La mujer y las perspectivas de su papel en la sociedad colombiana

La mujer y las perspectivas de su papel en la sociedad colombiana

Todavía en la década del 2010, en diversas situaciones sociales colombianas, a la mujer se le ve como un ser de poca utilidad en la sociedad, y se desvaloriza el rol que ésta cumple en la misma, comparándola con el sexo masculino. A pesar de que a lo largo del tiempo se ha conseguido que la mujer se vea como un igual del hombre en muchas formas, aún se encuentran casos en los que ésta se ve como su inferior. Debido a esto se ve forzada a soportar desigualdades económicas, maltrato, irrespeto, entre otras cosas. En el primer párrafo se evidencia una postura en contra de la tesis respaldada por la Constitución Política de Colombia de 1991, los tres párrafos siguientes se encargan de argumentar la tesis apoyándose en autores como Enrique Dussel, Esther Vilar y Gloria Anzaldúa; para al final llegar a una conclusión.

Según el artículo 43 de la Constitución Política de Colombia de 1991 “ La mujer y el hombre tienen iguales derechos y oportunidades. La mujer no podrá ser sometida a ninguna clase de discriminación”. Lo cual quiere decir que, según la ley, tanto el hombre como la mujer deberían recibir el mismo trato, por tanto no se deberían presentar situaciones en las que la mujer se vea discriminada por razones de género. Tanto las campañas, marchas como otras manifestaciones a favor de la igualdad de género han intentado que esta ley se cumpla a cabalidad. Sin embargo, a pesar de esto, aún se presentan dinámicas en donde se evidencia que el sexo femenino se considera inferior al masculino.

Desde un punto de vista histórico, antes de llegar a la redacción de la Constitución actual, la mujer era devaluada, pues durante el proceso de occidentalización se le conocía al género masculino como aquel que elaboraba las tareas importantes y a la mujer como un producto o un bien (Dussel, 2008, pg 49). El hombre realizaba la gran mayoría de trabajos, a excepción de dar a luz y cuidar los niños; por tanto éste estaba en su total capacidad para escoger la mujer que quería, pues ellas, al ser consideradas mercancía, no tenían voz ni voto a la hora de planificar su futuro. La belleza de la mujer era relevante, pues esto aumentaba su valor mercantil y era la forma que éstas tenían de cazarse con un español, lo cual les garantizaba una vida más acomodada.

Desde otra perspectiva, se toma a la mujer como aquella que domina al hombre, pero que no es capaz de valerse por sí misma. Esther Vilar la muestra como un ser humano con poca capacidad cerebral, cuya única función es satisfacer al hombre y obligarlo a trabajar para ella. La mujer adquiere su valor por su belleza y el hombre por el dinero que gana (1975). No solo se presenta a la mujer como el sexo débil, pues se dice que esta es incapaz de llevar a cabo ciertas labores que el hombre hace, pero también como un ser que no posee la capacidad de pensar, pues según Esther Vilar, la función de la mujer es dominar al hombre y hacerlo cumplir con todas las funciones que no estén relacionadas con el manteniento del hogar o de la familia. Además, insinúa que la mujer, a pesar de tener la oportunidad de aprender, y ganar el conocimiento que supuestamente el hombre ya tiene, no lo haría porque ella acostumbrada a que el varón sea quien cumpla esta función.

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