La acción de las mujeres en la gestión del agua en Colombia
OLPACARDocumentos de Investigación5 de Diciembre de 2020
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La acción de las mujeres en la gestión del agua en Colombia
Introducción
Cuando se hace referencia al concepto de género, su definición implica entender los diferentes roles, derechos y responsabilidades asociadas a hombres y mujeres y su relación entre ellos. En este sentido, “el género no hace únicamente referencia al hecho de ser hombre o mujer sino a la manera en que sus cualidades, conductas e identidades son determinadas a través del proceso de socialización” (ONU-DAES, s.f.).
Desde espacios internacionales como la Conferencia de las Naciones Unidas de Mar del Plata de 1977, el Decenio Internacional del Agua Potable y del Saneamiento de los años noventa, y la Conferencia Internacional del Agua y Medio Ambiente de Dublín de 1992, se inicia este proceso de reconocer la importancia, tanto de hombres como de mujeres, en la gestión del agua y el saneamiento. Teniendo en cuenta las palabras de Melero (2011), las mujeres han tenido siempre “una relación muy estrecha con el entorno natural, debido a la función sustentadora con la que la sociedad las ha catalogado”. Ejemplo de ello es que las mujeres, en el mundo, participan de manera activa en tareas como la recolección de frutas y verduras, la práctica agrícola, el cuidado del ganado, y la recolección del agua y leña para el fuego. Esto implica una obligación de las mujeres de estar en contacto permanente con los suelos, los bosques y el agua:
La vinculación de la mujer con los recursos naturales se constata a través de numerosos estudios que han revelado que un recurso tan básico como el agua, es un asunto que involucra activamente a las mujeres, siendo las principales responsables de su transporte y de su cuidado en los sistemas tradicionales de suministro en muchas comunidades. (Melero, 2011)
Así las cosas, existe una relación cotidiana entre las mujeres y el agua gracias a su experiencia en el manejo y gestión del cuidado de este recurso natural renovable, pero lo anterior, no implica que las diferentes dinámicas relacionadas con la gestión del agua no se encuentren permeadas por evidentes desigualdades. Ejemplo de ello es la actividad de recolección de agua, en la que se ha evidenciado lo señalado:
- En las zonas rurales de Benín, las niñas de entre 6 y 14 años emplean una media de una hora al día recogiendo agua para asegurar el abastecimiento a sus familias, frente a los 25 minutos que emplean sus hermanos.
- En Malawi, hay grandes variaciones en el tiempo invertido en la recogida de agua en función de factores estacionales, aunque la mujer invariablemente emplea 4 ó 5 veces más tiempo que el hombre en estas tareas.
- En Tanzania, una encuesta detectó que la asistencia a la escuela de las niñas era el 12% mayor en los hogares ubicados a 15 minutos o menos desde la fuente de agua respecto de aquellos en los que la fuente de agua se encuentra a una hora o más. (ONU-DAES, s.f.)
En el caso colombiano, la experiencia de las mujeres con relación al derecho al agua debe ser analizado, según propone Morán (2019) desde una perspectiva interseccional, “dado que en sus vidas se presentan múltiples formas de desigualdad en el acceso, uso y distribución del agua, situación que se profundiza en el caso de las mujeres rurales, quienes sufren varios tipos de opresión” derivadas del hecho de ser mujeres, de vivir en situación de pobreza o de identificarse con una cultura en particular —como es el caso de las mujeres afrocolombianas o indígenas—.
Alianza Género y Agua (2019) identifica varias problemáticas asociadas al género y el acceso al agua y su gestión. Dentro de las principales se encuentran, por ejemplo, una mayor incidencia de enfermedades por agua contaminada y menos accesibilidad a fuentes hídricas debido a su pobreza.
En este sentido, merece la pena plantearse la siguiente pregunta orientadora: ¿Cuáles son las principales desigualdades a las que se enfrentan las mujeres y niñas en Betéitiva, Boyacá con relación al acceso al agua y su gestión?
Objetivos de la investigación
Objetivo general
Identificar cuáles son las principales dificultades a que se enfrentan las mujeres y las niñas de Betéitiva, Boyacá con relación al acceso al agua potable en su comunidad.
Objetivos específicos
- Identificar el rol de las mujeres de Betéitiva y su relación con el cuidado del agua.
- Identificar las principales iniciativas comunitarias de las mujeres de Betéitiva en torno al cuidado del agua.
Metodología
El desarrollo de este trabajo de investigación se hará con base en los objetivos antes planteados con el fin de dar respuesta a la pregunta orientadora establecida para este ejercicio. Con el fin de determinar cuales son las principales desigualdades a las que se enfrentan las mujeres y niñas de Betéitiva, la investigación se orientará a través de dos herramientas: la revisión de literatura, y la formulación de entrevistas.
Para la revisión de literatura, se propone hacer una consulta de fuentes primarias y secundarias como libros y artículos, resultados de investigaciones, informes técnicos y notas de prensa que permitirán hacer un esbozo general sobre lo concerniente al acceso y gestión del agua en clave de género.
Luego de lo anterior, se establecerán herramientas de indagación como la entrevista, aplicada a una población definida por los criterios de análisis del trabajo: conocimiento académico de los temas abordados y experiencias personales asociadas a la problemática identificada. Para el caso específico de las encuestas, la población objeto de estudio será la del municipio de Betéitiva, teniendo en cuenta factores como el género, la edad y el rol que desempeña dentro de su núcleo familiar.
Por último, los hallazgos derivados de los ejercicios indagatorios de las entrevistas serán contrastados con los hallazgos derivados de la revisión de literatura y de fuentes de referencia académica y técnica, con el fin de aportar algunas conjeturas finales que permitan dar respuesta a la interrogante establecida.
Desarrollo de la investigación
Sobre el agua y el género
El agua es un recurso que permite sustentar la vida en el planeta tierra y esto es, precisamente, la razón por la cual su acceso es visto como un derecho fundamental: “Si la Constitución protege el derecho a la vida, entonces el acceso al agua en la práctica es un derecho a la vida protegido constitucionalmente” (Correa, 2017). Sobre lo anterior, Sutorius y Rodríguez (2015) identifican que este recurso, como uno natural finito de vital importancia para hombres y mujeres, “explica que con el paso del tiempo se busque con mayor fuerza su protección, no solo en el ámbito internacional sino también en el orden jurídico interno.
En Colombia, la Constitución Política, pone de manifiesto que el acceso al agua es un derecho humano del que cada persona debe disfrutar individualmente, razón por la cual la jurisprudencia al respecto se convierte en el centro de análisis partiendo de la realidad de que se han proferido sentencias de la Corte Constitucional que materializan dos tendencias en el amparo de este derecho: “que ha pasado de ser protegido por la vía de la teoría de la conexidad a ser catalogado como fundamental con una tutela restringida a la cantidad mínima necesaria para sobrevivir” (Sutorius y Rodríguez, 2015).
Desde las perspectivas que plantea Correa (2017) se puede entender que, si la pobreza se puede definir como la privación de capacidades básicas o libertades sustanciales, “es decir, es una privación del conjunto de oportunidades interrelacionadas para elegir y actuar”, entonces se debe considerar que “el acceso al agua es una de esas oportunidades que guardan estrecha relación con la pobreza”. Incluso, se puede considerar que esta relación se materializa en dos vías: las personas pueden ser pobres porque no tienen acceso al agua, o les puede faltar el acceso al agua por su categoría de pobreza.
En este sentido se puede partir de la argumentación expuesta en la Sentencia T223 de 2018, según la cual la Corte Constitucional reconoce:
Al ser el agua una necesidad básica y un elemento indispensable para la existencia del ser humano, la jurisprudencia de esta Corporación ha reconocido que este derecho fundamental, tiene un carácter: (i) universal, por cuanto todos y cada uno de los hombres y mujeres, sin discriminación alguna, requieren de este recurso para su subsistencia; (ii) inalterable, ya que en ningún momento puede reducirse o modificarse más allá de los topes biológicos; y (iii) objetiva, puesto que no tiene que ver con la percepción subjetiva del mundo o de subsistencia, sino que se instituye como una condición ineludible de subsistencia para cada una de las personas que integran el conglomerado social.
Particularmente, la mayoría de las actividades y ámbitos cotidianos requieren un acceso al agua potable:
En casa, en el colegio o en los lugares de trabajo, pero también en parques, museos, restaurantes y otros lugares públicos. Necesitamos agua para alimentarnos, cocinar, limpiar la casa, lavar la ropa y mantener una higiene personal, pero también para promover la salud pública, dinamizar las ciudades o generar energía con centrales hidroeléctricas, por ejemplo. (La Vanguardia, 2019)
Sin embargo, a pesar de este reconocimiento por parte de la Corte Constitucional, persisten relaciones diferenciales entre hombres y mujeres frente al acceso al agua en Colombia. Sobre ello, Quintana (2016) establece que:
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