La papa, porque debería ser un bien común, ¿o no lo es?

La papa, porque debería ser un bien común, ¿o no lo es?

Son dos los determinantes para definir la naturaleza de un bien: excluibilidad y rivalidad. Si bien Ostrom planteo estos términos para analizar los tipos de bienes, nosotros los usaremos para analizar a la papa también como un producto, pero con un significado distinto y desde el enfoque del agricultor; así que planteamos esto y tomamos ambas visiones. Esas dos visiones, papa como bien y papa como producto son las representaciones de unidad de recurso y Sistema de recurso. Es esta ultima la que criticaremos más adelante.

Los términos prestados de Ostrom, siendo el primero la rivalidad, la conceptualizamos como la competitividad por el mercado, si A vende a X, B ya no lo hará; y a la excluibilidad como la capacidad para ingresar o no a ese mercado. De este modo es que resolvimos lo siguiente.

La papa como bien público presenta una rivalidad baja y una excluibilidad también baja, esto si nos referimos a una escala nacional. Rivalidad baja porque es posible obtener el recurso en distintas zonas territoriales debido sus capacidades adaptativas a distintos climas y suelos, y una excluibilidad también baja debido a que las barreras que plantean las instituciones son bajas, los agricultores pueden organizarse entre ellos con el fin de lograr mayores beneficios, aunque también hay otros que limitan su cadena de producción a dentro de la familia.

Y en termino globales se puede asumir a la papa como bien común debido a una rivalidad alta y excluibilidad baja. La rivalidad alta estará determinada debido a que países desarrollados aumentaron la producción de papa procesada, esto se visualiza en nuestro país con grandes dimensiones en importación, donde Holanda, Bélgica, Estados Unidos y Canadá son los países con mayor exportación hacia nuestro país; la excluibilidad baja se debe a que este recurso tiene facilidad para ingresar en los países, el ingreso de este recurso a nuestro país ha creado problemas sociales causados por la disminución de la papa peruana en el mercado y el aumento de la papa procesada.

En la actualidad, el proceso de globalización ha generado un contexto de creciente competitividad en la comercialización de alimentos, en el cual sólo se mantendrán los canales de mercadeo que aseguren a los consumidores calidad y seguridad sanitaria, reduciendo plazos de entrega y costos. Para los productores implica mayores esfuerzos para lograr los estándares exigidos. En el Perú, el sistema de abastecimiento de los supermercados es un ejemplo de la introducción por parte de la demanda de estándares de calidad, registrando una tendencia creciente la participación de estos agentes en el segmento minorista.

Debemos ahora centrarnos en el verdadero asunto; el mercado de papa como sistema de recurso, analizada según Ostrom entraría en la categoría de bien público puro. Presenta una rivalidad baja,  la cantidad del recurso en el mercado se encuentra bastante disponible y aun precio relativamente bajo; la exclusión de bien es difícil, para obtenerlo basta con ir a un mercado y realizar la transacción, en nuestro país el MINAGRI registró que el rendimiento de este bien en el año 2010 fue de 13.2 toneladas por hectárea, llegando a obtener una producción de 3, 814 miles de toneladas con alrededor de 290 mil hectáreas dedicadas a este cultivo, desgraciadamente la cantidad de papa importada es mucho mayor que la que producimos, según la SUNAT, el 2015 se importó 27 mil toneladas y el 2017 la cifra creció a casi 32 mil toneladas. Mientras tanto, el país aumentó su producción a 4,5 millones en el 2016, convirtiéndose en la primera productora de Latinoamérica y la decimocuarta a nivel mundial, según el Ministerio de Agricultura y Riego.

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