La Inmigracion

A pesar de las razones aducidas, la política de cierre de fronteras plantea serios problemas de respeto a los derechos humanos. Especialmente, cuando un país pide a otro que no permita la libre salida de sus ciudadanos. En este caso, se produce una clara violación del artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que reza así:

1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.

2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.

Sin embargo, es justo reconocer que los Derechos Humanos a escala internacional no pueden ir, en la práctica, en contra o por encima de los derechos humanos de la población de los países de inmigración. Pensar lo contrario sería inconcebible, sobre todo porque los países receptores de inmigrantes no podrían resolver el problema de la superpoblación del sureste asiático, para citar un ejemplo. Más bien es al revés: la inmigración en los países desarrollados suele tener partidarios (sobre todo entre las clases más poderosas económicamente) para cubrir las necesidades de dichos países especialmente en lo que se refiere a disponer de mano de obra barata y mantener los salarios relativamente bajos, aún a costa del perjuicio social que se pueda cometer con la población obrera autóctona. Y en el país de emigración tampoco suele ser una solución por el hecho de que los que han emigrado son, precisamente, los que tienen mayor afán de superación e incluso mayor nivel de preparación.

Las remesas de los inmigrantes a sus países de origen suele compensar los aspectos tan negativos de la emigración, aunque también ello crea un problema en el país donde viven esos emigrantes.

No obstante, otro grupo masivo de inmigrantes se compone de aquellos desplazados por la fuerza de sus tierras. Investigar las causas de la inmigración es un paso importante para comprender a los inmigrantes y sus luchas.

No todos los países del mundo están en igualdad de condiciones en términos de poder económico y desarrollo tecnológico. Muchos inmigrantes abandonan sus países con la esperanza de encontrar empleos mejor remunerados, mejores escuelas y hogares más seguros que a los que tenían acceso en sus países de origen. Estas familias están a menudo motivadas por brindarles a sus hijos un mejor lugar para vivir y un mejor potencial de carrera de lo que podrían haber encontrado si no inmigraban.

La persecución política y religiosa todavía es endémico en algunas partes del mundo. En ciertas áreas, los que practican una religión en particular pueden ser demonizados o el blanco de los políticos locales, e incluso pueden ser encarcelados o recibir amenazas de muerte. Los inmigrantes prefieren dejar un ambiente de persecución por un lugar en el que

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