La Política y el Problema de las Manos Sucias

La Política y el Problema de las Manos Sucias

Hablar de ética es hablar del bien o del mal y cada acto esta afectando a una persona, grupo, estado, nación o país. El ser humano es un ser con libertad, capaz de autodeterminar sus actos, posee independencia para elegir libremente sus decisiones, estas decisiones se logran producto del conocimiento que define la conducta de la persona, ya que tiene relación con la conciencia moral que aprueba o desaprueba un acto determinado.

Este tema se encuentra muy de moda en estos días, con la llegada del nuevo gobierno de Carlos Alvarado y de las próximas decisiones que tomaran los diputados de la asamblea legislativa en este último cuatrimestre. Esto asociado porque los ciudadanos llevamos décadas reclamando honestidad a los funcionarios públicos.

Por otra parte, debemos recordar que la política es una ciencia social y practica cuyo objetivo es la búsqueda del bien común. Por lo tanto, este bien común es la auditora ética de la política. Donde será bueno todo aquellos que beneficie, aumente y promueva el bien común. Será malo todo aquello que perjudique, disminuya o evite el bien común.

La supervivencia de un político dentro de una sociedad será medida por sus actos, por ejemplo, pierden su prestigio, imagen y confiabilidad cuando se corrompen o alteran la forma de alguna cosa, ya que deja de buscar el bien común de todas las personas, sino que mas bien busca el provecho de unos pocos.

Estos actos desvirtúan a un estado, por su proceder éticamente negativo, este tipo de decisiones negativas se dan siempre que el dinero ocupe un lugar preferencial en la escala de valores de una sociedad. Lo que genera es que un funcionario publico viole su deber de lealtad a la ciudadanía cuando hay dinero de por medio. Esta ambición política pierde su esencia y se rebaja al enriquecimiento propio y no el bien común que tanto se anhela.

Una conducta éticamente positiva será aquella en la que las personas al en el poder encamine su ejercicio conforme a las normas jurídicas, sociales, etc. Que por su propia naturaleza indican que es lo bueno y no quedan en el conocimiento, sino que se llegan a ejecutar en la práctica.

En resumen, seria un ideal pensar que los políticos y en especifico acá en Costa Rica, realicen la política y sus funciones, manteniendo la ética y la moral como su norma fundamental, sobre todas las cosas. Pero cuando vemos que personas en cargos de poder o aspirantes a ellos, tienen un pasado éticamente irregular. Los costarricenses deberíamos darles la espalda con un no rotundo en cada consulta popular para contribuir al cambio que tanto anhelamos y hacer de nuestro país y un mejor lugar para vivir.

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