La Producción Del Tejido Urbano

La Producción del Tejido Urbano

El texto define el tejido urbano como un conjunto formado por dos elementos indisociables; la división del terreno a partir de parcelas que se convertirán en edificaciones y la red viaria que las asocia. La disposición de ambos elementos se debe considerar en un sentido unitario. Si bien se plantean distintos tipos de organización de las parcelas a partir de los trazados viarios, debe existir una interacción que no solo regule las relaciones con el espacio público sino que disponga de forma evidente y clara el orden que surge a partir de la relación calle-edificio.

El resultado de la unificación de las parcelas a partir de una malla viaria, es la manzana. El sistema de redes viarias se dispone en sentido más o menos regular en el cual las edificaciones se concentran y se adosan. De esta manera, las vías prestan un servicio a los sistemas inmobiliarios, dando solución a las complejas relaciones que se presentan al interior de un área determinado. Así, la secuencia de predios se delimita a partir de las vías vehiculares. La forma de las manzanas varía de acuerdo a la regulación del tejido urbano, al igual que la disposición de los predios al interior de la misma.

El tejido se implanta a partir de la superposición de dos plantillas regulares que definen la estructura y la disposición de las manzanas. La primera es la hilera, una unidad intermedia entre la parcela y el tejido, tal como lo describe el texto. Esta primera plantilla podría ser incluso contemplada, en un sentido analítico, como una porción del tejido urbano sin estar insertada en el mismo. La estructura de la hilera está basada en la repetición de elementos, respetando convenciones comunes preexistentes. Un modelo que serviría de ejemplo para entender la funcionalidad de la hilera es la disposición de establecimientos de actividades económicas hacia un eje marcado por el paso del transporte público. De esta manera hay una unidad marcada por la repetición del espacio comercial, y se reducen al máximo los costes, respetando un trazado ya establecido, a partir de las infraestructuras existentes.

El segundo tipo de plantilla hace referencia al asilamiento de la manzana por un conjunto de calles que la delimitan. Este trazado proyecta una retícula regular que asegura la continuidad de las calles en ambos sentidos, marcando una respuesta de cada calle a lo que bordea. La manzana gestiona la unión de las partes autónomas a partir de una retícula, sobre la cual la edificación se renueva, sin cambiar la estructura planteada por el tejido.

Las vías jerarquizadas, determinan la pauta de una retícula territorial continua, de la cual surgen, bajo una unidad, elementos secundarios que terminan por configurar el cambio de escala. La retícula funciona, prolongándose en el campo donde se dispone, como un elemento ordenador de la posición de los caminos y vías

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