La Conclusión Es Evidente: No Hay Una Sociedad Feliz Donde Se Hunde La Familia.

Una de las responsabilidades importantes que tiene una empresa es sin duda los ingresos de la misma pero no se ocupan del bienestar de sus trabajadores, es por eso que analizaremos el siguiente artículo de la revista EKOS NEGOCIO “La conclusión es evidente: no hay una sociedad feliz donde se hunde la familia.”

Dentro de los festejos de fin de año de cierta empresa al conversar con los trabajadores de distintos niveles de la organización se notaban feliz por las metas cumplidas e ingresos obtenidos pero todos con una misma preocupación, “El poco tiempo que se tiene para sus hogares”

La superación personal el día hoy en día es muy importante al igual la consecución de éxitos personales, ya que la sociedad en la que vivimos nos hace muy competitivos y el desarrollo profesional se ha convertido en una demanda muy exigida, todo lo mencionado reclama esfuerzo y dedicación pero sobre todo sacrificio del tiempo de familia que, con la exigencia laboral de resultados, de gestiones apremiantes, ocasiona estrés, tensión, agotamiento y, muchas veces, hasta depresión, debido a la relegación de asuntos trascendentes, de ausencia de crecimiento personal y por la desatención a cónyuges e hijos que ocasiona, entre otros factores, ruinas familiares. Es en ese momento cuando llegamos a la siguiente conclusión: “No hay empresas exitosas en sociedades fracasadas” y “no hay una sociedad feliz donde se hunde la familia”. Si afirmamos que la primera escuela de virtudes es la familia, el hogar, pero, irónicamente, la preservación de la familia no podemos esconder que esto se queda en teoría ya que convertido claramente en una cuenta de pasivo que aún está, sin atender, angustiosamente relegada.

Un gran desafío que se enfrentan las organizaciones de hoy es buscar el bienestar personal y la mejora continua de la calidad personal, Sabemos que las grandes organizaciones de calidad y alta competitividad las hacen personas valiosas que bien motivadas logran productos, bienes y servicios de calidad.

Una empresa eficaz, eficiente, demanda gente equilibrada. Uno de los mejores negocios para la empresa es mirar por las personas que trabajan allí, por su crecimiento tanto en lo humano como en lo profesional. Es una auténtica inversión, es asegurar fidelidad y calidad.

Decía un gerente: “¿para qué gasto en capacitar a mis trabajadores si terminan yéndose?”. Le contestaba otro gerente: “Y, ¿qué sucede si se quedan?...”. Pero no solo es capacitación, no solo es instrucción; la grave responsabilidad de la empresa, de su alto mando, es guiarles, inducirles, darles las facilidades necesarias para su crecimiento y renovación.

El reto no es sencillo, es pensar en disminuir un poquito las utilidades, es repartir de forma equitativa la riqueza, permitiéndoles a las personas un tiempo valioso, que les pertenece por justicia, para su desarrollo personal, para que estén

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