La violencia y lo sagrado.

Katherine Cruz Rivera                                                                                    16 de febrero de 2017

CISO 3121-005

LA VIOLENCIA Y LO SAGRADO

        En esta obra Girard nos argumenta sobre dos ideas principales; el deseo mimético y la religión.  Girard explica lo del concepto del deseo mimético y dice que no es una descripción ni una reevaluación, sino, que trata más bien de lo que el hombre ve, desea y quiere imitar.  Las obras literarias muestran relaciones miméticas, ya que se encuentran cargadas de interacción, es decir, que posibilitan lo trágico y lo cómico.  Para el autor, el deseo mimético de los seres humanos es seguir el ejemplo de los demás.  Girard se refiere a que como personas adquirimos nuestros deseos dejándonos llevar por el otro.  Por ejemplo, X o Y persona se compra un vehículo y al poco tiempo el vecino se compra un vehículo igual o mejor.  En cierto punto, no solo es el deseo mimético que hace querer ser mejor o igual que los demás, sino, la envidia, la rivalidad y los conflictos entre los individuos.  Como dice Girard, “Los hombres se influencian unos a otros, y, cuando están juntos tienen tendencias a desear las mismas cosas, no sobre todo en razón de su escasez, sino porque, contrariamente a los que piensan muchos filósofos, la imitación comporta también los deseos. El hombre busca hacerse un ser que está esencialmente fundado sobre el deseo de su semejante”.  

Girard expande su investigación hacia la religión.  Este deseo de querer imitar a los demás se encuentran en los rituales, en los mitos y en las actividades socioculturales. Es por esto, que el autor hace referencia al mecanismo de la víctima, ya que lo genera las instituciones religiosas y culturales.  El autor dice, “La reutilización del asesinato es la primera y más fundamental de las instituciones, la madre de todas las demás, el momento decisivo en la invención de la cultura humana”.  Es decir, la religión es la principal razón de la violencia.  Las personas que lo practican cuando son acusados por seguir el cristianismo o cualquier creencia o religión, luchan por la paz justificándose cuando utilizan la fuerza.  Para Girard, la religión surgió de manera espontánea como la sacralización de la violencia.  

        En conclusión, los seres humanos siempre están pendiente a lo ajeno.  Es decir, lo que los otros tienen, ellos lo quieren, pero en una versión mejorada.  Nuestros deseos son conducentes por los deseos de los demás.  Hoy en día, esta ideología se ve más a menudo, ya sea en la casa, en el trabajo, en la universidad, entre otros.  Las personas ya no desean lo que los demás quieren, sino, que es algo más allá que un deseo.  Es decir, ahora se envidia lo que no se tiene.  Buscan llenar ese vacío, comparando sus pertenencias con la de otros.  Es como una rivalidad de quien es mejor, quien gana más o simplemente por aparentar algo que no son.  Esto se ha convertido en una competencia cultural.  Por otro lado, la religión siempre tendrá dos caras.  Me refiero a que siempre se luchara para defender la religión cueste lo que cueste.  No importa las medidas que se tomen, siempre y cuando se defienda la misma.  Por último, siempre se sacrificara lo que sea por la religión, ya que cada ser humano tienen creencias individuales y harán lo que sea para que estas sean respetadas.

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