“LOS DERECHOS HUMANOS NO SE PLEBISCITAN”

“LOS DERECHOS HUMANOS NO SE PLEBISCITAN”

Habiendo pasado más de un mes y aún con el estupor de los decepcionantes resultados del plebiscito por la paz, es necesario mirar en retrospectiva los hechos acontecidos e intentar darle una explicación que pueda dilucidar las razones del por qué una sociedad como la colombiana se ha decidido por el No en las urnas, el pasado 2 de octubre.

Y es que no es fácil entender cómo un pueblo que ha estado destinado los últimos 60 años a una guerra cruel, en la que los campesinos y los sectores más desfavorecidos han sido carne de cañón de los diferentes grupos al margen de la ley, el soberano pueblo colombiano le haya puesto un tras pies al proceso adelantado en la Habana, en un proceso tan democrático como lo es un plebiscito.

Y tal vez la respuesta esté allí mismo: el plebiscito es una herramienta de consulta democrática, por medio de la cual se le consulta al pueblo para que decida sobre asuntos que le atañen a través del voto. Pero al ser el voto de carácter universal permite que sectores de la sociedad faltos de instrucción y de comprensión de la realidad política puedan ser fácilmente manipulables. Es de conocimiento que el Centro Democrático tergiversó con mala intención diciéndole a los ciudadanos que se le iba a entregar el país a las Farc y que nos convertiríamos en otra Venezuela, pero a la vez sectores religiosos hicieron lo propio al incorporar falsamente elementos de enfoque de género en los acuerdos logrados en La Habana. Esto, en una sociedad doble moralista y que tiene por bien informarse a través de las redes sociales hace que sea fácil de manipular en las urnas.

Concuerdo con Milton Romani, exembajador de Uruguay ante la OEA cuando dice: “Los plebiscitos y las elecciones son para cambiar gobiernos, pero los derechos fundamentales no pueden estar sometidos. El derecho a la vida es inherente a los seres humanos y no puede estar sometido a la voluntad de un plebiscito.” La constitución política de 1991 en su artículo 22 dice: “La paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento.” Por lo tanto, el plebiscito era innecesario. Es deber de todo gobierno buscar la convivencia pacífica de la sociedad.

Las leyes, y entre estas la constitución, permiten que los derechos de las minorías sean respetados y tenidos en cuenta, ¿pueden imaginarse lo que sucedería si esos derechos fueran plebiscitados y los decidieran las mayorías? Así mismo, la guerra en Colombia la han tenido que sufrir los sectores rurales y menos favorecidos de la sociedad y fueron precisamente en esas zonas del país en donde logró imponerse ampliamente el SI, y solo en las ciudades, en donde se ha seguido la guerra desde un cómodo sillón frente a la televisión, ganó indolentemente el NO.

El presidente Santos pecó por inocente al someter a la voluntad de las masas volubles, doble moralistas y accidentales los acuerdos logrados en La Habana.

Quisiera creer que esa indolencia ante el dolor ajeno sea el producto del terror de estos 50 años de guerra al cual hemos estado sometidos. Los colombianos tal vez, somos capaces de grandes hazañas y nos destacarnos de manera individual pero aún nos falta mucho para lograr acuerdos y trabajar mancomunadamente para conseguir el bien común. La paz es una construcción de todos.

Desde esta columna hago un llamado a la academia, para que a través de la educación podamos tener ciudadanos con más criterios políticos, mejor informados y sobre todo capaces de vivir en una sociedad pacífica.

BIBLIOGRAFIA

Martínez Hernández, Santiago (2016). “Los derechos humanos no se plebiscitan”: Milton Romani. ELESPECTADOR.COM. Disponible en http://www.elespectador.com/noticias/judicial/los-derechos-humanos-no-se-plebiscitan-milton-romani-articulo-659601

Uribe, Diana y Forjando PAZ (2016). Dejemos de matarnos, Forjando PAZ (canal de Youtube). Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=kVw_I9KItwc

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