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La mirada robada

cam_gyalMonografía12 de Diciembre de 2022

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La mirada robada        

Camila Muñoz Canales.

Abrimos las ventanas para que el olor salino y frío de Valparaíso llenara el minidepartamento que arrendamos por el fin de semana. El cerro Bellavista, bautizado tan correctamente, nos esperaba entero para ser recorrido por nuestros cuerpos que ya habían dormido lo suficiente. Salimos sin desayunar, con el pelo mojado para disminuir el calor y así aprovechar todos los minutos del día.

Caminamos cerro arriba, tus piernas ya estaban más acostumbradas a los cerros. Yo, normalmente caminadora veloz, te seguía sin hablar para contener el aire que en mis pulmones de fumadora social y en actividad física escasea.  Nuestra primera parada fue la plaza de los poetas, nos sacamos fotos chistosas dándole besos a la escultura sentada de la Gabriela Mistral mientras despreciábamos deliberadamente la de Pablo Neruda. Muy poco consecuentes, fuimos después a conocer la casa del poeta.

Nos sentamos en una cuneta y me di cuenta que había un mosaico de Rodrigo Rojas DeNegri y le saqué una foto para enviársela a mi mamá.

-¿Quién es? Me preguntaste.

- Un fotógrafo, que tenía 19 años y que en una marcha durante la dictadura los milicos se llevaron detenido, junto a la Carmen Gloria Quintana. A los dos les rociaron combustible para quemarlos. Ella siguió viva después que los tiraron en un terreno agonizando y los llevaron a Urgencias cuando los encontraron los pobladores, pero él se murió como a los 4 días.

- Pero por qué le mandas la foto a tú mamá?

- Es que lo conoció

Mi mamá me había contado que una vez fue a una exposición de fotografía en la plaza Mulato Gil. La muestra, organizada por la revista APSI- opositora a la dictadura de Pinochet- constaba de diferentes escenas de la época que estaban viviendo.

La más recordada por ella, un retrato del comandante Leigh de las fuerzas aéreas, gritándole a un subalterno. Me describía la cara que tenía como la de un ser monstruoso, deshumanizado por la rabia hasta el punto de la deformidad. El límite donde terminaba el hombre y comenzaba el energúmeno se había disuelto en una mueca sonora, que aún pasado más de veinte años ella no puede olvidar.

Mi madre además me dijo que ese día, cuando conoció a Rodrigo, iban a ir todos juntos a comer parrilladas a un local cercano. Allí hablarían de las fotos que Rodrigo pensaba tomar al día siguiente. Esto fue el día antes de la marcha donde él sería apresado y quemado, por la distancia donde ella vivía, no fue ni a comer ni a la marcha.  Y las fotos de Rodrigo, su afán documentalista, su ojo detrás de la cámara y su visión le fueron arrebatadas el 6 de Julio de 1986, luego de una agonía de cuatro dias en la posta de Quilicura,lugar donde fue abandonado su cuerpo.

La cercanía a una muerte tan horrible de alguien que amo me hace pensar en situaciones de riesgo que he vivido, si bien soy hija de la dictadura, los militares y carabineros no me provocaban el terror que veía en los ojos de mis padres. Al menos no hasta el 2019.

Ese viernes 18 de octubre tenía que ir a la universidad, y después cruzar a tomar el tren para irme a Rancagua. Ese viernes 18 de octubre, me iba a juntar con una amiga para que viajáramos juntas. Ese viernes 18 de octubre, mi amiga vio como un perdigón disparado por carabineros hería a una niña en su pierna, mientras los gases lacrimógenos le nublaban la vista. Ese viernes 18 de octubre nunca llegué a estación central.

El olor doloroso de las lacrimógenas que cada vez parecían ser más tóxicas, el sonido constante de las sirenas y los militares resguardando el toque de queda que nos impusieron, eran el hábitat en el que nos desenvolvimos por meses. En ese viaje a Valparaiso, cuando todavía se protestaba todos los viernes, fuimos a subida Ecuador y nos tuvimos que encerrar en un bar mientras pasaba el guanaco persiguiendo a los capucha. El dueño del bar nos contaba que había sufrido varios destrozos esas semanas y que él creía que faltaba dureza por parte de la policía para poder calmar el estallido. ¿Cuanta más dureza se necesita luego de haber mutilado los ojos de más de 400 personas? ¿Cuanta más dureza se necesita luego de los incontables perdigones que carabineros disparó contra su propio pueblo?

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