La violencia de género contra la mujer

En los últimos tiempos, la violencia de género se ha acentuado de forma permanente en la sociedad y aunque el problema es tratado desde los sectores salud y justicia penal, la realidad es que este problema tiene una mayor extensión, llegando a perjudicar a muchas mujeres en diferentes ámbitos de la vida y en contextos como el hogar, lugares de trabajo u otros espacios públicos.

Erradicar esta problemática no solo involucra la responsabilidad del Estado sino también de la población y más que reparar daños, la solución debe enfocarse en la prevención de la violencia, que implica una convivencia más solidaria y fortalecimiento de la educación basada en el respeto y la equidad.

Según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) la violencia de género es cualquier acción o conducta que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a una persona, en base a las diferencias que la sociedad asigna a hombres y mujeres [1].Esto es, en su mayoría hacia mujeres (sin obviar la violencia hacia varones o de orientación sexual) ya que desde tiempos antiguos se ha formado la idea de una superioridad de lo masculino sobre lo femenino generando una especie de sometimiento hacia la mujer, que impide su capacidad de gozar de derechos y libertades en igualdad

Así, la violencia de género puede tener múltiples manifestaciones que van desde agresiones, insultos, acosos, discriminación, entre otros, que hacen del problema aún más complejo y por ende la necesidad de tratarlo desde un enfoque que pueda interrelacionar las diferentes formas en que se presenta. Al respecto, la perspectiva de Johan Galtung nos sugiere ver a la violencia como un iceberg, donde la parte visible se justifica sobre otras formas de conflicto relacionados con la sociedad y la ideología, lo que permite al autor distinguir tres formas de violencia: directa, estructural y cultural [2].

La violencia directa es aquella que es visible y se concreta en comportamientos agresivos producidos por un actor intencionado hacia otro individuo de manera física o psicológica [3]. En el caso de las mujeres, la violencia directa es notoria en actos como el acoso, los insultos, el maltrato físico o sexual e incluso llegando a casos extremos como son los feminicidios. Las cifras son alarmantes año tras año, y más aún a partir del aislamiento que se ha vivido desde marzo del 2020 donde las denuncias por agresiones, lesiones graves o violaciones superaron los 500 mil casos y en lo que va del año se registraron más de 70 incidentes con características de feminicidio [4], esto debido a que muchas mujeres se encuentran en situaciones vulnerables donde conviven con sus agresores.

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