muestra judicial de jóvenes denunciados por violencia filio-parental con otro tipo de infractores, se halló que los jóvenes que agredían a sus padres mostraban mayores tasas de hospitalizaciones psiquiátricas, de intentos de suicido y de medicación psicotrópica (Kennedy, Edmonds, Dann y Burnett, 2010). En el contexto español, investigaciones basadas en muestra clínica y judicial han confirmado que aproximadamente la mitad de los menores presenta algún trastorno psicológico, y la categoría diagnosticada más frecuente es el déficit de atención y comportamiento perturbador (Cuervo et al, 2008; Cuervo y Echea, 2010; González-Álvarez et al., 2010).

Perspectiva de los padres sobre la violencia filio-parental

En este apartado del trabajo analizaremos dos características fundamentales de la perspectiva de los padres de la violencia filio-parental sufrida, la primera son las teorías de los padres que hacen uso de ellas para explicar el por qué surge la violencia filio-parental, luego analizaremos de una manera más general hacia quien va dirigida la VFP y el por qué (entre más cosas).

Algunas teorías por parte de los padres son:

  • La primera teoría que utilizan los padres para explicar la VFP es la del alumno ausente, que explica el inicio de la VFP por tener una actitud más agresiva al faltar más a las clases lo que origina también una actitud más rebelde por parte de los hijos. Esta teoría es muy común ya que hay una gran cantidad de casos en la que coincide el ir mal en los estudios con la violencia filio-parental y esto puede recaer en la educación que han obtenido en los primeros niveles de sus vidas.
  • La segunda teoría que se suele emplear es la teoría del alumno consumidor, en la que el consumo de sustancias (alcohol, cannabis y cocaína) sería el factor antecedente. Como es conocido el consumo de estos estupefacientes puede generar una conducta muy agresiva en el menor, lo que ayudaría a incitar a la violencia filio-parental. Desde una opinión más personas y critica este podría ser el factor más común en este tipo de VFP y la más peligrosa ya que sume al menor en un ciclo de vicio a las drogas del que es muy difícil salir. Según Annabelle Brown estos serían algunos de los problemas que pueden acarrear el consumo de drogas en los jóvenes con sus características:
  1. Dependencia: un temor que prevalece entre los padres es que los adolescentes que comienzan a experimentar con drogas crearán una dependencia. La Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente señala que, si bien muchos adolescentes prueban las drogas por un corto tiempo y luego se detienen, algunos están más en riesgo de desarrollar una dependencia. Estos son los niños que están deprimidos o tienen una baja autoestima, los niños que no son populares o que no encajan con sus pares y aquellos con miembros de la familia que luchan con el abuso de sustancias.
  2. Efectos físicos: el uso de drogas puede causar problemas graves de salud e incluso puede ser fatal. Las anfetaminas incrementarán la frecuencia cardíaca y causarán visión borrosa y dolores de cabeza. También pueden producirse alucinaciones si las anfetaminas se utilizan a largo plazo. La cocaína aumenta la frecuencia cardíaca y eleva la temperatura corporal, y el uso por primera vez puede ser fatal. Inhalar cocaína puede dañar el revestimiento de la nariz. Es una droga adictiva que puede resultar en la dependencia después de un solo uso. Incluso las sustancias de venta libre, como las medicinas para el resfriado pueden ser peligrosas si se usan para drogarse, causando convulsiones, daño cerebral y muerte.
  3. Educación: El consumo de drogas también afecta el rendimiento académico. Los adolescentes que consumen drogas no pueden completar el trabajo requerido. Además, pueden tener problemas para concentrarse en clase o pueden faltar a la escuela. Muchos adolescentes que usan drogas pueden fallar clases necesarias para graduarse, lo que les obliga a tomar clases de verano o renunciar a la obtención de un diploma de escuela secundaria.
  4. Deterioro del juicio: Las drogas provocan que los usuarios tomen malas decisiones. Muchos fármacos ofrecen a los usuarios una sensación de invencibilidad, lo que puede llevar a un comportamiento peligroso. Las drogas y el alcohol también deterioran el juicio, por lo que una persona puede conducir de manera irresponsable, tener relaciones sexuales sin protección o dañar a otros. Los drogadictos pueden robar o dañar a otros para obtener dinero para comprar drogas.
  • La tercera teoría es la de la acumulación de la tensión, en la que se plantea la presencia de unos factores previos que contribuirían a incrementar el malestar (“rabia”) que antecedería el consumo abusivo de drogas y, posteriormente, la violencia hacia los padres. Según Annabelle Brown el consumo de drogas es común en muchas escuelas secundarias en los Estados Unidos. Los adolescentes de hasta 14 años comienzan a experimentar con la marihuana, una droga ilegal, según la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente, lo que puede causar una variedad de efectos adversos. Las señales de peligro pueden incluir cambios en la personalidad y el comportamiento, depresión, ojos rojos, irritabilidad o, cansancio extremo y problemas de salud crónicos como la tos.

Todas las teorías que se han planteado coinciden en que la violencia filio-parental empieza cuando los menores ingresan en la etapa de secundaria. Esto se podría explicar por los cambios hormonales que sufren es muy complejo, aunque también podríamos decir que cuando estos chicos y chicos entran en la ESO tienen nuevas y numerosas amistades y probablemente los que ejerzan la VFP sean los que tienen unas amistades más “peligrosas” (los llevan por mal camino: los hacen tomar drogas, hacer actos delictivos entre otras cosas).

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