La Nueva Francia
torre5an16 de Enero de 2014
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La Nueva Francia
La gente disfrutaba en el parque de una agradable mañana dominical, soleada pero con un
ligero viento fresco, los niños jugaban por el prado y algunos disfrutaban de los helados y
dulces de colores que se preparaban ante sus ojos con azúcar que se envolvía en un palito y
se esponjaba despidiendo un olor sumamente agradable. Mientras "el señor de los
algodones" de colores se esmeraba en la preparación del azúcar, Norma es jaloneada de la
falda por una de sus dos hijas, Margarita, de tan sólo tres años, y con gritos le pide que le
compre un algodón de azúcar, ella accede, mientras recuerda con nostalgia que tan sólo dos
años antes, al abuelo de Margarita; Don Antonio Méndez, se le reconocía como un
empresario exitoso, hábil y agresivo para el negocio del dulce y chocolate. Era capaz de
producir, distribuir y comercializar los productos en tiendas de mayoreo y en las bodegas
de la Merced. También podía maquilar a otras marcas una gran cantidad de productos para
hacer negocios con empresas de giros similares sin tanto "trámite y burocracia" --como
solía decir Don Antonio --.
La empresa de Don Antonio inició como la gran mayoría de la pequeña y mediana empresa
en México. Un emprendedor que decide aprovechar el conocimiento adquirido y crear su
propio negocio. Él había aprendido cómo elaborar dulces y chocolates en la línea de
producción de los dulces "TORCOS" cuando trabajaba para la empresa LARÍN en 1958.
En 1960 Don Antonio decide iniciar su propio negocio en el patio de su casa, una inyectara
de dulce, estufas con horno, mezcladoras y 10 trabajadores organizados por Don Antonio
elaboraban productos innovadores (en esa época) para el mercado popular, como las paletas
"Mimí", la paleta de malvavisco cubierta de chocolate, (hoy un éxito en otra marca como la
paleta payaso), la cereza con licor cubierta de chocolate entre los más importantes, por el
margen bruto de ganancia que era del 70% en promedio. (Datos en el anexo).
"La Nueva Francia" ubicada por el casco de Santo Tomás, en la ciudad de México, fue
favorecida con el entubamiento del Río Consulado, que con la avenida Nonoalco le daba
una ubicación privilegiada para la distribución de los productos en el centro de la ciudad,
donde encontró sus mejores clientes, sobre todo en el Mercado de la Merced. Antes de
1960 la zona no contaba con la infraestructura que hoy vemos en el circuito interior como
resultado del crecimiento de la ciudad, repartir chocolate requiere de un sistema de
distribución eficiente por el ciclo de vida del producto en el proceso de distribución y con
un auto sin equipo de refrigeración, las distancias cortas de la empresa al centro de la
ciudad facilitaban la entrega.
Los vecinos mantenían una buena relación con Don Antonio, en la temporada alta de
diciembre tenia que contratar más trabajadores por la demanda de los productos. Las
señoras, amas de casa, que no deseaban emplearse de tiempo completo en la fábrica le
solicitaban trabajo para realizar en casa, Don Antonio, - que siempre estaba buscando como
bajar los costos -- les ofreció la tarea de empaquetar el producto. El proceso era sencillo:
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