La ola que nos condena

LA OLA QUE NOS CONDENA

Alvin Toffler, en su gran y reconocido libro (La tercera ola), nos ofrece un modelo evolutivo o de cambios que se presentan durante la historia caracterizados por tres etapas con una visión altamente económica y social que como objetivo final, mostrar cómo la globalización, los avances tecnológicos y el desarrollo de las telecomunicaciones juntos con otros factores generan cambios trascendentales en las formas de producción y liderazgo de distintas economías, en otras palabras; representa la historia de la humanidad en tres olas.

La primera ola está conformada por aquellos momentos en el que las sociedades superan la producción proveniente de la caza y la pesca, dando un paso importante hacia la llegada de la agricultura, donde surgen estructuras de comercio y la formación de las primeras aldeas. Además de esto, nace el concepto de trabajo y se empieza a transformar el medio que nos rodea.

Luego aparece la segunda ola, a mediados del siglo XIX con la llegada de la revolución industrial la cual trae consigo una nueva forma de producir bienes (se crea la máquina, reemplazando el esfuerzo humano), el nacimiento de la producción en masa, se explotan los recursos naturales y la manifestación del consumidor y productor. En el sentido actual existe y lo veremos al final del texto.

Finalmente tenemos la ola más importante, la que nos indica que las economías pertenecientes a ella tienen éxito. Recibe el nombre de era espacial, era de la información, aldea global, era electrónica, era tecnetronica, et. Sin embargo ninguno de estos nombres es adecuado para referirse a ella debido a que cada uno de ellos se centra en un solo factor. Las economías de esta ola se caracterizan por tener un alto componente de comunicación, conocimiento, avance centrado en las tecnologías y personalización de los bienes finales.

Lamentablemente –puedo decir-, este análisis tiene un sesgo demasiado grande ya que en este análisis o modelo histórico en la construcción económica del mundo, no se ve incluido casi ningún país perteneciente al hemisferio sur. Y es que no podemos afirmar que los países latinoamericanos o africanos (por ejemplo) han pasado o han estado presentes en estas tres olas o en el choque de todas. Entonces, ¿qué situaciones podemos encontrar en estos países?

Muy simple la respuesta, basta ver cuáles son las economías dominantes en estos países e inferir inmediatamente a que ola se pertenece y el porqué del intento vano de escapar de ella, me explico: en países como Colombia, México, Indonesia o Birmania (algunos pocos de todas las decenas de ellos que presentan una situación similar) presentan economías de alta facultad o desarrollo en producción de determinados productos que siempre se han producido en masa, son sitios donde llegan empresas a pedir mano de obra barata, y se dedican al a compra de bienes cualificados o de alto nivel de desarrollo intelectual para complementar su mano de obra. Son sectores pertenecientes a la primera y la segunda ola, que tienen la particularidad de amarrar ciertas producciones y en un sentido estricto, no dejarlas avanzar hacia la culminación que sería la tercera ola. Esta última está determinada por diversos factores como la incursión en data y comunicación que en los países nombrados anteriormente escasea por estar subordinados a la producción que siempre han tenido y les genera ingresos “decentes”.

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