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La Autoestima


Enviado por   •  27 de Septiembre de 2013  •  14.286 Palabras (58 Páginas)  •  236 Visitas

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CAPÍTULO I

ANTECEDENTES

1.1.- ORIGEN:

El concepto de autoestima se forma en los seres humanos a partir de los cinco años de edad como una visión predominante del mundo que los rodea. La forma como se dé esta perspectiva los invitara a pensar que el mundo es un lugar seguro o peligroso, realidad que los lleva a interactuar de manera positiva o negativa. Durante los primeros años de vida, los éxitos y los fracasos, y la forma de cómo somos tratados en cada ocasión por nuestra familia, maestros, amigos dan como resultado la creación de la imagen de nosotros mismos que llevamos dentro, y en consecuencia, a establecer un nivel propio de autoestima. Por esto la calidad de las experiencias vividas durante la infancia juega un papel predominante en el establecimiento de este nivel de autoestima. Para que esto ocurra este proceso debe pasar por diferentes etapas hasta llegar desarrollarse a lo largo de toda la vida. Cada una de estas etapas aporta sus propias impresiones, sentimientos e incluso, se envuelve dentro de complicados razonamientos. El resultado es un sentimiento generalizado de valor o de incapacidad.

No se trata solo de sentirse bien consigo mismo, se trata de ser una persona capaz de encariñarse con su propio proyecto de autorrealización. Todo niño construye al crecer su propio concepto de sí mismo. En principio se forma una idea de quién es, si gusta o no, si es aceptado o no. Poco a poco irá creándose expectativas acerca de sus posibilidades. Después se encontrará bien, consigo mismo o por el contrario a disgusto con lo que es y lo que hace. Se preparara a disfrutar los retos de la vida con facilidades para la empatía, con creatividad, intentando superar cualquier problema; o se preparara para vivir signado a padecer, a lamentarse, a ver lo negativo, a abrumarse ante cualquier problema, aprenderá a retirarse. Tendrá dos posiciones emocionales básicas, poseerá una autoestima positiva o una autoestima negativa.

Cuando somos niños vamos moldeando el concepto de nosotros mismos como personas únicas. Canalizamos nuestras emociones y sentimientos hacia nuestra propia persona. Al crecer moldeamos esas conductas, pero es en la infancia cuando estamos creando las bases que habrán de perdurar en el tiempo. Tanto los padres y como los educadores tienen una responsabilidad importante en el aspecto de formación de la autoestima del niño, ya que son ellos los que van a moldear la propia imagen que los niños se crean de sí mismos. Teniendo esto siempre presente, se debe tener especial cuidado con los niños, sobre todo en cada una de las cosas que ellos dicen, hacen o piensan. De esta manera estarán contribuyendo a crear una mejor generación de seres humanos con mayor bienestar general en sus vidas.

1.2.- BREVE RESEÑA HISTÓRICA:

* La autoestima, como vivencia psíquica, ha acompañado al ser humano desde sus comienzos.

* El constructo psicológico de autoestima (o autoconcepto) se remonta a James, a finales del siglo XIX, quien, en su obra Los Principios de la Psicología, estudiaba el desdoblamiento de nuestro «Yo-global» en un «Yo-concedor» y un «Yo-conocido». Según James, de este desdoblamiento, del cual todos somos conscientes en mayor o menor grado, nace la autoestima.

* Ya entrado el siglo XX, la influencia inicial de la psicología conductista minimizó el estudio introspectivo de los procesos mentales, las emociones y los sentimientos, reemplazándolo por el estudio objetivo mediante métodos experimentales de los comportamientos observados en relación con el medio. El conductismo situaba al ser humano como un animal sujeto a reforzadores, y sugería situar a la propia psicología como una ciencia experimental similar a la química o a la biología. Como consecuencia, se descuidó durante bastante tiempo el estudio sistemático de la autoestima, que era considerada una hipótesis poco susceptible de medición rigurosa.

* A mediados del siglo XX, y con la psicología fenomenológica y la psicoterapia humanista, la autoestima volvió a cobrar protagonismo y tomó un lugar central en la autorrealización personal y en el tratamiento de los trastornos psíquicos. Se empezó a contemplar la satisfacción personal y el tratamiento psicoterapéutico, y se hizo posible la introducción de nuevos elementos que ayudaban a comprender los motivos por los que las personas tienden a sentirse poco valiosas, desmotivadas e incapaces de emprender por ellas mismas desafíos.

* Carl Rogers, máximo exponente de la psicología humanista, expuso que la raíz de los problemas de muchas personas es que se desprecian y se consideran seres sin valor e indignos de ser amados; de ahí la importancia que le concedía a la aceptación incondicional del cliente.[3] En efecto, el concepto de autoestima se aborda desde entonces en la escuela humanista como un derecho inalienable de toda persona, sintetizado en el siguiente «axioma»:

Todo ser humano, sin excepción, por el mero hecho de serlo, es digno del respeto incondicional de los demás y de sí mismo; merece estimarse a sí mismo y que se le estime.

En virtud de este razonamiento, incluso los seres humanos más viles merecen un trato humano y considerado. Esta actitud, no obstante, no busca entrar en conflicto con los mecanismos que la sociedad tenga a su disposición para evitar que unos individuos causen daño —sea del tipo que sea— a otros.

* Robert B. Burns considera que la autoestima es el conjunto de las actitudes del individuo hacia sí mismo. El ser humano se percibe a nivel sensorial; piensa sobre sí mismo y sobre sus comportamientos; se evalúa y los evalúa. Consecuentemente, siente emociones relacionadas consigo mismo. Todo ello evoca en él tendencias conductuales dirigidas hacia sí mismo, hacia su forma de ser y de comportarse, y hacia los rasgos de su cuerpo y de su carácter, y ello configura las actitudes que, globalmente, llamamos autoestima. Por lo tanto, la autoestima, para Burns, es la percepción evaluativa de uno mismo. En sus propias palabras: «la conducta del individuo es el resultado de la interpretación peculiar de su medio, cuyo foco es el sí mismo».

* Investigadores como Coopersmith (1967), Brinkman et al. (1989), López y Schnitzler (1983), Rosemberg y Collarte, si bien exponen conceptualizaciones de la autoestima diferentes entre sí, coinciden en algunos puntos básicos, como que la autoestima es relevante para la vida del ser humano y que constituye un factor importante

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